Y cuando despertó la mañana
sobre Medina Runda, Abul Beka miró los campos y miró las flores y los cielos y
a la gente, y elevando las manos le dijo:
—¿Acaso hay algo más grande que el despertar? ¿Acaso hay algo mayor
que el despuntar del alba por el horizonte del hombre?
»Muchas generaciones habéis tenido en el sueño y es la hora de que
despertéis a la luz.
Y uno se le acercó y le preguntó:
—Maestro, ¿qué nos dices cuando nos hablas de que tenemos que
despertar? ¿Acaso ya no estamos despiertos?
Elevando la mano hasta el horizonte y señalándole,
le dijo:
—Mira las semillas que llenan los campos. ¿Acaso los frutos que ves
no son su despertar?
Bien sabes que en el sacrificio de su muerte lleva el nacer a un
estado mayor, porque ¿si el grano de trigo no muriese como grano, acaso nacería
como espiga?
Y ahora, dime: ¿no tienen deseo de quedarse sin germinar aquellos
que hacen de la vida su morada y se enquistan en ella? Son como las semillas
que, recogidas, se pierden en un rincón del granero y nunca se echan sobre la
tierra.
Has de saber, pues, que para despertar han de morir muchas cosas
en ti.
¿Qué es el despertar de
la noche sino el día? Busca, pues, ese día en ti, y no te contentes con
acurrucarte entre las tinieblas y el calor aparente de la ignorancia.
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Autor: Cayetano Arroyo
Fuente: Diálogos con Abul Beka (Editorial
Sirio)
Nota: En homenaje a la memoria de Cayetano Arroyo y Vicente Pérez Moreno,
un texto extraído de los Diálogos de Abul Beka se publica en este blog todos los
miércoles desde el 4 de octubre de 2017.
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