Cada vez que nos damos cuenta que hemos salido de forma
inconsciente de nosotros mismos y volvemos, conscientemente, a acomodarnos de
nuevo en nuestro sillón de vida para acogernos con determinación y con amor,
muchos procesos de obsesión y miedo se esfuman.
Esto es lo que le ocurrió a una chica que contactó conmigo para
revisar la armonía vital de su vivienda. Según me contó, llevaba meses
sintiéndose cansada en ella y además, con muchos conflictos con su hija.
Al revisar el plano de la vivienda, las fechas de nacimiento y las
fotos que me envió, pude ver enseguida una debilidad muy alta en la zona vital
de las relaciones llevando a la chica a tener una relación tóxica con ella
misma y con la que contaminaba, por su falta de amor a sí misma, la relación con
su hija.
Hay personas que cuando escuchan este tipo de diagnóstico se
cierran en sí mismas, comienzan a defenderse, y deciden no continuar buscando
la armonía. Pero, por suerte, este no fue el caso.
La chica, tras unos segundos de reflexión serena, me miro y me dijo
que se sentía identificada, que podría exponerme multitud de situaciones que
defienden su actitud con su hija, pero que de alguna manera, en mis palabras,
sentía una paz interna que hacía tiempo que no sentía y estaba dispuesta a
sumergirse en la incertidumbre que le provocaba dicha paz.
Me pareció tan honesta su postura, que le recomendé, para sanar su
relación con ella misma, realizar dos corazones de cerámica (elemento necesario
para sanar la energía de las relaciones de forma profunda) poniendo consciencia
en que modelándolos con amor a ella misma, podría, durante el proceso, sentir
la dirección interior correcta para lograr la armonía deseada.
A los 7 días me llamó para contarme que le costó dar el paso, pero
una vez comenzó a modelarlos, empezó a sentir que debería retomar un
tratamiento psicológico que le habían recomendado hacia unos meses pero se
había negado a tomar. Sintió, además, que el problema con su hija no era
directamente con ella, sino que se debía a un rechazo fuerte hacía el novio de
la hija que consideraba insano.
Por último, me contó que sintió también, esta vez pintando los
corazones de rojo, que debería empezar de nuevo a salir con más personas y
conocer lugares nuevos.
Dejé pasar 15 días para llamarle de nuevo y poder constatar el gran
cambio.
Se sentía serena, más relajada y animada, con más fluidez con su
hija (incluso había comenzado aceptar al novio) y se sentía, además, con
ilusión por las amistades que estaba descubriendo y retomando.
En el momento en que dejamos la posición de víctima -en la que
otorgamos el control de nosotros mismos a los demás y acabamos fuera de
nosotros- y tomamos de nuevo nuestra posición real de vida, todo se ordena.
Además, somos seres creativos. Tenemos la capacidad de crear.
Cuando activamos esta capacidad confiando en nuestra capacidad de crear con
ella amor hacía nosotros mismos, la vida nos muestra el camino que nos conduce
a la dirección que más nos satisface; hacia nosotros mismos sabiéndonos unidos a todo.
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Autor: Andrés Tarazona (andres@andrestarazona.com)
Todos los jueves, desde el 7 de noviembre de 2019, Andrés comparte en este blog una serie de publicaciones centradas en
el Diseño Sentido: interiorismo y diseño consciente de viviendas, comercios y
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