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El blog El Cielo en la Tierra publica todos los lunes, desde el 3 de septiembre de 2018, una entrada relacionada con el Proyecto de investigación Consciencia y Sociedad Distópica. Por medio de la web del Proyecto se puede tener información detallada sobre sus objetivos y contenidos y cómo colaborar con él:
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El título completo de esta entrevista es “La educación que
tenemos roba a los jóvenes la consciencia, el tiempo y la vida”, son palabras
del psiquiatra Claudio Naranjo en una entrevista realizada por Alberto D.
Fraile Oliver.
Naranjo afirma que “o cambiamos la educación o este mundo se va a
pique”. El entrevistador comenta que “cuando se escucha a este psiquiatra
chileno de 75 años da la sensación de estar frente al Jean-Jacques Rousseau de
nuestro tiempo”.
Cuenta que estaba bastante dormido hasta que en los años 60 se
fue a vivir a EE.UU., fue discípulo de Fritz Perls, uno de los grandes
terapeutas del siglo XX y formó parte del equipo del Instituto Esalen en
California. Allí tuvo grandes experiencias en el mundo terapéutico y en el
mundo espiritual. Contactó con el sufismo y se convirtió en uno de los
introductores del Eneagrama en
occidente. También bebió del budismo tibetano y el zen.
Claudio Naranjo ha dedicado su vida a la investigación y a la
docencia en Universidades como Harvard y Berkeley. Ha fundado el programa SAT,
una integración de la terapia Gestalt, el Eneagrama y la Meditación para
enriquecer la formación de profesores. En este momento está lanzando un aviso
muy contundente: “O cambiamos la educación o este mundo se va a pique”.
Aquí la entrevista:
Dices que para cambiar el mundo hay que cambiar la educación ¿cuál es la problemática de la educación y cuál es tu propuesta?
La problemática en la educación no es de ninguna manera la que a
los educadores les parece que es. Creen que los estudiantes ya no quieren lo
que se les ofrece. A la gente se le quiere forzar a una educación irrelevante y
se defiende con trastornos de la atención, con desmotivación. Yo pienso que la
educación no está al servicio de la evolución humana sino de la producción o
más bien de la socialización. Esta educación sirve para domesticar a la gente
de generación en generación para que sigan siendo unos corderitos manipulables
por los medios de comunicación. Esto es socialmente un gran daño. Se quiere
usar la educación como una manera de meter en la cabeza de la gente una manera
de ver las cosas que le conviene al sistema, a la burocracia. Nuestra mayor
necesidad es la de una educación para evolucionar, para que la gente sea lo que
podría ser .La crisis de la educación no es una crisis más entre las muchas
crisis que tenemos, sino que la educación está en el centro del problema. El
mundo está en una crisis profunda porque no tenemos una educación para la conciencia.
Tenemos una educación que en cierto modo le está robando a la gente su
conciencia, su tiempo y su vida. El modelo de desarrollo económico de hoy ha
eclipsado el desarrollo de la persona.
¿Cómo sería una educación para que seamos seres completos?
La educación enseña a la gente a pasar exámenes, no a pensar por si
misma. En un examen no se mide la comprensión, se mide la capacidad de repetir.
¡Es ridículo, se pierde una cantidad tan grande de energía! En lugar de una
educación para la información, se necesitaría una educación que se ocupe del
aspecto emocional y una educación de la mente profunda. A mi me parece que
estamos presos entre una alternativa idiota, que es la educación laica y una
educación autoritaria que es la educación religiosa tradicional. Está bien
separar Estado e Iglesia pero, por ejemplo en España, han echado por la borda
el espíritu como si religión y espíritu fueran la misma cosa. Necesitamos que
la educación atienda también a la mente profunda.
¿Cuándo hablas de espiritualidad y de mente profunda a qué te refieres exactamente?
Tiene que ver con la conciencia misma. Tiene que ver con aquella
parte de la mente de la que depende el sentido de la vida. Se está educando a
la gente sin ese sentido. Tampoco es la educación de valores porque la
educación de valores es demasiado retórica e intelectual. Los valores deberían
ser cultivados a través de un proceso de transformación de la persona y esta
transformación está muy lejos de la educación actual.
La educación también tiene que incluir un aspecto terapéutico.
Desarrollarse como persona no se puede separar del crecimiento emocional. Los
jóvenes están muy dañados afectiva y emocionalmente por el hecho de que el
mercado laboral se traga a los padres y ya no tienen disponibilidad para los hijos.
Hay mucha carencia amorosa y muchos desequilibrios en los niños. No puede
aprender intelectualmente una persona que está dañada emocionalmente.
Lo terapéutico tiene mucho que ver con devolverle a la persona la
libertad, la espontaneidad y la capacidad de conocer sus propios deseos. El
mundo civilizado es un mundo domesticado y la enseñanza y la crianza son
instrumentos de esa domesticación. Tenemos una civilización enferma, los
artistas se dieron cuenta hace mucho tiempo y ahora cada vez más los pensadores.
A la educación parece solo interesarle desarrollar la parte racional de la gente ¿Qué otras cosas podrían desarrollarse?
Yo pongo énfasis en que somos seres con tres cerebros: tenemos
cabeza (cerebro intelectual), corazón (cerebro emocional) y tripas (cerebro
visceral o instintivo). La civilización está íntimamente ligada por la toma de
poder por el cerebro racional. Con el momento en que los hombres predominaron
en el dominio político, unos 6000 años atrás, se instaura esto que llamamos
civilización. Y no es solamente el dominio masculino ni el dominio de la razón
sino también de la razón instrumental y práctica, que se asocia con la
tecnología; es este predominio de la razón instrumental sobre el afecto y sobre
la sabiduría instintiva lo que nos tiene tan empobrecidos. La plenitud la puede
vivir sólo una persona que tiene sus tres cerebros en orden y coordinados.
Desde mi punto de vista necesitamos una educación para seres tri-cerebrados.
Una educación que se podría llamar holística o integral. Si vamos a educar a
toda la persona, hemos de tener en cuenta que la persona no es solo razón. Al
sistema le conviene que uno no esté tanto en contacto consigo mismo ni que
piense por sí mismo. Por mucho que se levante la bandera de la democracia, se
le tiene mucho miedo a que la gente tenga voz y tenga conciencia. La clase
política no está dispuesta a apostar por la educación.
La educación nos sumerge en un mar de conceptos que nos separan de la realidad y nos aprisiona en nuestra propia mente ¿Cómo se puede salir de esa prisión?
Es una gran pregunta y es una pregunta necesaria en el mundo
educacional. La idea de que lo conceptual sea una prisión requiere una cierta
experiencia de que la vida es más que eso. Para uno que ya tiene el interés en
salir de la prisión de lo intelectual, es muy importante la disciplina de
detener la mente, la disciplina del silencio, como se practica en todas las
tradiciones espirituales: cristianismo, budismo, yoga, chamanismo… Parar los diálogos internos en todas las
tradiciones de desarrollo humano ha sido visto como algo muy importante. La
persona necesita alimentarse de otra cosa que conceptos. La educación quiere
encerrar a la persona en un lugar donde se la somete a una educación conceptual
forzada, como si no hubiera otra cosa en la vida. Es muy importante, por
ejemplo, la belleza. La capacidad de reverencia, de asombro, de veneración, de
devoción. No tiene que ver necesariamente con una religión o con un sistema de
creencias. Es una parte importante de la vida interior que se está perdiendo de
la misma manera en que se están perdiendo los espacios bellos de la superficie
de la Tierra, a medida que se construye y se urbaniza.
Precisamente quería preguntarte tu opinión sobre la crisis ecológica que vivimos
Es una crisis muy evidente, es la amenaza más tangible de todas. Se
puede prever fácilmente que con el calentamiento de la Tierra, con el
envenenamiento de los océanos y otros desastres que están pasando, no vamos a
poder sobrevivir tantas personas como las que somos ahora. Estamos viviendo
gracias al petróleo y consumimos más recursos de los que la tierra produce. Es
una cuenta atrás. Cuando se nos acabe el combustible será un desastre para el
mundo tecnológico que tenemos. La gente a la que llamamos más primitiva como
los indígenas tienen una forma de tratar a la naturaleza que no viene del
sentido utilitario. En la ecología como en la economía y otras cosas, hemos
querido prescindir de la conciencia y funcionar sólo con argumentos racionales
y eso nos está llevando al desastre. La crisis ecológica sólo puede pararse con
un cambio de corazón, verdadera transformación, que sólo la puede dar un
proceso educativo. Por eso no tengo mucha fe ni en las terapias ni en las
religiones. Solo una educación holística podría prevenir el deterioro de la
mente y del planeta.
¿Podríamos decir que has encontrado un equilibrio en tu vida a esas alturas?
Yo diría que cada vez más, aunque no he terminado el viaje. Soy una
persona que tiene mucha satisfacción, la satisfacción de estar ayudando al mundo
en el que estoy. Vivo feliz, si se puede ser feliz en esa situación trágica en
la que estamos todos.
Desde tu experiencia, tu trayectoria y tu madurez, ¿cómo procesas el hecho de la muerte?
En todas las tradiciones espirituales se aconseja vivir con la
muerte al lado. Hay que hacerse a esa evidencia de que somos mortales y creo
que el que toma la muerte en serio no será tan vano. No tienes tanto miedo a
cosas pequeñas cuando hay una cosa grande de la cual preocuparte más. Yo creo
que la muerte sólo puede superarla uno que en cierto modo muere antes de morir.
Uno tiene que morir a la parte mortal, a la parte intrascendente. Los que
tienen suficiente tiempo y vocación y que llegan suficientemente lejos en este
viaje interior se encuentran tarde o temprano con su verdadero ser. Y ese ser
interior o ese ser lo que uno es, es algo que no tiene tiempo y que le da a una
persona una cierta paz o un sentido de invulnerabilidad. Estamos muy absortos
en nuestra vida cotidiana, en nuestros pensamientos de alegría, tristeza,
etcétera. No estamos en nosotros, no estamos atentos a quien somos. Para eso
necesitamos estar muy en sintonía a nuestra experiencia del momento. Esta es la
condición humana, estamos viviendo hacia el pasado y el futuro, el aspecto
horizontal de nuestra vida. Pero poco atentos a la dimensión vertical de
nuestra vida, el aspecto más alto y más profundo, eso es el espíritu y es
nuestro ser y la llave para acceder es el aquí y ahora.
A veces vamos en busca del ser y a veces nos confundimos en la búsqueda
de otras cosas menos importantes como la gloria.
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Entrevista a: Claudio
Naranjo
Entrevistado por: Alberto D.
Fraile Oliver
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