Y así hablaba Abul Beka a sus hermanos:
—Un
día le dijo un pajarillo a una alondra: «¡Hola, hermana! ¿Cómo es que tanto
madrugas? Aún no se ha levantado la aurora por el horizonte cuando ya escuchamos
tus trinos. ¿Acaso pretendes llamarnos para que veamos su majestad al dorar las
cimas de las montañas y traspasar a las nubes que se acercan a recibirla?».
»Y
la alondra le respondió: «Algo más llena mi garganta y la hace cantar a horas
tan tempranas. Por la tarde, cuando se va el día y la luz, creo que nunca más
volverá y espero ansiosa su llegada. Entonces, cuando la vuelvo a ver, celebro
la batalla que tuvo con las tinieblas más allá del horizonte de nuestras vistas
y cómo la venció para alumbrarnos».
»Los
trinos son mi aurora interior, que también sale por el horizonte de mis notas. Y
como tú sabes muy bien, en nuestro lenguaje digo: «Alada aurora, bienvenida
seas con tu traje de seda y tu luz resplandeciente. Que mi corazón forme parte
de tu corazón y que mi frente siempre te lleve entre los ojos para así dar vida
a mis sueños. No languidezcas ni aunque el Invierno te acose, porque algún día
Despertarás en el horizonte de nuestras vidas y ya nunca más necesitaremos
mirar hacia fuera para verte y sentirte».
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Autor: Cayetano Arroyo
Fuente: Diálogos con Abul Beka (Editorial Sirio)
Nota: En homenaje a la memoria de Cayetano Arroyo y Vicente Pérez Moreno,
un texto extraído de los Diálogos de Abul Beka se publica en este
blog todos los
miércoles desde el 4 de octubre de
2017.
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