Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2023-2024

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4/8/10

Sufismo y consciencia de unidad

La base de todos los senderos místicos del Islam es la idea de la unidad, el concepto de la unidad de todos los seres, de toda la existencia.

La consciencia de la unidad de toda la existencia tiene su origen en una antigua filosofía oriental. Se dio no sólo en India y China, sino entre los antiguos akkadians, sumerios, asirios, caldeos, persas y egipcios. De estos se transmitió a los fenicios y a los clásicos griegos. Su último desarrollo se produce en el Islam durante el periodo abasida, cuando los senderos místicos, denominados en árabe tariqas, son conocidas en Occidente como sectas o cofradías sufíes.

Pero el misticismo, en el sentido de unidad del ser no se introdujo en el Islam con la herencia clásica, como algunos autores han propuesto. Siempre ha estado ahí. No es, ni más ni menos, que la práctica del verdadero Islam. La intuición de la verdad presente en tantas tradiciones fue destilada en su esencia por el Islam y encarnada en un vehículo que la asumía de forma perfecta. Las tariqas sufíes surgieron para asegurar que esta unión de cuerpo y espíritu nunca sería abandonada.

El objetivo último del sufismo es la unificación de la aparente multiplicidad en la Unidad Esencial. De acuerdo con las enseñanzas del sufismo, esto sólo es posible mediante la aniquilación de todas las apariencias en Allah y, sobre todo, de la apariencia del propio yo.

Hay tres pasos en este proceso.

El primero es la ma" buda illa Llah -"no hay nada digno de adoración excepto Allah.”

El segundo es la maqsuda illa Llah - “no hay propósito ni objetivo sino Allah.”

El tercero es la mawjuda illa Llah - “nada existe sino Allah.”

En el primer nivel de “no hay nada digno de adoración excepto Allah,” aunque la multiplicidad se reduce a lo adorado y el adorador, uno es aun culpable del pecado de la dualidad, de atribuir asociados con Allah, puesto que el mundo, al existir el adorador, aun parece que existe.

En el segundo nivel “no hay propósito ni objetivo sino Allah,” el problema aun persiste. Aunque Allah se convierte en el único objeto del deseo, en la negación de otros objetos su existencia aun está implicada y el yo continúa ahí.

La verdadera unidad solamente se sostiene en el tercer nivel “nada existe sino Allah.” Por tanto el objetivo no solamente debe ser el rechazo de la multiplicidad del deseo y la percepción sino también encontrar el propio ser solamente en el Único y Uno Siempre Existente.

El origen y la causa de la perfección es Allah, el Único Existente. La causa de toda deficiencia y mal es el hombre, que no existe. Todo lo bueno y perfecto pertenece a Allah que es permanente. La maldad y la deficiencia surge de la experiencia ilusoria y en verdad no existe. Lo temporal es como una corriente de aire. El ser verdadero solo puede ser eterno. La unidad del ser es la desaparición de lo temporal en lo eterno.

En el misticismo islamico el buscador intenta conseguir este objetivo de unidad mediante un sistema de educación que tiene cuatro estadíos:

El primero es denominado la enseñanza de la negación y la afirmación. Durante este periodo el novicio recita y se concentra en la declaración Divina La illaha illa Llah – no hay dios sino Allah.

El segundo es denominado pureza y consolidación. En éste el estudiante recita y se concentra en la frase illa Hu "nada sino Él”- Siendo Hu (El) el nombre perfecto de Allah.

El tercero se denomina fana" fi Llah, “perdiéndose uno mismo en Allah”, un avanzado estado durante el cual el estudiante invoca y busca Al-Haqq “la verdad absoluta”.

El estado final es el nivel de baqa" bi Llah, “existiendo en Allah”. Existir en Allah es el estado del hombre perfecto en el que ya no hay un buscador de la verdad puesto que el buscador se ha convertido en la Verdad.

Este sistema educativo transcurre paralelo a los tres grados del conocimiento:

El primero es ilm al-yaqin, el conocimiento obtenido indirectamente a través de la información aportada por pruebas racionales.

El segundo ayn al-yaqin, es el conocimiento adquirido a través de la experiencia directa.

El tercero Haq al- yaqin, es la aniquilación de todo conocimiento, incluida la sensación de la existencia propia, en Allah, y la existencia en la verdad, conviertiéndose en la Verdad.

Todos los atributos y todas las acciones pertenecen únicamente a Allah. No hay otra existencia sino la de Él. Todo y toda la cosas desaparecen en este Ser Singular. El objetivo final es la experiencia de desaparecer en Él y ser uno con Él.

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Autor: Tosum Bayrak al-Jerrahi

Introducción al libro Inspirations on the Path of Blame (1993, Threshold Sufi Classics) del Sheij Badruddin de Simawna.

Traducción del inglés: Webislam (http://www.webislam.com)

2 comentarios:

  1. Me parece claro y sencillo.Desaparece hasta el Hinnení porque este presupone un yo que existe y se entrega?

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  2. Efectivamente, en la "mawjuda illa Llah" (“nada existe sino Allah), tú, yo y todo y todos somos una manifestación consciencial del Ser Uno.
    No hay yo y Dios ni para adorarlo, ni para hacer su Voludad ("Heme aquí": hinneni). Él es todo. Y la idea de una identidad personal o de un ser individual, mera ficción.
    Ser es sinónimo de Dicha, a condición de que no queramos ser “algo”.
    Un beso

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