CUARTA PARTE - SOLUCIONES
Hasta ahora hemos visto los efectos que el
cambio climático actual está teniendo en los diferentes sistemas que afectan el
clima global. En esta cuarta parte vamos a ver qué acciones son necesarias para
detener, en medida de lo posible, el avance del cambio climático y minimizar
sus efectos. Estas acciones pasan necesariamente por tres ámbitos: reducción de
las emisiones de CO2, extracción de CO2 de la atmósfera y gestión de la
radiación solar incidente. También veremos que aportaciones podemos hacer cada
uno a nivel individual.
Al final de este capítulo se hará una pequeña
reflexión para valorar qué oportunidades nos presenta esta nueva realidad para
el desarrollo individual en consciencia de cada persona.
1. Reducción de
emisiones de CO2
Como ya hemos explicado, la concentración de
CO2 en la atmosfera ha pasado de 280 ppm en el año 1750 a 414 ppm a finales del
año 2020. Esto supone un incremento de un 48% debido al creciente uso de
combustibles fósiles. El ritmo de emisiones de CO2 de origen humano no ha
dejado de crecer año tras año, salvo raras excepciones como el año 2020, con un
descenso de emisiones del 7% debido a la pandemia ocasionada por el coronavirus.
Emisiones de CO2 humanas anuales. Fuente:
https://imgflip.com/i/3k3657
Curiosamente ya en el año 1988, James Hansen,
eminente científico climático, se dirigió al congreso de EEUU para alertar de
la gravedad del problema y de la necesidad de reducir las emisiones de CO2.
Siete años después, en 1995, se celebró la primera conferencia climática en
Berlín (COP-1), y desde entonces, estas conferencias se han ido celebrando
anualmente, pasando por la de Kioto en 1997, París en 2015, y Madrid en 2019. El
pasado 2020 no hubo conferencia debido a la pandemia de coronavirus.
En todas y cada una de estas conferencias se
ha acordado la necesidad imperiosa de reducir emisiones para posteriormente
quedarse todo en una declaración de buenas intenciones. Parece que los
gobiernos tan solo consiguen acordar ponerse de acuerdo al año siguiente, y de
ahí no pasan. El tan aclamado acuerdo de Paris de 2015, en el que se estipulaba
no superar los 2ºC de incremento de temperatura, tampoco era vinculante, y fue
seguido de años con aumentos de emisiones.
Muchas voces críticas asumen ya que la
reducción de emisiones es una quimera dentro de esta economía capitalista sin
freno, y que no va a hacerse realidad. La transición a energías renovables es
necesaria pero no a cualquier precio y evitando el deterioro de los entornos
naturales que aún quedan. Esta transición debe ir acompañada de unas políticas
de eficiencia energética y teniendo en mente que debemos usar menos energía, el
concepto de austeridad energética tienen que empezar a formar parte de la
ecuación.
2. Extracción de
CO2 de la atmósfera (Carbon
Dioxide Removal, CDR)
Aún en el hipotético caso de que las emisiones
de CO2 se pudieran detener de la noche a la mañana, hay un gran consenso en la
necesidad de extraer CO2 de la atmósfera para volver a concentraciones
“aceptables” cercanas a las de la época preindustrial.
La reforestación a gran escala es
una magnífica manera de acercarnos a este propósito. Si además se hace bajo criterios ambientales y no puramente económicos, se logra
recuperar ecosistemas degradados y devolverles su funcionalidad original, consiguiendo así
almacenar una mayor cantidad de CO2 (se ha visto que los bosques naturales
almacenan hasta 40 veces más carbono que las plantaciones de árboles). Existen varias iniciativas interesantes en
este sentido:
-Irlanda tiene un ambicioso plan gubernamental
de reforestación, el “Climate Action Plan”, para forestar 8.000 hectáreas al
año entre 2021 y 2030.
-En el norte de Inglaterra tienen un programa
“The Northern Forest”, que espera plantar 50 millones de árboles en los
próximos 25 años.
-En China, el programa “Grain for Green” paga
a los agricultores por convertir sus zonas de cultivo en bosques. Hasta la
fecha se han reforestado 28 millones de hectáreas en el país.
-En África, el proyecto “Great Green Wall” une
a varios países en la creación de un corredor de 8.000 kms. al sur del Sahara
para ralentizar el avance del desierto.
Es importante ser consciente de que, en el
momento histórico en el que vivimos cada árbol cuenta y los gobiernos deben
tomar parte activa en proyectos de forestación nacionales teniendo entre sus
objetivos la recuperación de ecosistemas funcionales.
Otra manera natural de retirar CO2 de la
atmósfera es la recuperación de suelos
fértiles y vivos. Como ya se ha mencionado previamente, un suelo fértil
almacena una cantidad ingente de carbono. Desgraciadamente, la práctica de la
agricultura moderna industrial, totalmente dependiente de pesticidas y
herbicidas químicos, ha hecho que la casi totalidad de los suelos agrícolas
estén desprovistos de vida, con lo que su capacidad para almacenar CO2 está muy
reducida. Es por esto, que esta agricultura es totalmente dependiente del
aporte continuo de fertilizantes agroquímicos externos. Sin embargo,
tímidamente, empieza a cobrar fuerza la denominada “agricultura
regenerativa”, cuyo principal objetivo es la recuperación de suelos
fértiles y vivos a través de prácticas sostenibles y respetuosas con el medio
ambiente. Estos suelos recuperados vuelven a almacenar grandes cantidades de
CO2 que se extrae de la atmósfera.
Hay otros proyectos en marcha que se encuadran
dentro del concepto de geoingeniería o ingeniería climática, esto es la modificación
deliberada y a gran escala del clima terrestre para combatir el calentamiento
global. Podemos destacar los siguientes:
-Bioenergía con
captura y almacenamiento de carbono. Consiste en extraer CO2 de la atmósfera por
medio de plantaciones de árboles, para luego producir energía al quemarlos,
capturando y almacenando el CO2 liberado en el proceso. Es un proceso caro y
con un alto coste medioambiental ya que se basa en la plantación de
monocultivos forestales.
-Captura de carbono y
almacenamiento. Se basa en extraer CO2 en el lugar de producción del
mismo, como centrales térmicas o industrias variadas. Una vez extraído se
inyecta en el subsuelo donde la idea es que se almacene ahí para siempre. Tiene
un coste añadido al proceso industrial. En la actualidad solo se hace en 21
sitios en todo el planeta.
-Captura directa del
aire. Consiste en extraer directamente CO2 del aire
por medio de procesos químicos o físicos. Y luego es almacenado de una manera
segura, como puede ser bajo tierra. Existen 15 plantas piloto donde se está
experimentado con esta tecnología en Suiza, Columbia Británica (Canadá) e
Islandia.
-Fertilización de
océanos con hierro. Esta práctica se basa en aumentar la cantidad de hierro
disponible en las zonas superficiales del océano (zona fotosintética). El
hierro es un elemento poco abundante en el océano y su escasez supone un factor
limitante para el crecimiento de fitoplancton marino. Este incremento en hierro disponible favorece
un aumento de fitoplancton, que a través de la fotosíntesis retira CO2. Parte
de este nuevo fitoplancton es incorporado a la cadena trófica marina, y parte
se hunde al suelo marino donde allí queda almacenado para siempre. Ha habido varios
proyectos de este tipo, no libres de controversia, ya que los efectos
secundarios a medio y largo plazo en el ecosistema marino no están totalmente
comprendidos. Algunos países como Alemania han prohibido esta práctica.
Todas estas
tecnologías tienen sus ventajas e inconvenientes en cuanto a eficiencia y
costes y, a fecha de hoy, los porcentajes de CO2 que puede extraer de la
atmósfera son muy pequeños. Lo que no se puede perder de vista es que todo este
esfuerzo tecnológico ha de ir acompañado de un plan serio de reducción de
emisiones a nivel global. De nada sirve extraer un insignificante porcentaje de
CO2 de la atmósfera si cada año aumenta la cantidad de toneladas emitidas.
3. Gestión de
Radiación Solar Incidente (Solar
Radiation Management, SRM)
Otra de las alternativas disponibles para
combatir el cambio climático está dirigida a reducir la radiación solar que
llega al planeta, de esta manera se puede ralentizar el avance del
calentamiento. Estas son soluciones de geoingeniería, de entre las cuales,
podemos destacar las siguiente:
-Incrementar el
brillo de las nubes marinas (marine cloud brightening): Esta tecnología consiste en inyectar pequeñas partículas
de agua marina en las nubes. De esta manera se incrementa el
brillo de las mismas, lo que hace que sean capaces de reflejar más radiación
solar incidente (incrementan su albedo) y así llega menos radiación a la
superficie terrestre. Aunque aún está en fase experimental, ya se ha aplicado
ya en zonas de la costa Australia para combatir la destrucción de coral de la
Gran Barrera Coralina producida por un excesivo calentamiento de las aguas.
También se quiere aplicar a gran escala en el océano ártico para ralentizar la
rápida desaparición de hielo en esa zona.
Una de las ventajas que tiene esta técnica es
que al inyectar en las nubes agua de mar pulverizada, no se está añadiendo
ningún producto químico extraño al ecosistema, aunque también se baraja el uso
de partículas de azufre en lugar de agua
marina pulverizada. Su eficiencia y efectos a largo plazo todavía no están lo
suficientemente probados. Es evidente que esta tecnología no reduce de ninguna
manera la cantidad de CO2 en la atmósfera, tan solo sirve para “comprar tiempo extra” mientras se avanza en la reducción de CO2.
Hay muchas voces
críticas contra el uso de la geoingeniería como solución a los problemas
climáticos, ya que su aplicación puede conllevar desafíos medioambientales y
sociales que podrían ser comparables, o incluso peores, que los propios del
cambio climático, además de no dirigirse a la causa raíz del problema.
4. Qué puedo hacer
yo
En nuestra vida cotidiana tomamos decisiones que afectan directamente a
nuestra huella de carbono, o sea, a nuestra contribución a las emisiones
globales de CO2. Hay una serie de medidas que podemos aplicar desde ya a
nuestro estilo de vida y que disminuyen claramente ese impacto individual. Tan
solo voy a enumerar tres, ya que son las de mayor relevancia:
-Hacer un consumo responsable, aplicable a todo lo que se puede comprar. Todo producto manufacturado tiene una huella de carbono. En esta sociedad de consumo se compran muchas cosas que realmente no se usan. Un consumo racional y responsable definitivamente reduce nuestro impacto. Medida aplicable también a un consumo responsable de energía.
-Limitar el consumo de carnes y productos lácteos, debido al alto impacto en emisiones que tiene la ganadería intensiva. Idealmente adoptar una dieta vegetariana, que además tiene grandes beneficios en la salud. Esta medida también reduciría el impacto ambiental que este sistema productivo tiene, entre otras razones, por la gran cantidad de suelo que requiere para cultivar cereales para consumo animal.
-Elegir tener un hijo menos. Esta media, escasamente citada por ser considerada controvertida, es la que mayor efecto va a tener en nuestras emisiones de carbono. Según un estudio de “Wynes & Nicholas en Environmental Research Letters”, tener un hijo menos en el mundo desarrollado supone evitar la emisión de 58.6 toneladas de CO2 al año. La población mundial ha alcanzado ya los 7.800 millones de habitantes, y el impacto de cada individuo, sobre todo en países desarrollados, es enorme.
Por supuesto que medidas como reciclar, comprar energía renovable cuando se pueda, y limitar el uso de coches y aviones en lo posible, son decisiones que indudablemente ayudan a reducir nuestras emisiones individuales.
5. Reflexión final
Esta reflexión final es una aportación
personal, a diferencia de todo lo escrito hasta ahora, que está basado en la investigación
científica y que ha pretendido explicar el nuevo entorno físico climático en el
que nos encontramos. En esta reflexión quiero plasmar mi sentir, coincidente
con el de mucha gente, de por qué hemos llegado hasta aquí, qué lecciones hemos
de aprender y qué oportunidades se nos presentan a partir de ahora. Sin duda
alguna, no deja de ser una apreciación personal, con la que mucha gente no se
identificará, pero este texto me parecería incompleto sin ella. Estas palabras
son una invitación a la reflexión, para el que quiera seguirla.
El cambio climático nos sitúa en un escenario
de inseguridad e incertidumbre sin precedentes. El entorno físico que nos rodea
está cambiando muy rápidamente y ello supone una amenaza al estilo de vida que
como sociedad hemos disfrutado en los últimos siglos. Su resolución es compleja
y afecta a los ámbitos más importantes de nuestra civilización; económico,
político, social y medioambiental.
Ante la pregunta de cómo hemos llegado hasta
aquí, está claro que la situación climática y ambiental actual es el resultado
de un sistema económico capitalista en el que el único parámetro existente es el beneficio empresarial. Claramente
el bienestar del medio ambiente en el que vivimos no ha sido una variable a
tener en cuenta por nuestro sistema productivo, al menos hasta hace muy poco.
La externalización de costes al medioambiente ha sido la norma. Incluso, a día
de hoy, cuando a nivel empresarial o institucional se toman acciones
medioambientales, se hace frecuentemente para cubrir unos mínimos requisitos
legales.
La desconexión
que como sociedad tenemos con el entorno natural es abrumadora y
devastadora a la vez. Nos hemos desvinculado tanto del mundo natural que hasta
se nos ha olvidado que somos parte de él y que dependemos absolutamente de los servicios que nos presta para el
mantenimiento de la vida en el planeta. En lo más profundo del problema,
podemos identificar que todo esto es el resultado de una tremenda desconexión con nosotros mismos a nivel
individual. Nos hemos acostumbrado a vivir hacia afuera, a meternos en una
rueda sin fin de consumo y apariencia. Le hemos dado gran importancia a cosas
que no la tienen, hemos puesto toda nuestra energía en lo banal y se nos ha
olvidado lo que realmente es importante. Claramente esta crisis es el resultado
de una crisis de valores y de identidad. Es el resultado de no saber quiénes
somos individualmente, porque hace mucho tiempo que dejamos de mirar hacia
adentro, nos hemos perdido afuera.
Ha llegado el momento de volver a integrar la naturaleza en nuestra vida, de meterla en la
ecuación y tenerla presente como sociedad en todas nuestras acciones, como si
fuera un miembro más de la familia. Esta vez nos urge, no nos queda otra, ya
que nuestra supervivencia como especie está en juego. No así la supervivencia
del planeta, que ya ha vivido extinciones masivas y glaciaciones, pero al final
y con tiempo, con mucho tiempo, la vida siempre se abre camino y resurge en
todo su esplendor.
El cambio climático nos está trayendo ya
múltiples desafíos que se irán acentuando con el tiempo. Estos nos dan la
oportunidad de ser conscientes de lo que realmente tiene importancia y lo que
no, y de qué tipo de vida queremos. Algo muy similar acabamos de vivir con el
confinamiento resultante de la pandemia de coronavirus. Hemos tenido que echar
el freno a nuestro acelerado estilo de vida y hemos podido centrarnos en lo
importante. Nos ha permitido encontrar la alegría en cosas muy cotidianas,
quizás algo olvidadas, como nuestra gente cercana y el entorno que nos rodea.
Espero que seamos capaces de encontrar esta
oportunidad y aprovecharla, y de plasmarla en otro estilo de vida.
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Autor: Alfonso Soria
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Dada la importancia del cambio climático y sus efectos sobre la Humanidad, la
Naturaleza y la Madre Tierra y teniendo en cuenta el mucho desconocimiento y
confusión que existen al respecto, este blog publica desde el jueves 18 de
marzo y durante cuatro jueves consecutivos (18 de marzo a 8 de abril) un
riguroso ensayo de Alfonso Soria, gran experto en la materia, divido en cuatro
partes:
1ª Parte: Cambio climático en el pasado y gases de
efecto invernadero (Cambio Climático: 1 de 4).
Jueves 18 de marzo de 2021
2ª Parte: Efectos del cambio climático hoy I:
Cambios en el océano Ártico y en el Jetstream (Cambio Climático: 2 de 4).
Jueves 25 de marzo de 2021
3ª Parte: Efectos del cambio climático hoy II:
Alteraciones en bosques, océanos, y ecosistemas (Cambio Climático: 3 de
4).
Jueves 1 de abril de 2021
4ª Parte: Soluciones (Cambio Climático: 4 de
4).
Jueves 8 de abril de 2021
Esperamos que su lectura sea de tu utilidad para
aportar luz y discernimiento acerca de un tema tan transcendente.
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