Entremos a degüello. Lo que destrozará
continuadamente tu ser en evolución no es otra cosa que las expectativas. Este
es el único traidor al que has de tener súper estrictamente custodiado y
vigilado.
Crearse
expectativas es caer en el tiempo lineal. Es crearse mental y artificialmente un posible o no posible
futuro, es decir, algo que ni existe ni existirá, pues lo único real es el aquí-ahora, el momento presente, la vida misma. Y las expectativas siempre se basan en un comparativo con lo que fue o no
en el pasado, que tampoco existe (existió cuando fue preente) y conducen, inexorablemente, a la frustración, tanto si se dan o
no las expectativas.
No
se dice con esto que todo no sea posible, al contrario, ya sabemos que en una
nueva espiritualidad todo es posible. Todo lo es si lo creas en presente. Si tu
compromiso es con el instante que transitas, o si quieres ampliar, con el día
que vives, has de estar centrado en eso que Eres en ese momento en lo que sea
que se esté desarrollando, y por tanto, viviendo. Es esta la forma exclusiva de
crear sin expectativas, sin futuribles posibles o no basados en la
esperanza.
Cuando
creas expectativas, lo que creas son expectativas y eso resultaran ser:
expectativas. Por tanto, se evidencia que una expectativa no es más que una
ilusión, una estrella fugaz que puede aparecer o no, pero que si lo hace dura
un instante, sin plasmar una realidad sólida y palpable.
Siempre
que hay una expectativa hay un engaño en sí. Si tienes la expectativa de que
te besen, puede ser que lo hagan y no sea como esperabas que fuese o puede ser
que no te besen; y, en cualquier caso, habrás estado trabajando con un futurible
no predecible ni tangible que termina frustrándote, aunque termina justo cuando
empezó, cuando se configuró en expectativas. En cambio, si no vas con expectativas
de que te besen, puede que lo hagan y sea todo una fiesta; y puede que no te
bese y no te frustrarás, pues no esperabas el beso que no llegó.
Sólo
puedes crear si generas una posibilidad real en el presente
actual en el que vives. Si tienes la posibilidad de dar un paso tras otro en un
paseo, sea el ejemplo, la expectativa no es tal, sino algo real. Y estarás creando un nuevo momento presente de un paseo gozoso a través de cada paso que das en el instante de darlo.
Si
esperas que los demás cambien, sea otro símil, vas a estar esperando una
eternidad en frustración con tu expectativa a cuesta. Indudablemente, no puedes
esperar que lo externo sea expectante si no ERES expectante en lo que ERES en
presente continuado.
Así,
pues, cuanto menos esperes expectativamente hablando, más gozarás con lo que
vaya sucediendo que no esperabas en expectación. De lo cual se deduce que las expectativas son inversamente proporcional al gozo: cuanto más esperes, menos gozas; cuanto más goces, menos esperas.
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Autor: Deéelij
Fuente: De su libro Alas sin plumas (Ediciones Ende,
2016):
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