Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2024-2025

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26/5/10

Los diez cuadros del bollero: 1. Buscar al buey

Los diez cuadros del boyero, obra de Kakuan Zenji, maestro chino del siglo XII, simbolizan y sintetizan el camino del Zen. Con ella como telón de fondo, Ana María Schlüter ha publicado en el número 2 de la Revista Sufí

(http://www.nematollahi.org/revistasufi)

un espléndido trabajo titulado La experiencia de lo bello en el Zen.

A lo largo de doce entradas (primero, diez para cada uno de los cuadros y, finalmente, dos dedicadas a tal experiencia de lo bello en el Zen), que arrancan en el día de hoy, vamos a insertar en el Blog sus contenidos íntegros, lo que nos permitirá pasear por todos ellos y deleitarnos con sus profundos significados.

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Para comprender de dónde surge la experiencia de lo bello en el zen, antes que nada conviene presentarlo de una forma global. Para ello, voy a mostrarles los diez cuadros del boyero y –siguiendo el ejemplo de Ueda Shizuteru– detenerme de modo especial en los tres últimos.

A continuación, quisiera aterrizar en el terreno de la misma experiencia zen, aportando un testimonio actual donde se refleja claramente dicha experiencia de lo bello. Aparece ahí un "gusto trocado", como diría en su lenguaje inigualable San Juan de la Cruz, al que me voy a referir deteniéndome en una de sus poesías, Glosa "a lo divino", por la analogía que allí se aprecia entre la experiencia de este místico y la del Zen.

Finalmente, quisiera referirme a alguno de los "DO", arte-camino, que se cultivan en el ámbito del Zen. Todo ellos, como, por ejemplo, el camino del té (chado), de las flores (kado), de la caligrafía (shodo), del arco (kyudo), de la espada (kendo), etc., son una expresión precisamente de esta hermosura, de lo bello, de una "belleza oculta".

Los diez cuadros del boyero presentan las etapas en el camino del despertar que es el Zen. Existen diferentes versiones. La más conocida es ésta que consta de diez cuadros (se van ir publicando en el Blog en las sucesivas entradas antes citadas). Cada uno va acompañado de una introducción (jo) y un poema (ju).

1. Buscar al buey

En el primero de estos cuadros (arriba de esta entrada) aparece un campesino que ha perdido su buey, es el ser humano en busca de su más profundo yo o yo-mismo.

"Perdido en los bosques, aterrado... está buscando a un buey que hallar no puede… En la espesa maleza sigue muchos senderos. Cansados los huesos, doliente el corazón"

En realidad, el darse cuenta de que le falta algo muy importante, que ha perdido algo esencial, ya es un gran paso. Muchos viven sin siquiera darse cuenta de que les falta algo. "Der Mensch ist Hüter des Seins" [1], pastor, guardián del ser, dice Heidegger en su carta de 1946 a Jean Beaufret Sobre el Humanismo; la cercanía del ser es para Heidegger "Heimat", la verdadera patria, a la que se trata de volver desde el "olvido del ser" muy relacionado con la "técnica".

Notas:

[1] M. Heidegger, Über der Humanismus, Vittorio Klostermann, Frankfurt/M 1947; p. 19 ss.

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