Y una oveja le dijo a otra:
—¿Qué
es para ti la vida?
Y la
otra le respondió:
—Es
un prado lleno de hierbas frescas hasta más allá del horizonte. Es un árbol
donde guarecerme del sol y la lluvia. Es un arroyo de agua transparente donde
poder calmar la sed.
Y de
nuevo le preguntó:
—¿Tú
crees en alguien superior a ti que te guíe?
Y
ella volvió a responder:
—Soy
una ciega en medio de muchas ciegas y lo más alto que puedo ver es la copa de
los árboles. Y, sin embargo, noto como una mano invisible que por las mañanas nos
trae al prado y al caer la tarde nos encierra a todas juntas. Dicen que es la
madre, nuestra protectora. También dicen que cuando desaparece de nuestra
presencia una de nuestras hermanas, va a ella. Y que todos los días la
alimentamos de nuestra leche y la cubrimos en nuestra lana. Y tú, ¿qué dices?
Y la
primera oveja le contestó:
—No
creo que alguien mayor que nosotros necesite de nosotras para quitarnos, sino
para darnos. Y veo más a nuestra madre en esta naturaleza que nos da el
alimento sin pedirnos nada que en esas manos que nos quitan la leche y nos
quitan el abrigo y nos sacrifican. Porque solo puede ser madre nuestra aquella
que al darnos no nos pida nada; ¿acaso al quitarnos algo no se lo quitaría a sí
misma?
Y
las dos ovejas siguieron pastando.
Y
decía Abul Beka:
—Por el «cómo hace» conoceréis la
mano de Dios en el hombre.
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Autor: Cayetano Arroyo
Fuente: Diálogos con Abul Beka (Editorial Sirio)
Nota: En homenaje a la memoria de Cayetano Arroyo y Vicente Pérez Moreno,
un texto extraído de los Diálogos de Abul Beka se publica en este blog todos los
miércoles desde el 4 de octubre de 2017.
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