Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2024-2025

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15/8/22

TC33.- BIOECONOMÍA Y SOSTENIBILIDAD

Capítulo 4 del libro “Bioeconomics, Biological Economics”

 

En esta sección me gustaría presentar mis ideas sobre por qué creo que el concepto de sostenibilidad y la teoría que lo sustenta están intrínsecamente relacionados a la bioeconomía y que el desarrollo sostenible es realmente lo que he denominado desarrollo bioeconómico. Esta creencia se deriva del hecho de que no hay acuerdo general sobre el concepto de sostenibilidad y desarrollo sostenible y también que no hay acuerdo sobre cómo queremos lograrlo. Hay realmente poco avance en las condiciones teóricas que harían existencia humana más duradera y sostenible.

La pregunta que hemos de hacernos es dramática: ¿es viable la existencia de la civilización humana a largo plazo, bajo los principios de producción y consumo máximo y generación máxima de residuos que hasta ahora han regido nuestras vidas?

La idea de desarrollo tiene una larga historia y comenzó en la década de 1960 con ayuda al desarrollo proporcionada a los países subdesarrollados por la comunidad internacional e instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el World Bank (WB.) Esta ayuda financiera contribuyó a casi todo excepto generar desarrollo en estos países. Además, el FMI y el BM insistía en ciertos criterios económicos como condiciones para otorgar préstamos tales como inflación y mercados accesibles en detrimento de los criterios sociales como alivio de pobreza y inversión en educación y salud pública.

Así nació el término “ayuda cooperativa” en la década de 1970 que realmente no era, de ninguna manera cooperativa y no tuvo más éxito que su predecesor. Esto se debió al hecho de que la ayuda económica se dio a los países subdesarrollados para importar tecnología y “especialistas” con el fin de establecer economías de producción y consumo de bienes suntuarios. La ayuda cooperativa se volvió inmanejable también después de un tiempo en que los pagos de intereses de las deudas acumuladas comenzaron a superar el PNB de los países subdesarrollados. En otras palabras, las salidas de capital de estos países superaron las entradas de países desarrollados. Para salvar el sistema socioeconómico neoclásico, neoliberal a partir de estos fracasos hubo que inventar un nuevo término. Así nació en la década de 1980 la “sostenibilidad y el desarrollo sostenible” y estas se han convertido en las terminologías más (y mal) utilizadas en la jerga socioeconómica y científica.

Cualquier discurso sobre la sostenibilidad debe comenzar con una aclaración del significado de los términos sostenibilidad y desarrollo sostenible. Ellos son muy difusos y sin compromiso, así que, para superar este problema y, cómo definir un nuevo paradigma para el proceso de desarrollo compatible con las realidades biológicas y socioeconómicas de la disipación de recursos, la degradación del medio ambiente, las incertidumbres biológicas, también la desigualdad económica e inequidad social. Este es el paradigma del desarrollo bioeconómico como los cimientos para un desarrollo integral duradero (Mohammadian, 1998). El desarrollo bioeconómico es holístico y proporciona percepción del desarrollo socioeconómico humano como uno y unido con el desarrollo de la biosfera y co-evolucionando con ella.

Sin embargo, lo que está claro para mí, y debo enfatizarlo una vez más, es que para lograr la sostenibilidad será necesario restablecer la diferencias entre nuestro sistema socioeconómico y el sistema biológico y garantizar su éxito; porque sin estos enlaces hay poca esperanza. En otras palabras, se debe hacer todo lo posible para garantizar la coevolución de estos dos sistemas. Es esencial para la salud de la biosfera y la sostenibilidad humana. A este respecto, se están realizando investigaciones en “biomimética” que emula a la Naturaleza para aprender de sus métodos y procesos evolucionados y perfeccionados durante billones de años. Algunas corporaciones ambientales han desarrollado nuevos métodos involucrados en el tratamiento de aguas residuales tratando de imitar el proceso de reciclaje de la Naturaleza (Lerner, 1997). “Máquinas vivientes” es uno de esos métodos en los que procesos biológicos se aplican a los requisitos industriales humanos a través de "ecosistemas de diseño”. En tal mini-ecosistema y a través de una cadena alimentaria micro, los organismos (bacterias, protozoos) se cultivan, se privan de alimento y luego se liberan en aguas residuales donde comenzarán el proceso de depuración al alimentarse sobre el material de desecho y descomponiendo las sustancias tóxicas. Eventualmente, los propios microorganismos serán consumidos por organismos más grandes como peces y caracoles. Si tan solo pudiéramos, y aprendiésemos, de los muchos factores biológicos ejemplos proporcionados por la Naturaleza, estaríamos mucho más cerca de una existencia sostenible, pero desafortunadamente no aprendemos y, parece que no queremos aprender y deseamos continuar con formas que claramente no son sostenibles.

El proceso socioeconómico capitalista dirigido por las fuerzas del mercado no poseen una función inherente para la sostenibilidad y lo que es peor, la sensibilidad del mercado no es consciente de un proceso de desarrollo económico que además de ser eficiente, también debe ser duradero biológica y socialmente. Por lo tanto, los óptimos económicos parciales no conducen necesariamente a óptimos biológicos y es probable que ninguno de ellos pueda garantizar la sostenibilidad del sistema socioeconómico.

Encontrar el equilibrio entre el óptimo económico y el biológico, junto con el máximo bienestar y condiciones sostenibles de vida, son los objetivos básicos del paradigma bioeconómico. Sin embargo, es necesario destacar tres aspectos relevantes: el primero tiene que ver con el grado de sostenibilidad y la carga ideológica relativa a la conservación del capital biológico y los valores que se le asignan. El segundo aspecto tiene que ver con la escala de la economía, su funcionamiento como un sistema abierto y las limitaciones que imponen las leyes de la termodinámica. La tercera tiene que ver con la decisión de elegir entre rendimientos máximos sostenibles o rendimientos óptimos sostenibles mediante una utilización y gestión de los recursos biológicos basada en la teoría de la Bioeconomía y los principios que deberían dar como resultado rendimientos sostenibles óptimos, tanto como sería posible optimizar el uso de los recursos biológicos. Observar los principios bioeconómicos da como resultado una óptima sostenibilidad con rendimientos inferiores a los rendimientos máximos sostenibles. Esto es realmente lo que es deseable si los rendimientos se pretenden mantener durante un largo período de tiempo.

El concepto de sostenibilidad podría expresarse como un conjunto de vectores multifuncionales. En resumen, se podría decir que existen tres funciones. La primera, como apoyo básico de la vida y de las actividades humanas, esta es el biológica para un largo tiempo. La segunda es tecno-económica, y actúa para mantener la vida y placentera para un corto tiempo. La tercera es la solución sociocultural para la cohesión de la sociedad. Todas ellas son, sin embargo, interdependientes e interactivos e implicadas en la dimensión ética y comprometidas con la Biosfera (Bioética). Además, todas ellas son esenciales para lograr el progreso y el bienestar humanos sostenible de una manera que sea biológicamente productiva, ambientalmente benigna, económicamente viable y socialmente justa (Mohammadian, 1997).

No obstante, se podrían establecer diferentes niveles de actuación según el grado de dominancia de cada vector. De esta manera un desarrollo sostenible “duro” (hard) en curso, responderá a una visión que es predominantemente biocéntrica y conservacionista, que establezca un sistema socioeconómico limitado por las exigencias del sistema biológico para optimizar los flujos de materia y energía en el proceso productivo. Además; el mantenimiento del capital biológico es esencial porque en realidad no puede ser sustituido por bienes manufacturados producidos por el sistema socioeconómico humano y, además se limitarían los daños ambientales resultantes del proceso de producción.

Por el contrario, un proceso “suave” (soft) de desarrollo sostenible va acompañado por una visión tecno-céntrica menos conservacionista y donde los límites impuestos por el sistema biológico son menos estrictos. Esto provocaría la sustitución del capital biológico por el capital manufacturado al creer que el sistema biológico no hace ninguna contribución real, o muy pequeña, al proceso productivo de la economía y cualquier aumento en la productividad resulta de los avances de la ciencia y tecnología. Esto, por supuesto, es completamente falso y está hecho contraviene la teoría del desarrollo bioeconómico.

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Autores: Mansour Mohammadiam y José Alfonso Delgado (traducción)

Nota: La publicación de las diferentes entregas de El Tercer Camino

se realiza en este blog, todos los lunes desde el 3 de enero de 2022.

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