Introducción
Deéelij os presenta
el primero de veinte cuentos que Noor Inavat Khan escribió en vida. En este
Blog se la conoce, en su actual reencarnación (como ella asegura) como Noor
Madeleine, aunque le gusta firmar sus mails como Madeleine. En cualquier caso, Teresa
(sin apellidos que no quiere más identificación) ha encontrado en Internet el
libro con tales cuentos y amablemente los ha traducido. Mi aportación es
convencer a Emilio de que los publique en su Blog por dos motivos, (1) el
contenido de los cuentos reflejan siempre una enseñanza, normalmente es una
enseñanza de amor, de entrega por los demás, de lucha por los demás, de
servicio a los demás, y podemos aprender de tales cuentos, muy breves, por
cierto. (2), Es un tributo a aquella mujer que siendo espía de inteligencia
para los aliados en la segunda guerra mundial demostró muchas virtudes en su
lucha contra la barbarie nazi, fue capturada y finalmente fusilada.
Finalmente, espero
que a Madeleine le guste recordar los cuentos que nos dejó escritos en aquellos
duros tiempos. Empecemos.
El
puente de los monos
Una vez, un mono
gigante gobernó ochenta mil monos en las montañas del Himalaya. Y, a través de las rocas donde vivían, corría
el rio Ganges antes de alcanzar el valle donde estaban construidas las
ciudades. Y allí donde caía el agua
burbujeante de roca en roca estaba un magnifico árbol. En la primavera brotaban
tiernas flores blancas y más tarde se
cargaba de frutos tan maravillosos que ningún otro fruto podía comparárseles, y
los dulces vientos de la montaña les
dieron la dulzura de la miel.
¡Qué felices eran
los monos! Comían los frutos y Vivian a la sombra del maravilloso árbol. De un
lado del árbol las ramas se extendían sobre el agua. Por esto cuando aparecían
las flores en esas ramas, los monos las comían o destruían para que la fruta no creciera en ellas, y si
algún fruto crecía lo arrancaban. El jefe, que veía el peligro, les había advertido diciendo: "Tened cuidado, no dejéis que un fruto caiga en el agua no sea que el
rio lo lleve a la ciudad, donde al ver los hombres la belleza del fruto podrían
buscar el árbol, siguiendo rio arriba en las colinas, y encontrarlo; ellos,
entonces, cogerían todos los frutos y nosotros tendríamos que huir de aquí" Así que los monos obedecieron y durante largo
tiempo ningún fruto cayó dentro del rio.
Pero llego un día en que una fruta madura escondida por un nido de
hormigas, invisible entre las hojas, cayó
al agua y fue llevado por la
corriente rio abajo, más allá de las colinas rocosas hacia el valle donde la
gran ciudad de Benares se encuentra en la orilla del Ganges. Y este día, mientras el fruto pasaba por
Benares empujado a lo largo por las pequeñas olas del rio, el rey Brahmadtta se
estaba bañando en el agua entre dos redes que sostenía algún pescador, mientras él se sumergía, nadaba y jugaba con
los pequeños rayos de sol atrapados en el agua. Y el fruto flotó dentro de una
de estas redes.
¡"Maravilloso"!
exclamó el pescador que lo vio primero. ¿“Dónde
en esta tierra crece un fruto como este?" y cogiéndolo con ojos
brillantes lo mostró al rey.
Brahmadatta
contempló el fruto y quedo maravillado por su belleza. "Donde
está el árbol que lleva este fruto para ser encontrado" se preguntaba.
Luego, llamando algunos leñadores de cerca de la orilla, les preguntó si conocían
el fruto y donde podría ser hallado.
Señor, ellos dijeron, esto es un mango, un maravilloso mango. Un fruto como
este no crece en nuestro valle, sino arriba en las colinas del Himalaya, donde
el aire es puro y los rayos solares no son perturbados. Sin duda el árbol está
en la orilla del rio y un fruto que cayó en el agua fue traído hasta aquí.
El rey pidió
entonces al hombre que lo probara, y cuando lo hubo hecho, también él lo probó
y lo dio a sus ministros y asistentes. En efecto, dijeron, este fruto es
divino, nunca podrá otro comparársele.
Lentamente pasaron
los días y las noches y Brahmadatta se sentía
más y más inquieto. El anhelo de sentir el gusto del fruto una vez más, se
volvió más fuerte a medida que pasaban
los días. Por las noches, veía en sus sueños el árbol encantado, llevando en
sus ramas cientos de copas de oro de miel y néctar.
Ciertamente debe ser
encontrado, dijo un día el rey, y dio órdenes
de preparar un bote y navegar Ganges arriba hacia las rocas del Himalaya
donde quizás se encontraría el árbol. Y el mismo Brahmadatta fue con ellos.
Verdaderamente fue
un largo viaje, pasaron por los caminos de flores y arroz, pero al fin el rey y
sus seguidores alcanzaron las colinas del Himalaya, y mirando en la distancia, ¿qué
fue lo que vieron?... Allá bajo la luz de la luna, estaba el ansiado árbol, sus
frutos dorados brillaban a través de las hojas.
¿Pero que se movía
en cada rama? ¿Qué extrañas pequeñas sombras se deslizaban entre las hojas?
Mire, dijo uno de
los hombres, "es una tropa de monos"
¡Monos! exclamó el
rey, comiendo la fruta. Rodeen el árbol que no puedan escapar. Al alba les
dispararemos para comer su carne y los mangos.
Estas palabras
llegaron a los oídos de los monos, y temblando, dijeron a su líder. Nos
advertiste amado jefe, pero algún fruto debe haber caído en la corriente por lo
que han venido los hombre; han rodeado nuestro árbol y no podemos escapar, ya
que la distancia entre este árbol y el siguiente es demasiada para que podamos
saltar. Hemos escuchado palabras provenientes de un hombre que decía "Al alba les dispararemos y comeremos su carne y los mangos"
"Os salvaré, pequeños míos", dijo el
jefe, "no temáis, pero haced lo que os digo." Esto les consoló. El poderoso jefe trepó
hasta la rama más alta del árbol. Y rápido como el viento, saltó cien
longitudes de arco a través del espacio aterrizando en un árbol cerca de la
orilla opuesta. Allí a la entrada del agua cogió una larga caña desde su raíz y
pensó. "Voy a atar un extremo de
esta caña a este árbol y el otro a mi pié. Luego saltaré de nuevo hacia el
árbol del mango, así crearé un puente por el cual ellos podrán huir. He saltado
cien longitudes de arco. La caña es más
larga que cien longitudes de arco, entonces
puedo atar un extremo a este árbol”
Pero ¡Ay! la caña era demasiado corta y sólo fue
capaz de utilizar el final de una rama. No
se le había ocurrido que la caña debería haber sido lo suficientemente larga
como para permitir la sujeción al pié del árbol. Con un gran esfuerzo se aferró
a la rama y llamó a sus ocho mil seguidores "Corred sobre mi espalda hacia la caña y os salvareis".
Uno tras otro los
monos corrieron sobre el hacia la caña. Pero uno de entre ellos llamado
Davadatta saltó pesadamente sobre su espalda. ¡AY! un dolor agobiante se
apoderó de él, su espalda estaba rota. Y el despiadado Devadatta siguió su camino
dejando a su jefe sufrir sólo.
Brahmadatta vio todo
lo que pasó y le brotaron lágrimas
mientras miraba al líder de los monos herido. Ordenó que lo bajaran del árbol
en el cual seguía colgado, que le bañaran
con los más dulces perfumes, le
vistieran con ropas amarillas y le dieran agua dulce a beber. Y cuando el jefe
estuvo bañado y vestido yaciendo debajo del árbol, el rey se sentó a su
lado y habló con él. Le dijo, tú hiciste
de tu cuerpo un puente para que otros cruzaran. ¿No sabias que tu vida
terminaría haciéndolo? Tú has dado tu vida para salvar a tus seguidores. ¿Quién
eres tu bendecido y quienes son ellos?
OH rey, contestó el
mono. Yo soy su jefe y su guía. Ellos Vivian conmigo en el árbol, y yo era su
padre y los amaba. No sufro dejar este mundo por haber ganado su libertad. Y en
mi muerte puede que haya una lección para ti, así que estoy más que feliz. No
es tu espalda la que te hace rey, es solamente el amor. No olvides que la vida es poco para dar si
dándola aseguras la felicidad de tu gente. No los gobiernes a través del poder
porque sean tus súbditos, no, gobiérnalos a través del amor porque ellos son
tus hijos. Sólo de ésta manera tú serás rey. Cuando ya no esté más aquí, no
olvides mis palabras, oh Brahmadatta! Y
cerrando sus ojos murió.
El rey y su gente le
lloraron y el rey construyó para él un templo puro y blanco para que sus
palabras no pudieran nunca ser olvidadas.
Brahmadatta gobernó
con amor a su gente y fueron felices para siempre.
Ya sabéis, os puedo ir mandando estos cuentos
de Noor Inavat Khan en PDF, así
como todo lo que he escrito en este blog. Escribir a deeelij@gmail.com
Enlace
al libro de Noor: https://babel.hathitrust.org/cgi/pt?id=inu.39000000078449;view=1up;seq=21
Finalmente aprovecho por
si alguien quiere lo publicado, anteriormente, por Deéelij en este Blog sólo ha
de decirlo en el mail antes indicado
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