Y un niño que jugaba con
otros niños lo vio pasar, y dejándolo todo, se fue tras él para escucharle. Y
el maestro, señalándolo decía:
—Mirad que, para él, aquello que deja es tan valioso como si
vosotros dejarais vuestras casas y vuestras familias y todas vuestras
posesiones.
»Bienaventurados vosotros que podéis dejar porque tenéis; y más
bienaventurados aquellos que más tienen porque más pueden dejar.
»Envidia os tiene la montaña, que no puede dejar de ser montaña
para hacerse nube.
»Envidia os tiene el hermano árbol, que no puede ni por un instante
dejar de ser árbol para hacerse águila.
»Y la hermana rosa, ¡cuánto daría por volar como una mariposa!
Vosotros podéis dejar todo cuanto se os dio, para probaros.
»Y cuando guardáis, no
hacéis sino alargar las pruebas, hasta atrofiaros, como se atrofian los árboles
viejos y echan raíces cada vez más profundas.
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Autor: Cayetano Arroyo
Fuente: Diálogos con Abul Beka (Editorial
Sirio)
Nota: En homenaje a la memoria de Cayetano Arroyo y Vicente Pérez Moreno,
un texto extraído de los Diálogos de Abul Beka se publica en este blog todos los
miércoles desde el 4 de octubre de 2017.
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