Sri Ramana Maharshi, considerado por muchos el Gran Yogi de
Preguntamos al intérprete y discípulo predilecto si nos sería permitido dirigir algunas preguntas al Gurú. Después de consultarlo, en voz muy baja, con su maestro, nos responde afirmativamente. Decimos entonces lo siguiente, improvisando con rapidez algunas frases que vienen a nuestra mente, pues la verdad es que nunca creímos que se nos permitiría dialogar con él.
Maestro venerado: hemos viajado por todo el ancho mundo estudiando las viejas religiones y filosofías, esforzándonos por descifrar e interpretar en libros de la sabiduría antigua una cosa fundamental:
En esos momentos, mediante un momento de split-personality, nos damos cuenta de que, en realidad, lo que queríamos preguntar al santo hindú no era lo que nuestros labios acababan de pronunciar, sino algo mucho más profundo y más íntimo: lo que básicamente queríamos pedirle era una fórmula, un camino para obtener paz en la mente, serenidad en el juicio y en la acción, sabiduría verdadera en una palabra, la sabiduría de los yogis. El silencio se prolonga tanto que pareciera que el Gurú no va a responder a nuestra pregunta. Adelina del Carril y la esposa del autor, que están arrodilladas más atrás, han confesado después que la angustia que ellas experimentaban en esos momentos era mortal, pues se daban vagamente cuenta de que en ese silencio preñado de posibilidades todo podía acontecer, incluso un milagro. Tentados estábamos ya de repetir nuestra pregunta o de decir cualquier otra cosa para vencer esa terrible tensión, cuando he aquí que los labios del yogi se han abierto y en voz muy baja comienza a decir algunas palabras en lengua que no entendemos. El intérprete rápidamente traduce entonces:
La paz, la serenidad, la armonía son el estado normal de la consciencia. Quién, como usted es médico, sabe que, así como la salud es el estado normal del cuerpo, igualmente la paz es el estado normal del espíritu. Cuando no hay paz, ello traduce un estado anormal, una enfermedad del espíritu, del mismo modo que la fiebre expresa un trastorno del cuerpo. Ahora bien, ¿qué es lo que produce ese trastorno, ese estado artificial de la consciencia?: la mente. Averigüe usted qué es la mente y encontrará el camino de la serenidad y la sabiduría que usted ambiciona alcanzar...
La impresión que esas palabras nos producen es indescriptible. Para nuestras acompañantes, la respuesta no tiene relación alguna con nuestra pregunta y carece de sentido. Pero nosotros nos damos perfecta cuenta, instantáneamente, de que el Gurú no está contestando la pregunta que de palabra le formulamos, sino que está respondiendo directamente a nuestro pensamiento.
¿Cuál es la mente que obstruye el camino hacia la serenidad del espíritu? ¿La mente individual, nuestro ego, nuestra personalidad, o bien
Mente Universal y mentes individuales son una sola cosa... No hay mentes distintas. Los egos son solo fragmentos de
Hace una pausa y luego dirigiéndose al intérprete le dice que nos traiga un folleto que el dictó apenas cuando tenía veinte años y que se llama: "¿Quién soy?" . Cuando éste vuelve, le dice que nos lo entregue y que lo leamos con la mayor detención, frase por frase, palabra por palabra. .Repetimos entonces nuestra primera pregunta:
Maestro, ¿cuál es el camino de
Eso nadie puede decírselo. Tiene que ser encontrado por sí mismo, por cada cual, investigado paciente y heroicamente, a solas y sin desfallecimientos. Hay que encontrar primero lo que uno es y entonces se encuentra el camino de Dios, pues Dios está en nosotros mismos y no en otra parte.
Nos levantamos agradeciéndole que nos haya hecho el don de sus enseñanzas. Adelina del Carril, que está llorando copiosamente, coge de la mano al pequeño Ramu, su hijo adoptivo, y se acerca al santo para que bendiga a ambos. Salimos al aire caliente de Tiruvannamalai. Uno que otro discípulo transita por las anchas avenidas del Ashram, sumido en meditación en esta hora caliginosa de la siesta. En la lejanía del paisaje se destaca el enhiesto perfil del monte Arunachala, encarnación de Shiva y ancestro directo del Maharshi. Emprendemos el regreso y es ya de noche cuando arribamos a Bangalore... Al amanecer del siguiente día, tomamos el avión para Delhi. Todo ha pasado en pocas horas, pero la realidad de aquella escena es tan intensa que todo lo demás nos parece ahora irreal.
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Fuente: Juan Marín
http://no-dualidad-francisco.blogspot.com/2009/07/entrevista-con-sri-ramana-maharshi.html
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