Nicolás Salas, afamado escritor y buen amigo, envía esta breve historia, titulada El tonto, que siendo un divertimento, tiene, sin duda, su moraleja.
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Se cuenta que en una ciudad del interior, un grupo de personas se divertían con el tonto del pueblo, un pobre infeliz de poca inteligencia, que vivía haciendo pequeños recados y recibiendo limosnas.
Diariamente, algunos hombres llamaban al tonto al bar donde se reunían y le ofrecían escoger entre dos monedas: una de tamaño grande pero de la mitad del valor que otra pequeña que le arrojaban también.
Él siempre tomaba la más grande y menos valiosa, lo que era motivo de risas para todos.
Un día, alguien que observaba al grupo divertirse con el inocente hombre, lo llamó aparte y le preguntó si todavía no había percibido que la moneda de mayor tamaño valía menos y éste le respondió:
-Lo sé señor, no soy tan tonto..., vale la mitad, pero el día que escoja la otra, el jueguito se acaba y no voy a ganar más mi moneda-.
Esta historia podría concluir aquí, como un simple chiste, pero se pueden sacar varias conclusiones:
La primera: Quien parece tonto, no siempre lo es.
La segunda: ¿Quiénes son los verdaderos tontos de la historia?
La tercera: Una ambición desmedida puede acabar cortando tu fuente de ingresos.
La cuarta: Lo que importa no es lo que piensan los demás de nosotros, sino lo que uno piensa de sí mismo.
MORALEJA:
El verdadero hombre inteligente es el que aparenta ser tonto delante de un tonto que se cree inteligente.
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Muy bueno.Gracias Nicolás
ResponderEliminarGracias, Nicolás,
ResponderEliminarPaco Camino