La Nube del No-Saber y El Libro de la Orientación Particular son obras escritas en inglés por un autor anónimo del siglo XIV. A medida que las leo y medito, escribo y cuelgo en el Blog estas Variaciones sobre las mismas, respetando sus respectivas estructuras, lo que supone un total de 99 breves capítulos (fecha de publicación del primero: 20/07/09)
Otra cosa son los pensamientos sobre los hombres mortales y las cosas materiales. Es posible que aparezcan en tu mente sin tu consentimiento ideas y conceptos relativos a ellos, que debes rechazar inmediatamente. Si no lo haces, te verás arrastrado a amar u odiar según las reacciones que susciten. Y tú has renunciado a las ataduras mundanas; al haber elegido tu modo de vida actual, hiciste una opción radical por tu dimensión divinal, por tu Verdadero Yo.
Si en tu mente das vueltas a alguna injusticia pasada o presente, pronto te torturarán deseos de venganza e ira. Si engendras desprecio profundo por otra persona y una especie de odio lleno de rencor y de juicios prematuros, habrás sucumbido a la envidia.
Si cedes a la comodidad y a la desgana de hacer el bien, esto es pereza. Si el pensamiento está cargado de engreimiento y te hace presumir de tu honor, inteligencia, los dones recibidos de la gracia, tu estado social, tus talentos o tu belleza, y si voluntariamente te regocijas en ello, estás cayendo en el orgullo. Si se trata de una idea referida a objetos materiales, es decir, bienestar, posesiones u otros bienes terrenales que la gente se afana en conseguir y llamar suyos, y si te mantienes en este pensamiento provocando el anhelo, esto es codicia.
Si sucumbes al deseo desordenado de comidas y bebidas refinadas o en cualquier otro de los goces del gusto, es gula. Y, finalmente, el afán del placer carnal o de las caricias y los halagos de otros, se llama lujuria.
Otra cosa son los pensamientos sobre los hombres mortales y las cosas materiales. Es posible que aparezcan en tu mente sin tu consentimiento ideas y conceptos relativos a ellos, que debes rechazar inmediatamente. Si no lo haces, te verás arrastrado a amar u odiar según las reacciones que susciten. Y tú has renunciado a las ataduras mundanas; al haber elegido tu modo de vida actual, hiciste una opción radical por tu dimensión divinal, por tu Verdadero Yo.
Si en tu mente das vueltas a alguna injusticia pasada o presente, pronto te torturarán deseos de venganza e ira. Si engendras desprecio profundo por otra persona y una especie de odio lleno de rencor y de juicios prematuros, habrás sucumbido a la envidia.
Si cedes a la comodidad y a la desgana de hacer el bien, esto es pereza. Si el pensamiento está cargado de engreimiento y te hace presumir de tu honor, inteligencia, los dones recibidos de la gracia, tu estado social, tus talentos o tu belleza, y si voluntariamente te regocijas en ello, estás cayendo en el orgullo. Si se trata de una idea referida a objetos materiales, es decir, bienestar, posesiones u otros bienes terrenales que la gente se afana en conseguir y llamar suyos, y si te mantienes en este pensamiento provocando el anhelo, esto es codicia.
Si sucumbes al deseo desordenado de comidas y bebidas refinadas o en cualquier otro de los goces del gusto, es gula. Y, finalmente, el afán del placer carnal o de las caricias y los halagos de otros, se llama lujuria.
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