La sensibilidad es una cualidad sutil que está latente en todos,
pero activa y despierta en determinados seres humanos.
La capacidad de percibir, no sólo el mundo que nos rodea con mucha
más amplitud, sino también el mundo interior de otras personas, es una virtud
que, bien entendida, facilita la experiencia de vivencias de una calidad de luz
elevada.
Sin embargo, la sensibilidad es una capa de nuestro ser tan sutil
que se arruga con facilidad y si no logramos encontrar la forma de volverla a
alisar, puede convertirse en una barrera que nos impida otra de sus mayores
virtudes: la conexión con nuestra propia dirección interior.
Habitar desde la sensibilidad es un ejercicio consciente que
requiere de un valor especial ya que conlleva vivir de la mano con la
vulnerabilidad.
Esta apertura interior puede emitir una vibración que, para
aquellos que no tienen despierta su sensibilidad, la suelen interpretan como
debilidad y confunden la bondad con la ingenuidad.
Saber identificar en otras personas comportamientos hostiles hacia
nuestra sutilidad por inconsciencia, nos ayuda a activar en nosotros una mirada
más compasiva y menos defensiva facilitando con ella el alisamiento posterior
de las arrugas que estas personas puedan generar en nosotros.
Además, la reafirmación en el camino de vivir desde la sensibilidad
a pesar de las tensiones e influencias del entorno en el que vivimos, activa el
valor personal suficiente como para que las arrugas desaparezcan sin dejar
marcas.
Como todo camino interior, nuestra vivienda puede tener un papel
fundamental a la hora de ayudarnos a reforzar nuestra propia identidad.
Concebir la sensibilidad como un don y preparar nuestra vivienda
para que al llegar a ella podamos reactivar, reforzar y revisar aquellos
aspectos de nuestra vida que requieran de más lucidez, es una tarea que, ya en
sí, pone en valor lo que realmente deseamos realzar.
Los siguientes consejos pueden ayudarte a crear un ambiente donde
tu sensibilidad sienta espacio para abrirse, mostrarse y reforzarse:
+Los
materiales y texturas naturales facilitan la apertura interior de forma natural
así como la amplitud y la sutileza del sentido del tacto.
+Las gamas
de colores monocromáticas suaves evitando los contrastes fuertes, ayudan a
relajar la mirada física y expandir la mirada interior.
+Las luces
indirectas y regulables, así como las luces cálidas, facilitan la relajación e
invitan a abrirse internamente.
+Los
sonidos de fondo suaves y armónicos ayudan a ampliar la escucha interna.
Los aromas
naturales también pueden facilitar la sutileza de tu olfato y a la vez la de tu
intuición.
+Una
distribución y orden que permita un recorrido suave y armónico de la energía
vital por tu vivienda, genera la misma experiencia en tu interior.
+Crear un
ambiente general en armonía con los ritmos naturales puede facilitar la
experiencia de fundirte con ella y sentir con claridad tu verdadera naturaleza
y tu verdadero lugar.
Todo lo que necesita tu sensibilidad es espacio para ser, para
mostrarse y expandirse.
En la medida en que ese espacio se crea en tu interior y lo
facilitas a tu alrededor, puedes descubrir y disfrutar de una dimensión más
elevada de ti y de la vida.
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Autor: Andrés Tarazona (andres@andrestarazona.com)
Todos los jueves, desde el 7 de
noviembre de 2019, Andrés comparte en este blog una serie de publicaciones centradas en
el Diseño Sentido: interiorismo y diseño consciente de
viviendas, comercios y empresas que mejoran la calidad de vida.
Todas están a tu disposición de
manera gratuita a traves del e-book Habitar, al que puedes acceder a través de este enlace:
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