Y se acercaron a él dos jóvenes que se
amaban.
Y
ella, adelantándose, se sentó frente a él, y también su amado se sentó a su
lado y le dijo:
—Maestro,
háblanos del amor. –Y había como una felicidad sentada en aquellos ojos y ambos
estaban enlazados por un halo de rosas.
Y él
los miró sonriente y así les hablaba:
—¿Qué
fin tienen los árboles sino dar flores, y qué sería de estas flores si el mismo
aire no las uniera con sus manos de polen y, fecundándolas, las hiciera frutos?
»Y
decidme más: ¿qué sería de esos frutos si al caer en tierra no sembraran sus
semillas, ni las alimentaran?
»Vosotros
sois las flores de luz que iluminarán el jardín del padre, que los jardineros
del cielo cuidan sobre la Tierra.
»Mirad:
¿qué sería de un jardín donde se queman las semillas? Llegaría un día en que el
viento no se vestiría de polen, y las manos del desierto quemarían la vida.
»Cuando unáis vuestros cuerpos, llamad al amor pero huid
del placer. Solo el amor trae la vida. El placer trae la muerte, y aunque se
vista de belleza, con el tiempo, se descubrirá de su disfraz y sembrará
desequilibrio en vuestra familia.
»Muchos
son los que dicen de sus hijos y los maltratan con la lengua mas ¿cuántos los
mancharon de lujuria aun antes de nacer?
»Si
no os enlaza el amor, por mucho que os adentréis uno en el otro estaréis tan
separados como el cielo de la tierra, que parece que se besan en el horizonte.
»Uníos
en el espíritu, y la unión de vuestros cuerpos vendrá por añadidura; mas no
tratéis de unir vuestros espíritus anudando los cuerpos, porque vosotros seréis
los primeros engañados.
»¡Ah,
las apariencias cuánto daño han hecho y hacen al hombre! Porque vivir con ellas
es como vivir en casa ajena. ¿Quién arreglará una cloaca y hará creer que es un
río, o quién tomará en sus manos una flor de tela y la venderá por natural?
»Sabed
que en vuestras manos está la calidad de la generación por venir. Si un cuerpo
se forma en el desequilibrio, ¿qué le pediréis? Mas si fue formado en el amor,
¡cuánto equilibrio traerá al mundo!
»Esto
es ser casto: utilizar la energía sexual y no ser utilizados por ella.
Proyectarla para dar la vida y abstenerse de usarla si no se va a dar la vida;
porque liberarse no es seguir al cuerpo, que es ciego; ni hacer caso del deseo,
que es vano; ni escuchar el egoísmo, que es vacío, sino trascenderlos y
transmutarlos en nosotros para bien del mundo.
»Todo
en la naturaleza hace esto. Aprended pues de ella.======================================================
Autor: Cayetano Arroyo
Fuente: Diálogos con Abul Beka (Editorial Sirio)
Nota: En homenaje a la memoria de Cayetano Arroyo y Vicente Pérez Moreno,
un texto extraído de los Diálogos de Abul Beka se publica en este blog todos los
miércoles desde el 4 de octubre de 2017.
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