Y
reuniéndolos a todos, los llevó hasta la montaña, y sentándose allí con ellos,
así les hablaba:
—Dichosos
seréis llamados en el cielo, cuando vuestro paso por la escuela de este mundo
sea para hacer el bien y sembrar el amor durante los días de vuestras
existencias.
»Dichosos
seréis llamados en la Tierra, si todos vuestros días y vuestras noches son para
servir sin pedir nada a cambio.
»Dichosos
seréis cuando conscientemente os desatéis de todo deseo, porque nada ni nadie
podrá ataros al mundo.
»Dichosos
seréis si hacéis de vuestras vidas un equilibrio perfecto con la naturaleza y
con todos los seres que la forman, porque habéis dicho de los pueblos que
sacrificaban animales que eran salvajes e incultos; mas yo os digo: igual de
incultos y salvajes sois vosotros, que aún sacrificáis flores y pensáis que con
su ofrenda halagáis al cielo. Es verdad que las generaciones que vengan detrás
de esta os tendrán por seres primitivos y sin sensibilidad.
»Dichosos
seréis cuando, en la oscuridad de esta noche de ignorancia que vive el mundo,
avivéis vuestra llama y con ella calentéis de conocimiento los corazones de
vuestros hermanos, porque igual harán de vosotros desde el más allá, y nunca
estaréis ciegos ni a oscuras.
»Dichosos seréis llamados por los
hijos de vuestros hijos, cuando en vez de legarles tesoros de oro y plata o
perlas y diamantes, les leguéis la honestidad, el desapego y la prudencia. Y
esto lo hagáis con vivos ejemplos en vosotros mismos.
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Autor: Cayetano Arroyo
Fuente: Diálogos con Abul Beka (Editorial Sirio)
Nota: En homenaje a la memoria de Cayetano Arroyo y Vicente Pérez Moreno,
un texto extraído de los Diálogos de Abul Beka se publica en este
blog todos los
miércoles desde el 4 de octubre de
2017.
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