Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2023-2024

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5/8/10

El sufismo y la mística del Islam (1/2)

Son numerosas las entradas de este Blog versadas en el sufismo. Sin ir más lejos, ayer mismo se publicó la titulada Sufismo y consciencia de unidad. Con el telón de fondo de todas ellas y respondiendo a lo solicitado por bastante lectores del Blog, se inserta a continuación un texto dedicado a examinar el papel y el protagonismo del sufismo en la mística del Islán y, a través de ello, en la espiritualidad de la Humanidad. Dada su extensión, se divide en dos partes, de modo que a la que se publica hoy le seguirá la que se insertará mañana.

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Uno de los temas más interesantes del estudio del Islam es indudablemente el de su mística. Máxime considerando la importante influencia que ella ha tenido, tanto en la evolución del pensamiento islámico, como sobre otras culturas y tradiciones religiosas, vivificando en muchos casos corrientes místicas ajenas (1).

En occidente se ha denominado al misticismo islámico como "Sufismo" y ha merecido siempre el interés de los orientalistas e islamólogos. La obra poética de algunos grandes sufíes es conocida desde hace tiempo en traducciones a lenguas occidentales, como el caso de Rumi (Yalaluddín), Hafiz, Omar Khaiam, Sa‘adi, ‘Attar. No obstante, no pocas veces el simbolismo de las obras de estos poetas místicos fue mal interpretada, y no es raro encontrar hasta la fecha quienes interpretan las alusiones al vino de Omar Khayam o el erotismo de otros autores como una muestra del sensualismo o epicureísmo de árabes y musulmanes (2).

En las obras islámicas se hace referencia al sufismo con distintos términos, siendo el más difundido el de Tasawuf. En el ámbito de la escuela shiíta se prefiere llamarlo ‘Irfán (3). A los que han alcanzado la meta de este camino espiritual se los denomina sufíes, y también ualí, los maestros reciben distintas denominaciones: Sheij, Murshid, Pir (turco y persa), ‘Arif, Muhsin, etcétera (4). A los aspirantes y miembros de las cofradías sufíes se los designa también, según las zonas del mundo islámico, con distintos nombres: faqir ("pobre", en el sentido de la persona consciente de su necesidad absoluta de Dios), derwish ("derviche", en persa y turco), muríd (es decir: "aspirante", "anhelante").

La palabra Tasawuf no existía en los orígenes del Islam, pero puede decirse, parafraseando a un sabio sufí, que en los primeros días era una realidad sin nombre, y luego, con el paso del tiempo, se convirtió muchas veces en un nombre sin contenido o realidad. Es decir: el estado espiritual a que aspira el sufismo era moneda corriente entre muchos de los compañeros del Profeta, aunque no tuviera ello una denominación específica; mas luego tomó un nombre y no siempre los que lo esgrimían detentaban en realidad esa sabiduría.

Se han propuesto diversas etimologías para el término sufi y Tasawuf. Se ha dicho que deriva de suf (lana), por el manto de lana que vestían los primeros sufíes. Se lo ha hecho también derivar de ahl al-suffah (lit.: "los del sitial [sofá]"), que designa a un grupo de compañeros del Profeta que solían parar en una banca en las afueras de la Mezquita de Medina. Eran hombres completamente dedicados a la devoción. El Profeta les dedicaba una especial atención. La opinión de los más grandes gnósticos es que deriva de la raíz verbal árabe safá (purificarse, clarificarse), pues precisamente de eso se trata: de una purificación del alma. Y hay otras opiniones, hasta hubo quien sugirió que derivaba del griego sofía (sabiduría).

El hecho de que el sufismo no existiera en los orígenes del Islam en la forma que adoptó posteriormente (con una terminología propia, sus cofradías y métodos), llevó a que los primeros orientalistas vieran en él simplemente un resultado de influencias externas a la religión islámica, provenientes del budismo, el hinduismo y hasta el cristianismo. Finalmente los trabajos de grandes especialistas (Massignon, R. Nicholson, Henri Corbin, entre otros) ha terminado por demostrar que el sufismo es una expresión puramente islámica, aunque desde luego no cabe descartar por completo la influencia de otras tradiciones religiosas genuinas. La doctrina del sufismo, tal cual la exponen sus principales mentores, es siempre una interpretación profunda del Corán y la Tradición. Y más aún: ha quedado probado que el sufismo ejerció una poderosa influencia en la espiritualidad de otras religiones con las que tuvo intercambio, particularmente el judaísmo y el cristianismo.

En este siglo, de la mano de vulgarizaciones pseudo espirituales la mayoría de las veces, el sufismo comenzó a ser conocido en Occidente. Ha sido presentado por algunos como una doctrina esotérica anterior al Islam e independiente de éste, lo cual contradice toda la evidencia histórica. El motivo de esto ha sido a veces lograr su aceptación por los occidentales, lo cual no se habría logrado de la mano del Islam, hacia el cual existen prejuicios seculares. Este "sufismo sin Islam" es de todas formas una rareza que aún subsiste, aunque cada vez menos, en los países occidentales. La traducción cada vez mayor de obras de maestros sufíes no permite ignorar que fueron musulmanes, ni las continuas alusiones que hacen al Corán, a la Tradición o a las prácticas devocionales propias de esa religión.

Otros autores han sugerido que el sufismo surge cuando se hace evidente el desvío de las clases gobernantes, luego del reinado de los primeros cuatro califas y cuando se instaura en el poder la dinastía omeya. Habría aparecido —sostienen— como una reacción de rechazo al mundo, de ascetismo y desapego, contrario al afán mundano y de lujo de las clases dominantes, y con el deseo de dar un ejemplo al pueblo de la verdadera religión. Esto puede ser cierto en parte, pero la realidad muestra que el sufismo asumió muchas formas, no pregonando en absoluto el apartamiento del mundo como doctrina fundamental. Por el contrario, lo más auténtico del sufismo propone un modelo de hombre comprometido con su sociedad y su tiempo, como un instrumento de Dios para el triunfo de la religión y la verdad. El Islam rechaza el monacato y el celibato, insta al hombre a vivir en sociedad y realizarse como buen esposo, padre de familia y ciudadano (5). Varias cofradías sufíes tomaron la forma de órdenes guerreras, y otras jugaron un papel fundamental en diversos movimientos y revoluciones islámicas.

Organización: cofradías y genealogía espiritual

El Tasawuf adquirió con el paso del tiempo una organización peculiar y característica en la forma de cofradías llamadas en árabe tariqah (plural: turuq), palabra que significa sendero o camino. Estas tariqas toman generalmente el nombre del fundador de la misma. A menudo del tronco de tariqas importantes se desprenden "ramas", nuevas cofradías que llevan el nombre de algún santo importante (6). Según se cuenten los troncos fundamentales o las ramas hay quienes estiman entre 40 y 400 el número de estas cofradías (aunque el número en estos casos tiene también mucho de simbólico) (7).

Estas tariqas exhiben siempre una "genealogía espiritual" o silsisa (cadena), en la forma de la cadena de maestros o Sheijs que se fueron sucediendo uno a otro con el paso de los siglos. Esta genealogía espiritual se remonta siempre, en todas las tariqas, al yerno y primo del Profeta, ‘Alí ibn Abi Talib. ‘Alí es considerado en el Islam la "puerta de la sabiduría" (8) y el origen de la wilaiah (santidad) (9), por su cercanía al Profeta y lo que éste afirmó a su respecto. Sólo una tariqah de las que existen actualmente hace remontar su genealogía al primer califa, Abu Bakr (Alí fue el cuarto).

Algunas "ramas" de estas tariqas han desaparecido, o se han "apagado" en el sentido espiritual por no contar ya con un ualí, un santo realizado, que esté al frente de ellas. Otras se han extraviado cayendo en prácticas y usos contrarios, sea a una vía espiritual verdadera, sea a la religión misma.

En términos generales siempre ha existido en el Islam una suerte de tensión entre los seguidores del sufismo y los "partidarios de lasharí‘ah", entendiendo por estos últimos a quienes se refugian en la ley revelada y el cumplimiento estricto de los deberes religiosos, sin pretender ir más allá. El argumento de los sufíes es que la mera ley exterior, sin sabiduría y confirmación del corazón, es letra vacía; por su parte el alegato de los legalistas, es que el misticismo lleva muchas veces al extravío y la corrupción. Unos y otros han tenido razón a su manera. No han faltado los pseudo sufíes que, por orgullo espiritual, han despreciado el cumplimiento de las obligaciones religiosas básicas, creyéndose por encima de ellas, y han tenido el peor destino. Y tampoco han sido raros los casos de alfaquíes y jueces que procedieron con total hipocresía, negando con sus actos lo que afirmaban con sus lenguas. El punto medio entre estos dos extremos son muchos grandes sufíes que aunaron entre la sharí‘ah(la ley) y la haqíqah (la realidad interior), siendo al mismo tiempo juristas y hombres de sabiduría. Un caso, que citamos por ser un autor conocido en occidente, es el del Imam Al-Gazzali, que se destacó en todas las ciencias islámicas a la par que en el terreno del sufismo.

Doctrina y métodos del sufismo

Hacer sólo una mera reseña de las doctrinas particulares del Tasawuf es desde luego imposible por el poco espacio de que disponemos. Vamos solamente a dar algunas ideas centrales que son comunes a todas las escuelas y maestros.

Etapas del camino espiritual

El misticismo islámico es en principio una profundización en busca de la verdad de la religión. Este proceso suelen representarlo los sufíes en tres etapas, que son como sucesivos grados de profundidad y al mismo tiempo de jerarquía espiritual. Las equivalencias y analogías entre esos tres niveles son muchas. En el cuadro siguiente se dan los tres niveles en orden de profundidad y sus equivalencias:

+Sometimiento a Dios:

1. ISLAM: Sometimiento a Dios / IMAN: Fe / IHSAN.

2. SHARI‘AH: La ley exterior a la que es preciso someterse / TARIQAH: El "sendero espiritual" que conduce a la Realidad.

3. MUSLIM: El "musulmán", es decir el "sometido" / MU’MIN. El "creyente", en quien la fe se ha afirmado en su corazón.

4. MAJÁFAH: Temor/conveniencia: el hombre obedece la ley porque teme /MAHABBAH: "Amor": El comienzo del camino hacia la Unidad.

5. ILM AL-IAQIN: "Certidumbre" por la información y el conocimiento / ‘AIN AL-IAQIN: "Certidumbre" por la visión directa de las cosas.

6. UNIDAD DE LAS ACCIONES: "Unificación de los actos cumpliendo con la ley revelada / UNIDAD DE LOS ATRIBUTOS

+Perfección. Estar atento a que Dios nos contempla:

HAQIQAH

+La "Realidad" que todo lo sostiene

MUHSIN

MA‘RIFAH

"Sabiduría", el fruto del amor.

HAQQ AL-IAQIN

"Certidumbre" por haberse unido a la Realidad (Dios).

UNIDAD DE LA ESENCIA

En las exposiciones elementales de su ciencia espiritual, el sufismo recalca siempre estos tres aspectos o etapas de la vida espiritual. Esta distinción, por lo demás, se encuentra tanto en el Corán (10) como en la Tradición (11). En la columna 5ª se dan las equivalencias con el conocimiento: primero está el conocimiento que proviene de la mera información (se lo compara con alguien que, viendo elevarse una columna de humo en el medio del bosque, sabe que allí debe haber un fuego); luego viene el conocimiento que se testimonia por visión directa (como quien llegando al lugar de donde parte el humo, ve el fuego, y está ya seguro de que existe). Por último está el conocimiento completo y perfecto (que, siguiendo con el ejemplo, es como el de quien penetra en el fuego y se quema en él: ya no hay distinción entre el conocedor y lo conocido). El fruto del camino espiritual es la Unidad, pero esta tiene, en la doctrina del Tasauuf, varios grados. Primero está la unidad de las acciones, que se obtiene obedeciendo la ley revelada escrupulosamente. Pero esto no basta, pues la observancia de la ley puede hacernos creer de que somos mejores que otros, cayendo en el orgullo espiritual. Es preciso purificar el alma para que reluzcan en ella los atributos de la perfección. A esto se llama Unidad de los Atributos. La última etapa es la Unidad suprema, la Unidad con el Amado, sobre la cual los sufíes no hacen comentarios por no poder expresarse en palabras.

Esquemáticamente el método del Tasawuf podría representarse esquemáticamente con un círculo y un radio que conecta la circunferencia externa con el punto central: El círculo exterior representa la ley (Sharí‘ah), el radio hacia el centro es el camino espiritual (Taríqah), y por último el centro inamovible y sin dimensión es la Realidad (Haqíqah). Si pensamos en este esquema como una rueda que gira, el mundo en movimiento, a medida que se acerca al centro, el aspirante espiritual alcanza cada vez mayor "quietud", sosiego (sakínah), paz interior. El amor lo atrae hacia el centro, a la Unidad con su Señor.

El combate interior

Lo anterior nos conduce al tema del Yihad, la guerra santa, en el sentido de la lucha contra el ego, que personifica el velo mayor que nos oculta la realidad. El ego, con sus tendencias, deseos, pasiones, etc., es el gran enemigo, el aliado de Satanás en el alma humana. Para domeñarlo es preciso una lucha sin cuartel. Las armas de este combate son la oración, la súplica, el ayuno, por una parte, y la práctica de la cortesía espiritual dentro de la hermandad de la cofradía: ver al hermano como un espejo de uno mismo, y tratarlo con la mayor deferencia, prefiriéndolo a uno mismo, en el sentido del famoso hadiz: "No alcanzará ninguno de vosotros la dulzura de la fe hasta que quiera para su hermano lo que quiere para sí mismo".

La remembranza de Dios

Un método común a todas las cofradías del sufismo es "el recuerdo de Dios", que consiste exteriormente en la repetición incesante de ciertos Nombre Divinos. Esta repetición procura que el corazón reaccione por simpatía, como un diapasón, ante el sonido sagrado de los Atributos de Dios. Esto se emplea acompañado de un uso dirigido de la imaginación y la concentración. Es de dos tipos: individual, en solitario, según las indicaciones del maestro, y colectiva, con los integrantes de la cofradía. Este recuerdo (dhikr) es a menudo acompañado de la recitación de poesías y canciones de los grandes místicos. Se suele también marcar los ritmos con instrumentos de percusión y otros cuyo sonido semeja la voz humana. En cuanto a la profundidad de este "recuerdo", los maestros hablan de muchos grados: está el mero recuerdo de la lengua, que repite y repite sin que ello vaya más allá; está el recuerdo interior, del corazón, cuando la remembranza se instala en el alma y la lengua enmudece. Y se dice también que en el ualí, el hombre perfecto (al-insán al-kámil), todos sus actos son recuerdo, pues él no olvida a Dios ni un instante.

Desapego y recuerdo de la muerte

Una de las condiciones impuestas al aspirante es el desapego del mundo, lo cual no significa pobreza externa o desprecio de los bienes del mundo, sino ser conciente de su transitoriedad y contingencia. A este respecto cabe el famoso dicho de ‘Alí ibn Abi Talib, corona de todos los linajes espirituales: "No es desapegado quien no posee nada, sino aquél que no es poseído por nada". A esto contribuye el recuerdo de la muerte, final inevitable de todo lo nacido y creado. El despertar espiritual es la muerte a la ilusión (dijo el Profeta: "Morid antes de morir", y dijo también: "La gente está dormida, cuando muere, despierta").

El maestro (sheij) y la hermandad (suhbah)

Otro punto a destacar es la dirección espiritual. El aspirante sigue a un maestro (sheij) que lo conduce en este difícil camino, y que es como un padre para él. Debe obedecerle y respetarle, e incluso servirle, como parte de su educación espiritual. Tomar un maestro es unirse a un linaje espiritual y compartir el camino con otros hombres y mujeres.

Estados (hal), estaciones (maqam) y aniquilación (faná)

El Tasawuf posee una profunda psicología espiritual que describe (y enseña a tratar) las distintas etapas por las que pasa el aspirante. Primeros están los estados pasajeros del alma, de diversos tipo. Luego las estaciones, que son como la consolidación de ciertos atributos. Por último la aniquilación, que es cuando desaparece todo velo, toda separación con el Amado.

Definición del sufismo

Para los sufíes todo lo dicho no son más que palabras, alusiones. La realidad del Tasawuf es la experiencia, la vivencia, que no puede ensuciarse ni rebajarse con palabras. Como dijo el poeta:

Nuestro mar es un océano profundo

Que ni el más diestro puede escanciar.

No contradigas con parloteos

Ni disputes con vanidad!

No obstante el afán de categorías de la razón humana los ha hecho condescender a intentar definiciones y símiles para dar cuenta del Tasawuf y de la condición del sufi. Alguno ha dicho, por ejemplo, que "El Tasawuf es una realidad sin forma" (Ibn Yalla). Y en cuanto al sufi, se dice que "Es el hijo del momento", destacando su condición de hombre despierto.

Una sintética definición del camino del sufismo es la que escuché cierta vez de un maestro. En ella se alude al Tasawuf explicando el significado de las letras que forman su nombre (t-s-u-f, pues en árabe no se escriben las vocales breves). La "T" es taubah, el arrepentimiento. El aspirante debe empezar por volverse hacia Dios arrepintiéndose de sus faltas. La "S" representa safá’, la purificación; es preciso eliminar lo que enturbia el alma con los ejercicios espirituales y la remembranza de Dios. La "U" es uilaiah, la intimidad y amistad con Dios, que El concede a Sus siervos sinceros y purificados. La "F" es faná’, la aniquilación en el Amado, ya no hay dos, solo Uno.

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Notas:

(1) Un ejemplo es el caso de los místicos españoles, vgr. San Juan de la Cruz, de quien se sabe descendía de moriscos conversos y en quien se rastrean importantes influencias del sufismo. Ver por ejemplo de López-Baralt, Luce: San Juan de la Cruz y el Islam. Hiperión, Madrid, 1985. Son interesantes también las obras del arabista español Asín Palacios (La Escatología musulmana en la Divina Comedia; Huellas del Islam; etc, publicadas por Hiperión), que pese a ser sacerdote jesuita y a las obligaciones de su fe, reconoce la enorme dimensión de la espiritualidad islámica; ver por ejemplo: Tres estudios sobre pensamiento y mística hispanomusulmana, Hiperión, Madrid, 1989.

(2) El "vino", prohibido en el Islam, alude en la poesía mística a la embriaguez de los estados místicos del sufi. La "taberna" y los "bebedores" son las cofradías de hombres hermanados en la búsqueda espiritual. Las alusiones eróticas, a veces subidas de tono, buscan simbolizar el amor divino, que atrae al amante místico con un poder equivalente al del amor físico y sensual. La "eterna amada" de los poemas orientales, Laila (lit.: la noche), simboliza a la sabiduría. Por lo demás el Corán menciona ese "vino" que no embriaga con la pérdida de la conciencia y que es "delicia de bebedores" (Cfr.: 47:15).

(3) También aparece con frecuencia el término sufíah entre los autores más inclinados hacia el legalismo, para representarlo como una escuela aparte de las conocidas, y a veces con un sentido despectivo.

(4) Sheij significa literalmente "anciano" y se usa en general para designar a los maestros de religión en el Islam. Murshid significa "el que guía por el buen camino". Pir equivale a "santo", lo mismo que ualí, teniendo este último el sentido de "intimidad con Dios". ‘Arif equivale a "gnóstico" y "sabio". Muhsin significa "perfecto" y es un término coránico.

(5) En este sentido Rumi, uno de los más grandes sufíes, decía que lo difícil era el camino de Muhammad: casarse, tener hijos, involucrarse en el mundo, y aún así actuar por amor a Dios; y que en cambio más fácil es la decisión de celibato que adoptan los monjes cristianos.

(6) Por ejemplo la tariqah "shadilíiah" cuyo iniciador fue el Sheij Al-Shadili, o la taríqah mevlevíah, cuyo fundador fue el gran sufi y poeta persa Yalaluddín Al-Rumi (m. 1273) (llamado Molaví por persas y turcos, de donde viene mevlevíah); los que se interesan en este tema probablemente habrán oído hablar (o habrán visto algún documetal) de esos "derviches danzantes" mevlevis de Turquía.

(7) El "cuarenta" es un número simbólico en todo el misticismo y la tradición islámica: A los cuarenta años el hombre alcanza la madurez completa, y de allí que fue la edad en que se le encargó al Profeta su misión. Cuarenta es el número mínimo de una cofradía, como número completo, y de allí el famoso cuento simbólico de "Alí Baba y los cuarenta ladrones". Alí Baba es el maestro o Sheij, y sus seguidores con "ladrones de corazones" como se definen a veces los sufíes.

(8) El Profeta dijo: "Yo soy la ciudad de la sabiduría y ‘Alí es su puerta. Quien pretenda la sabiduría que entre por su puerta".

(9) Durante el retorno de la "peregrinación de la despedida" el Profeta reunió a los peregrinos de toda Arabia y les dijo: "De quien yo sea su maula (maestro, protector, gobernante), ‘Alí es su maula". Muchas son las tradiciones referidas a ‘Alí, que se encuentran en todas las fuentes islámicas, y que lo convierten en el compañero más destacado del Profeta. Este lo educó desde pequeño, pues el Profeta se encargó de su crianza desde antes de la misión profética.

(10) El Corán distingue entre Islam (sometimiento) e Imán (fe) cuando dice: Los beduinos (te) dicen: "¡Creemos!" Respóndeles (Profeta): "¡No créeis! Decid más bien: ‘Nos hemos islamizado’, pues la fe aún no ha entrado en vuestros corazones". (49:14) Es decir: aceptar el Islam, cumplir con sus leyes y obligaciones, no significa haber llegado a la fe (Imán). La palabra iman en lengua árabe significa firmeza y seguridad, certidumbre, y no mera opinión o creencia variable.

(11) En una tradición muy famosa en el Islam, presente en todas las colecciones, se dice que cierto día se presentó un hombre al Profeta mientras éste estaba con sus compañeros. El hombre venía del desierto, vestido de blanco, y sin señales manifiestas de venir viajando. Se sentó frente al Profeta y le pidió: "Infórmame sobre el Islam". A lo que aquél respondió: "El Islam consiste en que testimonios que no hay divino sino Dios Único y que Muhammad es Su Profeta, que realices la oración, pagues la Zakat, ayunes en Ramadán y peregrines al Templo de Dios si te es posible". Luego el hombre le preguntó por el Imán, y respondió: "El Imán consiste en que creas en Dios Único, Sus ángeles, Sus Libros, Sus Mensajeros y en el Día del Juicio Final". Y por último le interrogó sobre el Ihsán, y recibió como respuesta: "Consiste en adorar a Dios como si Le vieras, pues aunque tú no le ves, El te ve". Véase cómo aquí se vincula al Islam con la acción, los actos devocionales, el Imán con la fe cierta, y al Ihsan con la perfección de la fe, su grado más elevado.

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La segunda y última parte de este texto será publicada en el Blog mañana viernes 6 de agosto.

2 comentarios:

  1. Mawlana Jalaluddin Rumi escribió:

    Soy el siervo del Qur'an mientras tenga vida.
    Soy el polvo en el camino de Muhammad, el Elegido.
    Si alguien cita [entiende] algo distinto a esto de mis dichos,
    ...no tengo relación con él y de sus palabras me indigno.

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