Introducción:
ver el primer post en este Blog, con fecha 18/04/2019
EL GRAN ELEFANTE
Lejos, muy lejos en un
arenoso desierto había un pequeño oasis de palmeras y flores. Y en este oasis
como un solitario ermitaño vivía un elefante, un hermoso elefante. Comía los
frutos de los árboles y bebía de un pequeño riachuelo que corría entre las
rocas. Era feliz bailando entre los plataneros, viendo pasar el día y la noche
sobre el desierto.
Pero un día, mientras
bailaba llegaron a sus oídos unas extrañas voces desde la distancia.
¿De quiénes son estas voces?
se dijo a sí mismo. ¿No son acaso esas voces de hombres, de hombres infelices?
Quienes son estos hombres y por qué cruzan el desierto? Seguramente están
perdidos, o quizás sufren alguna pena terrible.
Tales eran los pensamientos
del hermoso elefante mientras caminaba en dirección a las voces. Caminó un
trecho sobre la arena ardiente cuando se encontró con una gran multitud de
hombres todos amontonados a las puertas de la muerte y ante esta penosa visión, por primera vez su
vida feliz se llenó de lágrimas.
Oh viajeros, les dijo con
tierna voz, ¿de dónde venís y a dónde vais? ¿Os habéis perdido en el desierto?
Decidme si os puedo ayudar de algún modo.
Tan felices se sintieron
aquellos hombres al escuchar estas amistosas palabras, que cayeron de rodillas
ante él.
Hermoso ser, le dijeron,
hemos sido conducidos desde nuestro país por nuestro rey y hemos vagado por el
desierto durante muchos días. No hemos encontrado ni una gota de agua para
beber, ni tampoco comida para darnos fuerza.
¿Cuantos sois?, preguntó el elefante. Éramos un millar, contestaron, pero
muchos han perecido por el camino.
El elefante los miró. Uno
lloraba pidiendo agua, otro pedía comida. Estáis débiles viajeros, les dijo, y
la próxima ciudad está demasiado lejos para que podáis alcanzarla sin agua ni
comida. Por lo que caminad hacia la colina que se encuentra detrás de vosotros.
A sus pies encontrareis el cuerpo de un gran elefante el cual os proveerá de
comida, y cerca de allí corre sobre la ardiente arena una corriente de agua
dulce.
Cuando hubo dicho esto,
corrió sobre la abrasadora arena y desapareció tal como había venido.
¿Dónde ha ido el gran
elefante y por qué corrió a tal veloz ritmo?
Fue directo a la colina, a la misma colina que había indicado a los
hombres, pero tomó otro camino para que no pudieran verle ir allí. Subió a su
cima y entonces desde lo más alto con un poderoso salto su hermoso cuerpo se
estrelló contra el suelo.
Cuando los hombres llegaron
al lugar indicado, contemplaron la gigantesca forma y un gran temor se apoderó
de ellos. ¿No es este nuestro querido
elefante? exclamó uno de ellos. Esta cara es la misma cara, los ojos, aunque
cerrados, son los mismos ojos, dijo otro. Y todos se sentaron en la arena
llorando amargamente.
Finalmente, uno entre ellos
habló: compañeros, dijo, no podemos comernos este elefante que ha dado la vida
por nosotros. No amigos, dijo otro, si no nos comemos este elefante, su
sacrificio habrá sido en vano, y moriremos antes de llegar a la ciudad. Por lo
tanto no seremos ayudados, ni se cumplirá el deseo del elefante. Los hombres no
volvieron hablar, sino que inclinando sus cabezas en la ardiente arena,
comieron la carne con lágrimas en sus ojos. Y eso los hizo fuertes, muy
fuertes, así que ellos pudieron llegar a la ciudad donde terminaron sus
problemas. Nunca olvidaron al gran elefante y vivieron felices para siempre.
Ya
sabéis, os puedo ir mandando estos cuentos de Noor Inavat Khan en PDF, escribir a deeeli@gmail.com
Enlace al libro de Noor: https://babel.hathitrust.org/cgi/pt?id=inu.39000000078449;view=1up;seq=21
Finalmente
aprovecho por si alguien quiere lo publicado, anteriormente, por Deéelij en
este Blog sólo ha de decirlo en el mail antes indicado
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