A veces se trata de pensar, de mirar -por fuera y por dentro- y se tiene la sensación de que se puede sobrevivir de cualquier modo. Se puede uno convertir en lagarto, en un clavo o una piedra. Tal vez en luna o una perla, una flama o fiera, matemático o un pintor blanco músico de guitarra o jornalero de ladrillo, ave o roca voladora, ola salada o viento de brisa, espuma suave... Y, hágase la lista como se hiciere, como se quiera: larga o poética, real o fantasmal, igual se puede.
Pues aquí estamos. Bástenos un poco de realidad y se tiene todo el espectro de posibilidades. Pues no sólo somos una especie de homo erectus que esparcida por los continentes y llama en mano fue descubriendo continentes y cosas maravillosas, curiosas. (el pirómano por tanto es uno de los antiguos). Sino que también hay otro llamado Homo Sapiens Neardentalis que cumpliría también sus propias hazañas: tuvo conciencia de sí mismo. -hoy todavía se mantiene esto lo mismo que el pirómano- y parece ser que esto nos diferencia de las demás especies. ¿La inteligencia? Sí, por cierto, como lo dice el nombre, también nos distingue: sumamos manzanas, y levitamos en la luna. Hablamos por cables de números a distancia, también. Sin embargo, parece que cualquier cosa que podamos ser y en cualquier situación que podamos estar, lo que no cambia es la capacidad de sobrevivir cueste lo que cueste.
No sé si en estos nos diferenciamos o es un instinto universal más allá del hombre y sus sin fines, de todo aquello que posea vida o capacidad de reaccionar "positivamente" -consciente o no- en defensa de la "propia" vida. Allí los biólogos, sociólogos y todos los logos se discutirán los detalles.
Pensando entonces y observando con conciencia e inteligencia se llega a que más o menos somos una especie que evidentemente ha evolucionado. Es inteligente, consciente, versátil, adaptable, que continua prendiendo fuegos, medio contrahecho y que se destruye a sí mismo con grandes aptitudes individuales y colectivas.
Para la vida de nuestra especie, no somos tan nuevos en el globo y somos jóvenes respecto del mismo. Sería entonces sensato pensar que en algún momento habrá un punto de inflexión y si se piensa en la evolución con pendiente positiva, nos quedaría sólo la caída, resultando cosa amargamente seria, pues el tiempo no es variable que acepte signos negativos. ¿Cuánto faltará para un nuevo salto, un nuevo nombre superior al sapiens? Al parecer algunos han tenido razón de que la evolución sea individual, no como especie pues ésta habría llegado a su máxima expresión: hombre. La curva se mantendría entonces plana para la especie y la del individuo de acuerdo a sus capacidades, se dispararía en ascenso transformándose eventualmente en superhombre, basados en la potencia de la voluntad y el control sobre sí mismos o la otra habilidad que se ha dejado de lado: el amor.
Es aquí donde, para mí, entramos recién en materia diferenciadora y el tiempo puede tomar el signo que le parezca.
A veces tratamos de pensar de mirar lo que se ve -por fuera y por dentro- y tiene uno la sensación de que se puede amar infinitamente cualquier cosa. se puede amar a un lagarto, un perfume a una roca voladora, al mundo entero y a uno mismo.
Veo a Nietzsche y a San Juan de
Autor: Klaus Filsecker Wagner
Fuente: Webislam
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Las Aportaciones para la plasmación de la consciencia expandida y la red consciencial se publican en el Blog los martes, miércoles y jueves. Hasta ahora se han insertado las siguientes:
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Os invito a que me remitáis (mediante email a EMCARRI@terra.es) reflexiones y propuestas (artículos, escritos, comentarios,…) destinadas a plasmar, en lo efectivo y concreto, la expansión de consciencia que están experimentando muchos seres humanos y
qué manera de conciliar!
ResponderEliminarEn definitiva el amor lo es todo