Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2024-2025

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17/4/19

La vaca que no ríe


La élite de la comunidad neurocientífica, entre ellos Hawking, ya hace unos años que se ha definido: Los animales tienen conciencia, por tanto, se dan cuenta del daño que le infringimos.  Ahora, también se sabe, que muchos peces son capaces de reconocerse en un espejo.  La socióloga Caroline Pelluchon defiende que los derechos de los animales tienen que entrar de una vez por todas, en los Parlamentos.  Mientras tanto, toca ya darnos cuenta, y descubrir, que lo que elegimos en el supermercado, y lo que comemos, nos define como seres espirituales, porque tiene impacto en nuestras vidas y las vidas de otros.

En este acto, aparentemente simple, elegimos una posición con respecto a los animales de granja, y su sufrimiento, el trabajo degradante de sus trabajadores, la economía del país, y los mercados globales;  y por supuesto,  cada vez que decidimos elegir carne, no olvidemos que esta decisión supone mas demanda de granos, para alimentación animal, y más escasez para los países mas empobrecidos.  La carne de los países ricos les sale muy cara a los países pobres; sin olvidar,  que el 70% del agua que se consume del planeta procede del consumo de la ganadería industrial.     Es evidente, que hoy en día, una de las mayores oportunidades de vivir según nuestros valores éticos y morales, radica en la comida que pedimos y servimos en nuestra mesa. Nuestra compra configura como vivimos en este mundo.

En los super, de adquisición alimenticia, los animales se trocean y empaquetan como mercancías, presentándose  lo mas atrayente  posible para incitar a su consumo. Servidos,  en bandejas de poliestireno, en una atmósfera modificadora de varios gases con objeto que la carne no se perciba como lo que es: un trozo de cadáver grisáceo, así que, se maquilla artificialmente con un atractivo color rojo brillante o pálido según convenga... La mayoría de consumidores, no se plantean en muchas ocasiones, y tampoco desean hacerlo, que hay detrás de esa cómoda bandeja envuelta en papel transparente.

¿Qué es lo que se oculta detrás de todo esto? Como el tema es por desgracia amplisimo; nos centraremos hoy, en concreto (lo mas breve posible), en la carne vacuna, la leche y sus derivados.

Las vacas por supuesto, no ríen, ni son felices; el eslogan, es una tomadura de pelo al consumidor, incluidos esos paisajes bucólicos, llenos de florecitas, donde las vacas están al cuidado de ganaderos bondadosos. La vaca ahora en el siglo XXI, es una máquina sometida a un control y una regulación extrema.

El 90% de la carne que se consume viene de mataderos industriales. Dentro de estos mataderos, existe una tiranía humana sin precedentes hacia ellas. Allí,  se les somete al límite despiadado de su explotación, convirtiéndose en máquinas productoras de cantidades ingentes de leche y fabrica de terneros.

En lugar de pactar al aire libre, Se les priva de ejercicio,  mintiéndolas confinadas en espacios reducidos de metal, sobre un suelo que rebosa de estiércol y orina, carente de aire y luz natural, y por supuesto, sin poder moverse y además, los animales con pezuñas están incomodas sobre suelos entablillados, y así, todo el tiempo….día tras día… Ni siquiera, pueden adoptar una postura normal para dormir, sus ubres revientan de leche como si se tratara de balones de playa pesados. Todo esto, resulta un desprecio importante, del derecho al bienestar de todo ser sensible y un desafío a la ética contemporánea.

La industria de la ternera, es una rama de la poderosa industria lechera. Los productores deben asegurarse de que las vacas se preñan cada año para mantener la producción de leche.

Para obtener leche de las vacas que dará, lugar también a todos sus derivados lácteos, las vacas son inseminadas artificialmente continuamente, una vez que tengan a sus terneros. Asi, en un ciclo doloroso de cuatro a cinco años.

Ellas dan leche para alimentar a sus crías, no para alimentar al ser humano .Durante muchos años la industria láctea ha lanzado unos mitos sobre la leche que poco a poco se están desmontando.

Se ha comprobado científicamente, que la leche contiene 20 sustancias químicas y fármacos muy perjudiciales para nuestra salud, y en lugar de recuperar masa ósea, con ella, resulta todo lo contrario. Amen de enfermedades graves, derivadas de su consumo.  La lactosa que contiene la leche es beneficiosa para el ternero, pero no para el ser humano.

Es cuestión de repetir un slogan durante años, para convencer a la mayoría de la población, como hace la industria lechera; aunque las autoridades científicas no lo avalen.

Pero su mayor sufrimiento procede del enorme trauma emocional que les produce la separación de sus terneros inmediatamente después de parir; ya que ellas tienen un vinculo maternal muy fuerte con sus crías, al igual, que las madres humanas, se desesperan enormemente, y a pesar de ser tranquilas y dóciles como casi todos los herbívoros, debido al traumática separación, suelen rugir histéricas cuando no tienen a sus crías, efectuando  coces de desesperación e impotencia durante mucho tiempo.

Por otra parte, los terneros, al ser arrancados de sus madres, sufren una añoranza profunda, pues el vínculo innato con la madre, es muy intenso.

Separados de sus madres, son tiernos como bebes y  sin su calor natural físico y emocional, se les introduce en jaulas pequeñas con una cadena al cuello. Allí no hay paja, ni otro material mullido; ni posibilidad de succionar, como les pide su instinto. Allí se les ha robado cruelmente su leche materna. Su alimentación es sustituida por una leche en polvo desnatada disuelta en un cubo de agua que se les añade vitaminas, minerales y drogas de crecimiento.

En la cosificación de los animales los terneros machos no tienen ninguna utilidad para la industria láctea, se deshacen de ellos, días e incluso horas de haber nacido.

Son mercancía de carne lechal. Muchos al morir no están aturdidos se retuercen y gritan. Esa ha sido sus vidas en pro del deleite humano.

Durante 16 semanas, las terneras viven confinadas en los cajones y pueden pasar de 40 a 180 kilogramos de peso. Para conseguir que engorden lo antes posible, se fecundan artificialmente cada año con objeto de  maximizar la producción de leche. Después, serán ordeñadas mecánicamente durante diez meses al año, incluidos los siete de gestación. Este proceso continuo de gestación y lactancia estresa tanto su cuerpo que muchas desarrollan cojera y mastitis, que les produce una inflamación continua de las ubres, a veces con infecciones purulentas. Sin poderse mover… así continuamente…

Por otra parte, las vacas también son sometidas a un dolor intenso, cuando se les castran los cuernos, con objeto de que sean más fáciles de manejar en el establo y en las operaciones de transporte, donde su amontonamiento puede producir heridas graves de unas con otras. No se suele usar anestésicos por lo que añadimos mas dolor al dolor…    los anestésicos suponen un coste que aminora los beneficios y las granjas industriales no se lo pueden permitir…

Una vaca tiene una esperanza de vida de unos 20 años aproximadamente, en las granjas industriales a los cuatro o cinco años ya no es rentable y se les llevan al matadero para utilizarlas como filetes de ternera o hamburguesas.

Pero antes  de llegar al matadero tienen que pasar por una experiencia terrorífica para ellas: el trasporte hasta el lugar del sacrificio.

El trasporte para los animales, supone un estrés infinito. Se les obliga a subir a los camiones mediante patadas, o descargas, que les paralizan de miedo y pánico, ya que para ellas es un medio totalmente desconocido. También, soportan   temperaturas extremas, falta de comida, agua, y ayuda veterinaria, hacinamiento en sus propios excrementos, y  fracturas en los huesos. Debido a ello, muchas mueren por paro cardiaco, aplastamiento, y por supuesto estrés extremo.

Las que sobreviven a este transporte, les espera la muerte mediante disparos de bala cautiva (aturdimiento cerebral) o baños de agua electrificada.  Debido a la existencia de malas practicas, son llevadas a la muerte, en un estado de plena consciencia,  durante el degüello y sangrado.

Huelen la muerte, y sus ojos, en el corredor, antes de ser ejecutadas, en  videos grabados por activistas, son de verdadero terror.

Esto, muy resumido, y sin imágenes,  es la atroz realidad que viven las vacas, sin mencionar otros animales, que será motivo de exposición en otro momento.

¿Cómo salvar a estas indefensas y bondadosas criaturas de tanta atrocidad subhumana?

Está muy claro que, un negocio tan macabro, no podría existir sin el apoyo cómplice de quienes consumen sus productos.

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Autora: Ruth Santiago Barragán (luzdehuma@gmail.com)
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