La Nube del No-Saber y El Libro de la Orientación Particular son obras escritas en inglés por un autor anónimo del siglo XIV. A medida que las leo y medito, escribo y cuelgo en el Blog estas Variaciones sobre las mismas, respetando sus respectivas estructuras, lo que supone un total de 99 breves capítulos (fecha de publicación del primero: 20/07/09)
Es inevitable que las ideas surjan en tu mente y traten de distraerte de mil maneras. Te preguntarán diciendo: ¿qué es lo que buscas?, ¿qué quieres?. A todas ellas debes responder: "a Dios sólo busco y deseo, a Él sólo y a Él en Mí". Y si te preguntan quién es este Dios, diles que es el Dios que te creó y que, a la vez, eres Tú Mismo, tu Verdadero Yo. Di a tus pensamientos: "sois incapaces de captarle y de captarme; dejadme".
No te sorprendas si tus pensamientos parecen cargados de santidad y valiosos para tu crecimiento espiritual. Pero si les prestas atención, habrán conseguido lo que deseaban y pronto te encontrarás pensando en tu vida física y sus avatares. Y de repente, antes de que te des cuenta, tu mente se habrá disipado por completo.
Estas ideas has de dejarlas atrás, bajo la nube del olvido, si quieres penetrar en la nube del no-saber que está entre tu pequeño yo y tu Yo Profundo, entre ti y Dios. Por eso, siempre que te sientas movido por la gracia a la actividad contemplativa y estés determinado a realizarla, se consciente de que basta con un puro impulso hacia Dios, el deseo de Él solo.
Si quieres, centra todo tu deseo en una simple palabra que tu mente pueda retener fácilmente; y elige una palabra corta, mejor que una larga. Palabras tan breves como Dios, Unidad, Consciencia, Amor o Hinneni (el ¡heme aquí! con el que Abraham y María respondieron a Dios/Padre y al ángel Gabriel, respectivamente) resultan muy adecuadas. Pero has de elegir una que tenga significación para ti. Fíjala luego en tu mente, de manera que permanezca allí suceda lo que suceda.
Sírvete de ella para golpear la nube de la oscuridad que está sobre ti y para dominar todas las distracciones, arrojándolas en la nube del olvido que tienes debajo de ti. Si algún pensamiento te siguiera molestando, respóndele con esta única palabra. Y si tu mente comienza a intelectualizar el sentido y las connotaciones de la misma, acuérdate de que su valor estriba en la sencillez.
Haz esto y te aseguro que tales pensamientos e ideas desaparecerán. ¿Por qué?. Pues porque te has negado a desarrollarlos discutiendo con ellos.
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