Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2023-2024

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18/9/09

La Nube del No-Saber: Orientación Particular (XXXIV)

La Nube del No-Saber y El Libro de la Orientación Particular son obras escritas en inglés por un autor anónimo del siglo XIV. A medida que las leo y medito, escribo y cuelgo en el Blog estas Variaciones sobre las mismas, respetando sus respectivas estructuras, lo que supone un total de 99 breves capítulos (fecha de publicación del primero: 20/07/09)
Si me preguntas ahora cómo se ha de proceder para realizar la obra contemplativa de amor, debo admitir con toda honradez que no lo sé. Y no te ha de extrañar, pues es una actividad divina; no es propia del intelecto ni de la voluntad, sino del Yo Verdadero de cada uno. Nadie, ningún ego o pequeño yo, puede merecerla, ni proponerla, ni instaurarla. Ni siquiera puede ocurrírsele. Aunque creo también que, con frecuencia, el deseo de la actividad contemplativa se despierta interiormente en personas que han marchado precisamente por la senda marcada por el ego y sus anhelos materiales.
Sin embargo, la gracia de la contemplación no se realiza en quien no tenga aptitud para ella. Y quien no posea la capacidad para recibir la gracia, no la alcanzará tampoco a través de sus propios esfuerzos. Esta gracia es un don divino y no se da a la inocencia ni es negada al que ha estado atado al ego.
Advierte que digo negada, no retirada.
Cuida con el error aquí, te lo suplico. Recuerda que cuanto más cerca está el ser humano de la verdad, más sensible ha de ser al error. La advertencia que hago es correcta, pero si ahora no puedes captarla, déjala hasta que tu Ser profundo ayude a tu intelecto a entenderla. Haz como te digo y no te devanes los sesos.
¡Alerta con el orgullo!. Si fueras realmente humilde comprenderías lo que intento expresar. La obra contemplativa es don divino. Totalmente gratuito. Nadie -ego- puede “merecerlo”. Corresponde a la naturaleza de este don el que, quien lo recibe, reciba igualmente la aptitud correspondiente. Nadie puede tener la aptitud sin el don mismo. La aptitud para esta obra se identifica con la obra misma; son idénticas. Quien experimente la acción de su Yo Verdadero y divinal tiene la aptitud para la contemplación y no otra cosa. Sin ese impulso y acción divina, una persona sería tan insensible a la realidad de la contemplación que sería incapaz de desearla o buscarla. La posees en la medida en que quieres tenerla, ni más ni menos. Pero nunca desees poseerla hasta que aquel que es inefable e incognoscible te mueva a querer lo inefable e incognoscible. No seas curioso por saber más, te lo suplico. Sé constantemente fiel a esta obra hasta que llegue a ser toda tu vida.
Para expresarlo de una manera más simple; deja que la gracia misteriosa proveniente de tu espíritu actué en ti como quiera y síguela donde te lleve. Que ella sea el agente activo y tú -tu mente, tu inteligencia, tu corporeidad- el receptor pasivo. No interfieras con tu intelecto ni tu voluntad; más bien, permítele actuar en ti. Tu parte es la de la madera con respecto al carpintero; o la casa con relación al que la habita. Permanece ciego durante este tiempo desechando todo deseo de conocer, ya que el conocimiento es aquí obstáculo. Conténtate con sentir cómo esta gracia misteriosa se despierta suavemente en la profundidad de tu Yo Verdadero e impregna la totalidad de tu dimensión humana. Olvídate de todo, excepto de Dios; y fija en él tu puro deseo, tu anhelo despojado de todo interés propio.
Si esto de que hablo forma parte de tu experiencia, entonces llénate de confianza porque realmente es tu Ser divino y sólo él quien despierta tu deseo. Él no necesita técnicas ni la asistencia de tu intelecto o voluntad.
Estoy tratando de aclarar con palabras lo que la experiencia enseña más adecuadamente: que las técnicas y métodos son inútiles para despertar el amor contemplativo. Es absurdo venir a esta actividad armado con ellos, pues todos los buenos métodos y medios brotan y dependen de la Fuente divina, mientras que ella no depende de nada.

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