Son much@s los amig@s del blog que comparten conmigo sus
experiencias cotidianas relacionadas con sus procesos conscienciales y me
preguntan cuestiones relativas a la evolución en la percepción del mundo y la
vida –la suya y la de los demás-, las subidas y bajadas en los estados de
ánimo, los cambios en las relaciones y conexiones con los seres queridos y las
personas más cercanas y un amplio etcétera.
Con este telón de fondo y por considerarlo de interés y utilidad
para tod@s los que se acercan al blog, se inserta en él un texto titulado Dinámica Consciencial, Co-creación y Matriz Holográfica que, aunque escrito a finales de 2012 para el libro “Amor: Vida y
Consciencia”, acabo de actualizar y mejorar para su difusión en el blog. Dada
su extensión, se publica en cinco entradas sucesivas y concadenadas:
1. Estado de consciencia y dinámica consciencial (fecha de publicación: 1 de enero)
2. La expansión de la consciencia (fecha de publicación: 3 de enero)
3. Creación
y co-creación: sus características básicas (fecha de publicación: 5 de enero)
4. “Despertar Consciencial” y desconexión de la Matrix (fecha de publicación: 7 de enero)
5.
Desconectado de la Matriz, abro los ojos y veo (fecha de publicación: 9 de enero)
Espero que el texto completo resuene en vuestro interior y lo disfrutéis
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Dinámica Consciencial, Co-creación y Matriz Holográfica:
3. Creación y co-creación: sus características básicas
De la dinámica
consciencial examinada en la anterior entrada del blog se deduce que cada
persona goza de capacidad creadora, siendo creadora de su realidad (holograma)
y co-creadora de la realidad colectiva (Matriz Holográfica). Esta capacidad
creadora ostenta estas características principales que se analizan a continuación:
1ª) Genera impactos tanto inmediatos como diferidos.
2ª) La capacidad creadora es individual y colectiva.
3ª? ¿Por qué interaccionamos con unas personas y no con otras, y
por qué -según los casos- lo
hacemos con más o menos intensidad y de forma que valoramos como “positiva” o
“negativa” para nosotros?: Las intersecciones conscienciales.
4ª) Intersecciones conscienciales y atracción.
1ª) Genera impactos tanto inmediatos como diferidos
Cuando, debido a
la sintonía entre su frecuencia vibracional y la de nuestro estado
consciencial, una opción concreta es traída a nuestra realidad, ello provoca
efectos de dos tipos:
+”Inmediatos”: Son los que la opción traída a nuestra realidad
produce en ella en el momento presente, en el aquí y ahora (volviendo a un
ejemplo anterior, “Irse a comprar tabaco” tiene unas repercusiones en el mismo
momento que se lleva a cabo: ruptura con la pareja, alejamiento del hogar…).
+”Diferidos”: Con cada pregunta que formulo y el abanico de
opciones que abre, la opción concreta plasmada en nuestra realidad tiene
también en ella impactos que van más allá del momento presente y acontecen en
el desenvolvimiento del mismo -es decir: en lo que en Tercera Dimensión se
describe como corto, medio y largo plazo- en una secuencia o cadena de
causa/efectos, como si se tratase de fichas de dominó que se golpean encadenada
y sucesivamente (verbigracia: “Irse a comprar tabaco” ocasiona con el devenir
del tiempo unas secuelas en las relaciones con los hijos abandonados que pueden
tardar años en presentarse en la vida de quien los desatendió).
No obstante, la
frecuencia vibratoria (amor, armonía… o todo lo contario) de los efectos
diferidos es la misma que la de los inmediatos, por lo que la calidad y
gradación vibratoria de la opción traída en el momento presente a nuestra vida,
será la que vuelva a plasmarse y repetirse en la cadena de causa/efecto que,
partir del momento actual, pueda ponerse en marcha. Por ejemplo: supongamos que
mi estado consciencial está lleno de frustración, de ansiedad, que lo estoy
pasando fatal, que ando peleado con la vida y todo el mundo me cae mal. En este
caso, ante las preguntas que me vaya formulando de instante en instante, las
opciones que traeré a mi realidad (los peces que voy a pescar y traer a la
cesta de mi realidad) estarán inevitablemente en la misma frecuencia
vibracional y, por tanto, llenos de desarmonía y desamor. Y esto tiene, por
supuesto, un efecto en el presente. Pero también los tendrá (cadena de
causa/efecto) en el desenvolvimiento del momento presente.
En el saber
popular hay diversas sentencias y aforismos que lo resumen con claridad: “se
recoge lo que se siembra” o “quien siembra vientos, recoge tempestades”. Y
estos efectos diferidos a corto, medio y largo plazo pueden incluso extenderse
más allá de la presente existencia física a próximas reencarnaciones. En este
convencimiento se fundamenta lo que corrientes espirituales orientales
denominan “karma”: energía trascendente, invisible e inmensurable que se deriva
de los actos de las personas, de modo que, conforme a las “leyes del karma”, cada
una de las sucesivas reencarnaciones queda condicionada por las opciones y
actuaciones traídas a la realidad en vidas anteriores).
Así, los impactos
inmediatos de las opciones plasmadas en la realidad y los diferidos que se
darán a partir de ellas en la dinámica causa/efectos, configuran la realidad y
la vida de cada ser humano, que por esto es responsabilidad de uno mismo al 100
por 100. Una conclusión que, estando presente en la definición actual de la
Ecuación de la Decisión, coincide plenamente con lo indicado por antiguas
culturas y tradiciones espirituales, como es el caso de esa práctica milenaria
de las islas del Pacífico y los Mares del Sur conocida como Ho´oponopono, que
será abordada en los últimos epígrafes del siguiente capítulo).
Si fuéramos
capaces de tener en la cabeza y hacer un seguimiento a la cadena de
causa/efecto que ponemos en marcha (incluso a lo largo de la cadena de vidas o
reencarnaciones) con las opciones que continuamente traemos a la realidad,
comprenderíamos bien lo que tanto trabajo cuesta asumir y, sin embargo, esas
culturas y tradiciones enseñan y las indagaciones más recientes y vanguardistas
sobre consciencia y realidad muestran: cada uno es responsable de su vida al
100%. No al 50, 70, 90, 99 o 99,99 por ciento: ¡al 100 por 100!.
2ª) La capacidad creadora es individual y colectiva
Siendo única, la
capacidad creadora del ser humano puede contemplarse en una doble perspectiva:
+La capacidad creadora es “individual”: cada uno crea su realidad y
su vida.
+Y, al unísono, es “colectiva”: al crear nuestra propia realidad,
co-creamos la realidad global en la que interactuamos con nuestros congéneres.
Cada cual trae a
su realidad sus opciones conscienciales, configurando su realidad. Y los demás
hacen exactamente lo mismo, conformado igualmente su respectiva realidad.
Finalmente, las realidades creadas individualmente se entrelazan e
interaccionan entre sí (de inmediato se examinará la función al respecto de las
“intersecciones conscienciales”) y generan una “realidad compartida”: la Matriz
Holográfica ya mencionada en la que se despliegan las realidades
holográficas individuales de todas y
cada una de las personas.
3ª) ¿Por qué interaccionamos con unas personas y no con otras y
por qué, según los casos, lo hacemos con más o menos intensidad y de forma que
valoramos como “positiva” o “negativa” para nosotros?: las intersecciones
conscienciales
Dado que cada uno
de nosotros está permanentemente creando su realidad, que a su vez es
compartida con los demás (que también están generando la suya) en el contexto
de una colosal Matriz Holográfica de realidades (la de cada uno) compartidas,
las intersecciones conscienciales explican el por qué nos relacionamos e
interaccionamos con unas personas y no con otras y por qué, según los casos, lo
hacemos con más o menos asiduidad e intensidad y de una forma que ponderamos
positiva (agradable, cariñosa, productiva...) o negativa (problemática,
frustrante, conflictiva…) para nosotros.
¿Qué son
exactamente las intersecciones conscienciales? Para interiorizar su significado
hay que acudir inicialmente a las matemáticas y a una de sus ramas conocida
como Teoría de Conjuntos, cuyo desarrollo histórico se atribuye al matemático
Georg Cantor en la segunda mitad del siglo XIX y que más de un lector recordará
de su época colegial. Hoy día es una herramienta básica en la formulación de
cualquier teoría matemática. Y dentro de la Teoría de Conjuntos existen
unas operaciones básicas que permiten manipular los conjuntos y sus
elementos, similares a las operaciones aritméticas, constituyendo el
álgebra de conjuntos. Una de tales operaciones es la intersección de conjuntos,
sobre la que se nos enseñaba en el colegio: “La intersección de dos
conjuntos A y B es el conjunto A ∩ B que
contiene todos los elementos comunes de A y B”. Así, la mayor o
menor intersección entre el conjunto A y el conjunto B dependerá de que se
coincidan, superpongan y solapen más o menos.
Pues bien,
contemplándonos a nosotros mismos como un conjunto (por ejemplo, como el
conjunto A) y a las personas que nos rodean y aparecen en nuestra realidad como
otros conjuntos (conjunto B, conjunto C, conjunto D…), la cuestión a responder
sería: ¿Por qué sí se producen las intersecciones con unos (nuestros
familiares, amigos, compañeros de trabajo, vecinos…), y no con otros (las
personas que viven, por ejemplo, en nuestra misma localidad, pero con las que
no tenemos ningún contacto o comunicación?. Y a este interrogante -centrándonos
ya en el contexto de los conjuntos (personas) con los que sí mantenemos
intersección- se pueden añadir otros dos: ¿Por qué con unos más y con otros
menos? Y, ¿por qué en algunos casos, la intersección es fluida y “positiva”
para nosotros (verbigracia: las personas que nos dan su cariño y apoyo), y en
otros, en cambio, la percibimos como “negativa” y contraria a nuestros deseos e
intereses (por ejemplo: aquellas personas que nos hacen la puñeta y nos generan
dificultades y problemas)?.
La respuesta a
estas cuestiones es sencilla: que las intersecciones con otras personas
(conjuntos) se produzcan o no y, en caso de que efectivamente acontezcan, su
mayor o menor frecuencia e intensidad y el sentido positivo o negativo que las
mismas tengan para nosotros, no es fruto de la casualidad, sino que dependerán
exactamente del nivel y grado de “necesidad” y “compatibilidad” con relación a
nuestra realidad (la de cada uno, la del conjunto A) de las realidades que esas
otras personas (conjunto B, conjunto, C, conjunto D…) están, a su vez, creando
con su propia vida. Que yo interactúe o no y con más o menos potencia con otra
persona, dependerá de que la realidad que yo estoy creando sea compatible y
necesite la realidad que esa otra persona está generando. Y con los términos
“necesidad” o “compatibilidad” se hace referencia no sólo a cuando los otros
nos apoyan “directamente” en la creación de nuestra realidad (coloquialmente,
nos dan palmaditas en la espalda), sino también cuando nos apoyan
“indirectamente”; esto es: nos dan codazos y nos originan problemas. Y es que
los obstáculos, o son imaginarios, o son reales. Los imaginarios no existen; y
los reales son trampolines con los que topamos para que la realidad y la vida
que queremos crear se hagan realidad.
4ª) Intersecciones conscienciales y atracción
Finalmente y en consonancia
con lo hasta aquí expuesto, las intersecciones conscienciales que se produzcan,
así como su intensidad y sentido positivo o negativo (apoyo directo o
indirecto, respectivamente, a la creación de nuestra realidad), hallan su base
en la “atracción”, desde nuestra realidad (la de cada cual), de las realidades
de esas otras personas que interactúan con nosotros y comparten su realidad con
la nuestra. Una atracción que opera como si de un imán se tratase y que no es
casual, sino que está en función de la necesidad y compatibilidad de esas otras
realidades con la que yo estoy creando con mi vida (preguntas, opciones, opción
concreta que traigo la realidad por su sintonía vibracional con nuestro estado
consciencial, etcétera).
Y las
intersecciones conscienciales y la atracción explican igualmente cómo
-dependiendo de la evolución (expansión de la consciencia) de los estados
conscienciales de cada cual- personas que hoy día están muy cercanas, puede ser
que mañana no lo estén: bien porque yo cambie mi frecuencia vibracional
consciencial, bien porque lo hagan ellas. De esta forma, se producen
distanciamientos de gente hasta ahora muy próximas, y encuentros con personas
que antes no conocíamos y compatibilizan ahora con nuestra frecuencia
vibracional, pareciendo que las conocemos de toda la vida.
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