Carlos Gaona Barthelemy vive en una pequeña aldea en la falda de El Pico de Espadán. De él es el sincero y hermoso testimonio que se recoge seguidamente, publicado por la revista Uakix (http://uakix.com/), bajo el título La mano que te puede ayudar está en el extremo de tu propio brazo.
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Soy un meditador exhaustivo, adicción que adquirí en Benares hace ya mas de treinta años, tengo 58 años y comparto mi casa con un hijo de treinta y un años que esta en tratamiento con metadona desde hace dos.
Divorciado desde hacia mas de veinticinco años no conocí la vida familiar, mi trabajo y mis practicas meditativas ocupaban el quehacer cotidiano sin demasiados altibajos... hasta que recibí la terrible noticia del fallecimiento de mi excompañera y madre de mi hijo a quien recibí enganchado a la heroína sin apenas posibilidad de rehabilitación según criterio psiquiátrico.....
Es aquí y en este punto donde mi vida experimento el cambio más brutal que jamás pude imaginar. Desde ese día he aprendido más en dos años que en todo el resto de mi vida. He aprendido que:
+las personas no nacemos personas, sino que nos hacemos día a día;
+en la mayoría de estos casos, la única mano que te puede ayudar se encuentra en el extremo de tu propio brazo;
+el Amor "Es" la mejor cura para todas las enfermedades;
+
+en las situaciones desesperadas lo mejor de ti mismo puede aflorar con mas facilidad que en un curso de terapia intensiva;
+y lo que es mas importante… he comprendido que me queda mucho por aprender por que aun me queda mucho por Dar.
Necesariamente y en el análisis final de esta situación se deduce que si la vida fuese un jardín de rosas las personas seriamos una manada de borregos; que la felicidad se encuentra tras la niebla de la desesperación; que las palabras "tengo un problema" solo son tres palabras a las que inflamos de significados a nuestro libre albedrío; y que
Hoy “Soy” y “Estoy” a un mismo tiempo. Hoy Soy “Yo” y se estar al fin “Aquí y Ahora”.
Con todo mi cariño....
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Carlos, no he podido evitar emocionarme con tu historia. Eres admirable y estás haciendo lo justo. Cuando las personas a quienes queremos tanto nos necesitan, no podemos hacer más que estar a su lado, estar con ellos y darles lo mejor de nosotros.Esto no significa que a veces no nos sintamos cansados. Claro que sí, pero, hay que parar, tomar aliento... y seguir. Ellos se lo merecen y el amor que te hacen sentir no tiene igual. Un beso para tí.
ResponderEliminarGracias, Pilar.
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