Y decía Abul Beka:
—¿Cuántas
veces lloran las hiedras y lloran las flores? ¿Cuántas veces lloran los caminos
y lloran los pueblos? ¿Cuántas veces lloran las montañas y lloran las
estrellas? ¿Cuántas veces lloramos los hombres? Y ¡cuántas son las lágrimas que
limpian el corazón y traen la calma, como la lluvia trae la calma a los campos
y limpia el aire! Porque,¿qué separa a la alegría del llanto? Todos los días se
sientan juntos con el pecho y desde que nació el primer suspiro están juntos.
»Por
eso, no comprendo a los hombres que dicen que el llanto no es de hombres. Como
no comprendería a las flores que dicen que el rocío no es de las flores. Ni
comprendería al río que dice que no es suya el agua.
»¿Quizá
sea que el hombre ya no sabe llorar? ¡Quizá sea que en cada generación es más
insensible!, pero esto es como si una tormenta se pudiese quedar con toda el
agua y no se hiciese lluvia y vivificara con ella los campos.
»No
es el llanto sino un sentimiento para el que, al quererlo cubrir, se le han
quedado cortas las palabras. No es el llanto sino la humillación del que se
cree fuerte y la culminación alegre del que sabe que es humilde. Porque no hay
mayor alegría que el llorar de gozo y no hay mayor pesar que el llanto que nace
de la ignorancia.
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Autor: Cayetano Arroyo
Fuente: Diálogos con Abul Beka (Editorial Sirio)
Nota: En homenaje a la memoria de Cayetano Arroyo y Vicente Pérez Moreno,
un texto extraído de los Diálogos de Abul Beka se publica en este blog todos los
miércoles desde el 4 de octubre de 2017.
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