Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2023-2024

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12/9/09

Cambio Climático: no son palabras


No son palabras, sino hechos. El deshielo que sufre el Ártico debido al cambio climático y el calentamiento global ha posibilitado lo que hasta ahora era un imposible: que se convierta en una zona viable para el tráfico marítimo y mercante. Así, si en 2008 se abrió el paso del Noroeste (la ruta por Canadá), este año ha quedado libre de hielo el del Noreste (Siberia).

La noticia acaba del saltar a la luz pública: la armadora alemana Beluga ha utilizado el hasta ahora intransitable paso del Noreste -la ruta que une Asia y Europa a través de Siberia- para llevar en dos de sus buques material para una central de gas que Rusia construye allí. Los cargueros iban escoltados por dos rompehielos, pero la empresa reconoce que su intervención no ha sido prácticamente necesaria. La ruta entre Japón y Hamburgo es un 27% más corta si se hace por el Ártico que por el Canal de Suez -también evita los piratas de Somalia-. Por esto, Beluga asegura que prepara nuevos buques para aprovechar las entre seis y ocho semanas que calcula que el paso será navegable en verano los próximos años.

Que dos cargueros hayan llegado a Novy Port desde Corea es un signo tan colosal como dramático de cómo el cambio climático es una realidad absolutamente palpable.

En los últimos 30 años, desde que los satélites miden cada dos días el hielo ártico, la tendencia es muy clara. Hay menos hielo y es más fino. Hay variaciones naturales y repuntes, pero el descenso sólo se explica con el aumento de las temperaturas. La comunidad científica vincula, cada vez con menos reparos, el calentamiento global con los bruscos cambios observados en el Ártico. Un estudio publicado en la revista Science el pasado 4 de septiembre concluyó que la última década ha sido la más cálida en la zona en 2.000 años.

El Ártico es especialmente sensible al calentamiento. Al ser en la mayor parte agua que se hiela y se funde -no como la Antártida, que tiene tierra bajo el hielo-, una leve subida se nota y genera una espiral negativa. Cuando el hielo se retira deja paso al agua, que a su vez absorbe radiación solar que antes era reflejada por el hielo. Como resultado, el Ártico se calienta más y más.

Los gobiernos, sin embargo, más que por el cambio climático, se preocupan ahora por las consecuencias económicas y estratégicas de los nuevos escenarios geográficos derivados del calentamiento global. No en balde, el deshielo abre paso a los yacimientos de gas y petróleo que esconden las aguas árticas: Y han comenzado las disputas entre las naciones por controlar un territorio hasta ahora sin dueño: todos los países ribereños han reclamado a la ONU su soberanía hasta casi el polo; Rusia ha colocado una bandera en el lecho marino bajo el Polo Norte; y Canadá planea instalar una base militar en pleno paso del Noroeste para que queden claras sus intenciones.

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