Son much@s los amig@s del blog que comparten conmigo sus
experiencias cotidianas relacionadas con sus procesos conscienciales y me
preguntan cuestiones relativas a la evolución en la percepción del mundo y la
vida –la suya y la de los demás-, las subidas y bajadas en los estados de
ánimo, los cambios en las relaciones y conexiones con los seres queridos y las
personas más cercanas y un amplio etcétera.
Con este telón de fondo y por considerarlo de interés y utilidad
para tod@s los que se acercan al blog, se inserta en él un texto titulado Dinámica Consciencial, Co-creación y Matriz Holográfica que, aunque escrito a finales de 2012 para el libro “Amor: Vida y
Consciencia”, acabo de actualizar y mejorar para su difusión en el blog. Dada
su extensión, se publica en cinco entradas sucesivas y concadenadas:
1. Estado de consciencia y dinámica consciencial (fecha de publicación: 1 de enero)
2. La expansión de la consciencia (fecha de publicación: 3 de enero)
3. Creación
y co-creación: sus características básicas (fecha de publicación: 5 de enero)
4. “Despertar Consciencial” y desconexión de la Matrix (fecha de publicación: 7 de enero)
5.
Desconectado de la Matriz, abro los ojos y veo (fecha de publicación: 9 de enero)
Espero que el texto completo resuene en vuestro interior y lo disfrutéis
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Dinámica Consciencial, Co-creación y Matriz Holográfica:
2. La expansión de la consciencia
Más allá de los
falaces dualismos que abundan en Tercera Dimensión, no hay dicotomías entre
Ciencia y Espiritualidad, que realmente son como la letra y la música de una
misma y hermosa canción que armónicamente nos revela que nada está vedado o
escondido: que basta con mirar para poder “ver”. De hecho, cada vez son más
numerosas las manifestaciones de esta íntima interconexión entre Espiritualidad
y Ciencia.
Un bello y potente
exponente al respecto lo constituye todo lo relacionado con la consciencia, en
general, y con la toma de consciencia y la dinámica de expansión consciencial,
en particular. Son temas a los que muchas corrientes espirituales han prestado
secularmente gran atención y a los que la ciencia está dando en la actualidad
gran importancia de la mano de la Teoría de los Universos y Multiversos
Paralelos, las Realidades Supersimétricas, la Ecuación de la Decisión y la
Teoría del Principio Holográfico.
Retomando lo recogido
por escuelas espirituales de todos los tiempos y culturas y por las últimas
innovaciones y aportaciones científicas en los campos reseñados, se puede
constatar que la consciencia se expande ondular y fractalmente en el contexto
de un proceso de preguntas y opciones en el que tomar consciencia no es hallar
respuestas, sino formular preguntas. Y las preguntas no tienen una respuesta
concreta, sino que abren opciones que conducen a nuevas preguntas.
La dinámica
consciencial planteada en el párrafo anterior puede ser sintetizada en los seis
puntos o fases siguientes:
1º) En cada momento presente y con un determinado estado de
consciencia, cada persona vive múltiples experiencias cotidianas que le llevan
a formularse preguntas. Y hacernos preguntas representa la toma de consciencia.
2º) Las preguntas que nos planteamos no tienen una única respuesta,
sino que abren un abanico o haz de opciones, cada una de las cuales tiene su propia
gradación vibracional.
3º) Todas las opciones posibles, dentro del haz o abanico de
opciones que cada pregunta abre, ocurren y suceden a la vez, creando escenarios
vitales distintos entre sí en planos diferentes de realidad.
4º) De todas las opciones que suceden, somos nosotros mismos los que
a esta realidad traemos una opción determinada: aquella que por su frecuencia
vibracional sintoniza con el nivel de vibración de nuestro estado consciencial.
5º) Con las opciones que traigo a mi realidad, vuelvo a vivir
experiencias que pueden modificar mi estado consciencial, expandiendo la
consciencia.
6º) Dentro de la tendencia general de expansión consciencial, la
consciencia se expande ondular y fractalmente.
Se desarrollan a
continuación cada una de estas fases de la dinámica consciencial.
1º) En cada momento presente y con un determinado estado de
consciencia, cada persona vive múltiples experiencias cotidianas que le llevan
a formularse preguntas. Y hacernos preguntas representa la toma de consciencia.
En cada momento
presente y con un determinado estado de consciencia (visión y comprensión de la
vida y del mundo, escala de valores, prioridades y preferencias, pautas
vitales…) asociado a una frecuencia vibracional concreta, cada persona vive
múltiples experiencias cotidianas que le llevan a formularse preguntas.
Hacernos las mismas representa la toma de consciencia.
Es verdad que se nos
ha educado –más bien, “formado”, que procede del verbo latino “formare”, que en
lenguaje moderno puede ser traducido como “formatear” o “dar forma”- en la
convicción de que tomar consciencia es obtener respuestas, lo que nos sumerge
en un tremendo estrés y se incluye en el culto a la velocidad que profesa con
vehemencia la sociedad actual. Pero lo real es mucho más simple y hermoso:
tomar consciencia es, simplemente hacerse preguntas.
Una vez que nos
hacemos preguntas, las respuestas vendrán (en el punto siguiente se verá
exactamente cómo). Lo hemos visto miles de veces en nuestra vida. Cuando nos
hemos preguntado por algo y lo hemos encontrado, pareciendo asombroso. Pero de
asombroso no tiene nada.
Son numerosos los
ejemplos cotidianos que prueban lo anterior. Entramos en una librería y ¡plaf!,
allí delante, en el sitio más vistoso y evidente, se halla el libro,
desconocido hasta ese instante para nosotros, que responde perfectamente a lo
que en ese momento estábamos buscando. O abrimos el correo electrónico y en la
bandeja de entrada encontramos un email que se adecua como anillo al dedo a
aquello que bulle en nuestro interior.
¿Casualidades? En
absoluto. Ese libro o email hubieran pasado desapercibidos si no fuera porque
antes, desde nuestro interior, habíamos “desplegado las antenas” que sintonizan
con sus contenidos, es decir, si previamente no nos hubiéramos planteado la
temática, cuestiones y preguntas que abordan. Y es que son éstas, las
preguntas, las que suponen la toma de consciencia.
2º) Las preguntas que nos planteamos no tienen una única
respuesta, sino que abren un abanico o haz de opciones, cada una de las cuales
tiene su propia gradación vibracional.
Las preguntas que nos
planteamos no ofrecen una única respuesta, sino que abren un abanico o haz de
opciones conformado por todas las respuestas posibles. Y cada una de las
opciones tiene su propio perfil y su propia cualidad o gradación vibracional.
Sirva como botón de
muestra, la hipótesis de que en un momento dado nos planteemos si continuamos o
no con nuestra pareja. Aparentemente, esta pregunta -¿Sigo con mi pareja?-
admite sólo dos opciones o respuestas: “Sí” o “No”. Sin embargo, tanto dentro
del “sí” como del “no”, existen muchas opciones posibles, cada una con una
frecuencia vibracional diferente.
Verbigracia: en la
esfera del “sí”, puedo decidir continuar con mi pareja porque, tras sopesarlo,
he sentido que realmente la sigo queriendo y deseo permanecer con ella. O puedo
continuar porque, aun sintiendo que ya no la quiero, romper con ella me
obligaría a afrontar unos gastos que mi economía no se puede permitir (máxime
en tiempos de apuros pecuniarios y sobre todo, cuando hay una hipoteca de por
medio) o conllevaría perder unas comodidades (la muy machista necesidad de que
alguien me haga la comida o me lave la ropa) a las que no estoy dispuesto a
renunciar.
Igualmente, en el
ámbito del “no” se abren distintas opciones. Así, puedo romper con quien hasta
ahora era mi pareja explicándole cara a cara, con sinceridad, honestidad y
cariño, que ya no la quiero y que no deseo basar mi vida en una mentira ni,
desde luego, engañarla. O puedo, simplemente, abandonar el hogar sin dar
explicaciones, huir sin más: lo que castizamente se recoge en la expresión
“Irse a comprar tabaco”.
En ambos casos -“sí” o
“no”- se acaban de formular opciones extremas, existiendo otras muchas
intermedias. Valgan, no obstante, para explicar lo que se deseaba: las
preguntas que nos hacemos no tienen una única respuesta, sino que cada una abre
un abanico o haz de opciones; y cada opción tiene su propia frecuencia
vibracional (no gozan de la misma vibración, en clave de armonía y amor, el
continuar con mi pareja porque la quiero, o hacerlo por motivos económicos o
comodidad; o no seguir con ella, afrontando la ruptura desde el afecto y con
franqueza y honradez).
3º) Todas las opciones posibles, dentro del haz o abanico de
opciones que cada pregunta abre, ocurren y suceden a la vez, creando escenarios
vitales distintos entre sí en planos diferentes de realidad.
Aunque nos parezca
increíble, todas las opciones que una pregunta abre, son reales y acontecen. La
Física Cuántica lo ha explicado tradicionalmente con el ejemplo del dado de
seis caras: en el momento en el que lo lanzo, no sale un solo número
(verbigracia, el 4), sino los seis números (del 1 al 6, ambos inclusive),
aunque, eso sí: cada uno en distintos planos de la realidad. Y esto es lo que
nos describe actualmente la Teoría de los Multiversos y Universos Paralelos y
las Realidades Supersimétricas: continuando con el ejemplo del dado, los seis
números posibles salen, todos y cada uno de ellos, en los distintos Multiversos
y Universos Paralelos y Realidades Supersimétricas.
Sliding Doors,
película de 1998 titulada en castellano como Dos vidas en un instante y
que cuenta con Peter Howitt como guionista y director, escenifica un ameno y
sencillo acercamiento a lo que se acaba de enunciar a través de las opciones
vitales que se abren a la joven protagonista (papel interpretado por Gwyneth
Paltrow) a partir del simple hecho de coger o no el metro a una determinada
hora. Y la Teoría del Desdoblamiento del Tiempo (se suele considerar a
Jean-Pierre Garnier Malet su mayor y mejor promotor) ofrece la explicación de
cómo las distintas opciones plasmadas en distintos planos de realidad (en la
película, lo que le pasa a la protagonista tras “sí coger” y “no coger” ese
determinado metro) tienden hacia la convergencia en el corto, medio o largo
plazo.
Por tanto, ¡todas las
opciones posibles, dentro del haz o abanico de opciones que cada pregunta abre,
ocurren y suceden! En la realidad física, que es cuántica y subcuántica, todas
las opciones que cualquier pregunta abre acontecen a la vez (Multiversos y
Universos Paralelos y Realidades Supersimétricas) y crean escenarios vitales
distintos entre sí en planos diferentes de realidad, que, no obstante, a corto,
medio y largo plazo, sea en esta vida física o en otras, tienden siempre hacia
la convergencia consciencial en un escenario y estado de consciencia común.
4º) De todas las opciones que suceden, somos nosotros mismos los
que a esta realidad traemos una opción determinada: aquella que por su
frecuencia vibracional sintoniza con el nivel de vibración de nuestro estado
consciencial.
La mente humana se
resiste a aceptar lo anterior y de inmediato lo cuestiona: si esto fuera así y
todas las posibilidades acontecen, ¿por qué entonces sólo percibo una? (en el
caso del dado, ¿por qué veo sólo en número 4?). La respuesta es sencilla: porque
somos co-creadores de la realidad. Es decir: que de todas las opciones que
suceden, somos nosotros mismos los que a este Universo y a esta realidad (la de
cada uno) traemos una opción determinada (el número 4 en el ejemplo y no
ninguno de los otros cinco posibles). ¿Cuál opción, en concreto, es la que
traigo a mi realidad? Pues aquélla que por su frecuencia vibracional sintoniza
con el nivel de vibración de mi estado consciencial.
Imaginaos que soy un
pescador. Estoy sentado con mi caña a la orilla del mar o de un río, a punto de
iniciar la pesca. Y sé que bajo el agua, aunque no los vea, hay muchos peces y
que alguno de ellos va a morder el anzuelo (estos peces configuran las posibles
“opciones”, utilizando la terminología de los párrafos precedentes). Pues bien:
cuando efectivamente lanzo el sedal, y el anzuelo se sumerge bajo el agua (es
decir, una vez que he realizado la pregunta: toma de consciencia), el pez (la
opción) que va a “picar” de entre todos los posibles (abanico o haz de
opciones) y que, seguidamente, pescaré e introduciré en mi cesta de pescador
(el pez pescado y en mi cesta representa la opción en concreto que traigo a mi
realidad), no será uno cualquiera -fruto del azar o la casualidad-, sino que
morderá el anzuelo precisamente aquel pez (opción) cuya frecuencia vibracional
sintonice con la del pescador (con la gradación vibratoria de mi estado
consciencial).
Es así como cada uno
de nosotros trae cotidianamente a su realidad aquellas opciones en concreto (de
entre todas las posibles que se han abierto en cada caso como abanico o haz de
opciones al formularnos las respectivas preguntas) que sintonizan por su
frecuencia vibracional con la gradación vibratoria del estado consciencial que
tenemos en ese momento de nuestra vida. De instante en instante, a lo largo de
los segundos, minutos, días, meses y años de nuestra existencia humana, cada
cual crea constantemente su realidad y, por tanto, su vida.
Por esto, la realidad
que creamos -cada cual la suya con las opciones que trae a su vida-, es más
“virtual” que “real” (hay otras realidades paralelas que también ocurren en
otros Universos y Realidades Supersimétricas). Y la ciencia, a la realidad que
vemos y percibimos en este plano, empieza a calificarla de “holográfica”,
planteando la Teoría del Principio Holográfico.
Específicamente, el
llamado “Principio holográfico” tiene su base en la propuestas acerca de la
gravedad cuántica promovidas por los físicos Gerard ´t Hooft (científico
holandés que recibió el Premio Nobel de Física en 1999) y Leonard Susskind
(norteamericano considerado como uno de los “padres” de la Teoría de Cuerdas).
De este modo, todos y
cada uno de nosotros somos creadores de nuestra respectiva realidad, que es un
holograma configurado y conformado por las opciones que cada uno trae a su
realidad de entre de todas las posibles en función de la sintonía de sus
respectivas frecuencias vibracionales con la gradación vibracional de nuestro
particular estado consciencial.
Y todos, aportando
cada uno la realidad u holograma por cada cual creado, somos co-creadores de la
realidad global en la que vivimos y experienciamos, perfecta conjunción y
entrelazamiento de siete mil millones de hologramas (uno por cada ser humano)
que conjuntamente configuran una gigantesca Matriz Holográfica.
En resumen:
+En la medida en la que una opción concreta sintoniza y resuena
-por su frecuencia vibracional- con el nivel de vibración que en ese momento
tenga nuestro estado consciencial, esa opción es la que experienciamos
consciencialmente (en el “interior”) y moldea holográficamente (Teoría del
Principio Holográfico) lo que nuestros sentidos físicos perciben como realidad
(“exterior”) en Tercera Dimensión.
+La suma de las realidades creadas por cada cual, genera una
colosal Matriz Holográfica colectiva en la que se desenvuelven e interaccionan
las realidades individuales. Por todo ello, el llamado “mundo exterior”, siendo
colectivo, no es sino aglutinación y engarce de todas las realidades creadas
individualmente; y siendo exterior, se forma desde el interior (estado
consciencial) de cada cual y de todos.
+El corolario final es que, por paradójico que parezca, el cambio
del mundo exterior que tanta gente ansía no puede lograrse desde el exterior,
sino desde el interior de cada cual: “Ojos nuevos para un mundo nuevo” (como se
desarrollará más adelante, adquirir consciencia de esto es la llave del Despertar
Consciencial).
5º) Con las opciones que traigo a mi realidad, vuelvo a vivir
experiencias que pueden modificar mi estado consciencial, expandiendo la
consciencia.
Las opciones que se
“traen” a la realidad permiten vivir nuevas experiencias que pueden ir
modificando nuestro estado consciencial –lo más frecuente es que así suceda a
lo largo del tiempo- y derivarán en nuevas tomas de consciencia y nuevas
preguntas, poniéndose otra vez en marcha y repitiéndose el proceso descrito. Es
así como la consciencia se expande y va cambiando su frecuencia vibracional,
con lo que varían, al unísono, las prioridades y las preferencias (sintonías)
por unas u otras opciones.
6º) Dentro de la tendencia general de expansión consciencial, la
consciencia se expande ondular y fractalmente.
La expansión de la
consciencia representa, por tanto, un avance por distintos estados de
consciencia, cada uno de ellos con una frecuencia vibracional mayor que el
anterior. Pero dentro de esta tendencia general de crecimiento vibracional, la
consciencia se expande ondularmente (ondas que fluyen cual campanas de Gauss)
y conforme a patrones de tipo fractal (término inventado en 1975 por el
matemático francés B. Mandelbrot y que se aplica a figuras, objetos y elementos
y componentes de la Naturaleza cuyas estructuras básicas, fragmentadas o
irregulares, se repiten a diferentes escalas sin que cambie su aspecto y
distribución estadística cualquiera que sea la escala con la que se observe),
por lo que, con independencia del estado de consciencia concreto, se viven lo
que San Juan de la Cruz denominó “Noches oscuras”.
Hay que aceptar estas
“noches” como lo que son: el invierno que precede a la primavera; la noche que
es antesala del amanecer. Y comprender que la noche es guía y espoleta en el
proceso consciencial (“¡Oh, noche que guiaste...!”, escribe san Juan de la Cruz
en su poema Noche oscura). Tal aceptación y comprensión hace que el
tramo de inflexión y caída de la “campana ondular” se reduzca tanto en
intensidad como en duración, mientras que la resistencia a la “noche” –la
“resistencia” es “persistencia”- aumenta tanto la intensidad como la duración.
Esta expansión ondular
natural suele ser contemplada desde la perspectiva de la Tercera Dimensión, tan
marcada por los dualismos, como fases de “luz” y fases de “oscuridad”, pero lo
cierto es que estas últimas permiten plasmar en una realidad más densa el
potencial adquirido en las fases denominadas de “luz”, y son la antesala de
éstas. Podría expresarse señalando que, siendo la expansión consciencial (ondular
y fractal) la tendencia general en un contexto de Armonía y experiencias
conscienciales de Amor, la Creación también contempla e integra la existencia
de desarmonía (“caos”). Cuando ésta prima en una experiencia consciencial o
movimiento energético-vibracional, se produce un “atasco” en la expansión, lo
que ocurre con mayor frecuencia en Dimensiones y contextos de mayor densidad. Y
cuando en el sistema se produce tal atasco, desde el “interior” del ser que lo
vivencia se generan experiencias conscienciales, con implicaciones e impactos
en el “exterior”, que los desestanca.
Los ciclos que rigen
la Naturaleza y el Cosmos, de cualquier nivel y duración, apoyan e impulsan de
forma natural el proceso expansivo descrito.
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