(Nota previa: En el texto que sigue se entiende por "coche" nuestro yo físico, emocional y mental y la personalidad a todo ello asociada. Y por Conductor, el ser que verdaderamente somos y encarna en el coche para vivenciar la experiencia humana).
Buenos días, Conductor. Con
estos fríos del invierno sevillano, hoy me niego a arrancar y antes de que
utilices otros medios más expeditivos –ya sea el empujón o el más actual
biberón mediante arrancador- pues bien, necesito decirte algo que me ronda por
el carburador desde hace algún tiempo.
Ya sé que ahora te has dado
cuenta de que tú eres el Conductor, que te has despertado, pero hasta aquí
llegaste porque otros y “yo” –en pequeñito- te trajimos, y está bien que te
hayas despertado y que aproveches “mis experiencias”. Pero que conste que primero las has de vivir
en mi, después, “nuestra alma” ha de conformarla y depurarla a tu frecuencia
para ti, y al final; ya lo sé, ya; serás tú el que decidas si la asimilas o la
envías al triturador de basuras.
En un principio te fuiste
adaptando hasta que llegaste a ser lo que eres, una chispa integral del UNO;
después al darte cuenta que “no podías vivir la fiesta” tal como eres, te
buscaste un amigo que te introdujera en el ambiente, que acoplado a tu
sutilísima frecuencia pudiera vibrar también en la mía y servir de puente. Vamos, que para completar el kit, te buscaste
un colega que te “introdujera en el ambiente”, que acoplado a tu frecuencia
pudiera vibrar también la mía y servir de puente o más bien, “interfase” entre
ambos.
Si seré el último o no,
poco importa, lo que si reconozco es que a partir de ahora las cosas no
volverán a ser como han sido.
El acelerado descenso a la
materia ha terminado, hemos tocado fondo, has despertado, y a partir de aquí, y
es mucho más duro, se te presenta una elevada, abrupta, pedregosa y empinada
cuesta para la cual entiendo que tengas que cambiar de coche, que se adapte
mejor al nuevo terreno, que te pueda dar la garantía de un ascenso que un
vehículo hecho para llanear no te la puede ofrecer, esta etapa se ha
cumplido. Te llevas en ella los apegos
y las durezas cárnicas que nos han crecido a lo largo de este tramo del
sendero, el alma interfásica ya se encargará de presentártela, espero te sean
aprovechable, ese ha sido mi cometido.
Para mí y para aquellos que
me prosigan; un ruego, trátalos en su justa frecuencia. Que el Amor que irradia del UNO también les
llegue, amortiguado pero pleno, porque su buen hacer repercute en hacerte el
ascenso (evolución) más fácil y seguro.
Una vez que has llegado al
punto crítico inferior en la involución de tu ciclo vital, al levantar la vista
y vislumbrar el abrupto y pedregoso sendero que te queda por recorrer, no
desmayes, ya que iluminado por la majestuosa y purísima vibración del Altísimo,
te crecen las alas de la intuición y el discernimiento que impulsadas por un
regenerado Fohat te facilitan y ayudan en tu evolución, dejas lastre de
materialidad a cada tramo ascendido, ganas en sutilidad y la Unidad se te hace
más patente por momentos.
No dudes que llegarás a la
meta del objetivo propuesto y el Plan Divino se colmará en ti para que puedas ayudar
a hacerlo realidad también en todos tus semejantes.
Dicho esto, arranco y quedo
a tu disposición para lo que se requiera de tu humilde vehículo.
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Autor: Pedro Catañeda (pccarmet@gmail.com)
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Las Enseñanzas Teosóficas se publican en este blog cada domingo, desde el
19 de febrero de 2017
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