El Yoga y la Vida Una
La Vida es
Una, por más que la Unicidad se manifieste en la Diversidad, nunca en el
uniformismo. Toda expresión de la Vida Una no está separada de las otras
expresiones de esta única Vida. Dios, el ser humano y el Universo son Uno. Es
imprescindible recordarlo antes de comprender lo que es el Yoga. Todos los
sufrimientos humanos tienen su origen en la ignorancia de este gran Principio.
Nos creemos separados, o tememos estarlo: soledad, miedo a la muerte, celos,
agresividad, la totalidad de las grandes angustias que las personas intentan
evitar por todos los medios son consecuencia de la ignorancia del Principio de
Unidad.
Se suele
afirmar que el Yoga tiene como objetivo alcanzar la unión de lo humano con lo
Divino. Esta definición es, a la par, exacta e inexacta: exacta desde el punto
de vista de las apariencias; inexacta estrictamente hablando, pues nada existe que
pueda separarse de lo Divino, ya que todo lo Es. Por tanto, no hay que
considerar el Yoga cual medio de unión de las diferentes expresiones de la Vida
a través del ser humano, sino como el modo de tomar consciencia de la Unidad
subyacente a la diversidad.
La mente
concreta es la herramienta que permite percibir la diversidad de la
manifestación, pero inconscientemente convierte la diversidad en separatividad.
Y la gente, haciendo suyas las percepciones de la mente, asume como cierta esa
separatividad. Este es el quid de la cuestión: la diversidad existe, no es una
ilusión y muestra la grandiosidad de la Creación; la ilusión empieza cuando la
diversidad se percibe como separatividad al perder la consciencia de la esencia
Una que subyace en la diversidad y anima, impulsa e integra la misma. Y el conocimiento
intelectual de la Unidad subyacente de poco vale para cambiar nuestra
percepción del mundo y de nosotros mismos. Ni siquiera sirve para atenuar nuestro
sufrimiento. Debemos constatar la Unidad que Somos, vivir la Divinidad que
constituye nuestra auténtica naturaleza, y ponerla en acción hasta que se
diluya cualquier noción de separatividad. El Yoga es la transformación de un
saber cerebral en el conocimiento directo que lo transformará todo, permitiendo
entrar en contacto con la Unidad.
Para esto,
proporciona medios y técnicas. Y es, a la vez, camino y meta, que son una única
y la misma cosa: si la Unidad fuera algo que construir, podríamos admitir que la
meta queda lejos. Pero dado que la Unidad está presente aquí y ahora, la meta
está presente aquí y ahora. Percibir la meta como el final de algo es una
perspectiva que tiene que ver con el mundo de las apariencias. Así pues, el
Yoga no tiene por objeto el hacernos “salir” de nuestra personalidad, escapar
del mundo de la diversidad, sino enseñarnos a percibir la Unidad en medio de
algo tan sublime como es la diversidad de la Creación.
El objetivo del Yoga: transformar nuestra naturaleza
progresivamente y de manera completa
En las
primeras etapas del Yoga, nuestro cuerpo estará completamente tranquilo durante
el tiempo que dure una postura; nuestras emociones y nuestra mente sólo estarán
calmadas en el transcurso de una meditación; y tendremos la impresión de que
esta percepción de lo Divino en nosotros la podremos alcanzar retirándonos del
mundo exterior. Pero el objetivo del Yoga no es el de realizar esta unión
durante determinadas horas del día y, a continuación, volver a caer en la ilusión,
sino transformar nuestra consciencia progresivamente, pero de manera completa, para
que la percepción de la Unidad, de lo Divino, sea constante. Alcanzar ciertos
éxtasis durante la meditación, o por medio de otras técnicas, y luego volver a
estar inquietos, llenos de angustia, no es más que una etapa del Yoga, y
quedarnos ahí parados resultaría peligroso. Lo que cuenta no es el éxtasis,
sino la transformación que comportará a lo largo de toda la vida, cada día, a
cada instante.
El
verdadero yogui no busca el éxtasis por el éxtasis. A través de este, aprende a
descubrir lo Divino en todas partes, se produce una pérdida de consciencia del
cuerpo y de toda la personalidad y una fusión con lo Divino en su aspecto
trascendente. Pero hay otro Samadhi, superior al anterior, el Sahaja-Samadhi,
durante el cual la unión con lo Divino es total y constante, incluso a través
de la consciencia de los cuerpos físico, astral (emocional) y mental. Se
produce entonces una identificación con lo Divino en su aspecto inmanente.
Hablemos
ahora del Yoga como técnica, lo que conlleva examinar los diferentes Yogas.
Los diferentes Yogas
El ser
humano es una expresión de la Unidad. Y también en él se plasma la diversidad
en la que esta se manifiesta. A esta complejidad aparente se corresponde la
complejidad de los distintos Yogas. En el fondo, hay un único Yoga, que aparece
en formas distintas según los vehículos que la Consciencia utiliza. Por esta razón,
el examen de la constitución septenaria del ser humano debe hacerse antes de
cualquier estudio serio del Yoga, pues al conocer sus distintos “cuerpos”
(físico denso, físico etérico, emocional o astral y mental ligado a la mente
concreta, que configuran el cuaternario inferior y perecedero; y cuerpo causal,
en el que se incluye el alma individual, Alma Universal y Espíritu, que
conforman el Trinario Superior e imperecedero) comprenderemos mejor el papel
que tiene cada uno de los Yogas; y verificaremos la interacción de las
diferentes manifestaciones de la consciencia a través de cada “cuerpo”,
constatando la imposibilidad de establecer compartimentos estancos y
comprendiendo, así, mejor que cada Yoga incluye a todos los demás y que
únicamente el punto de partida es el que puede variar. Solo con base en todo lo
anterior se puede hacer mención a diferentes Yogas:
+Hatha-Yoga: Parte del control del
cuerpo físico denso y también se relaciona, a través del pranayama, con el
cuerpo etérico. Su propósito es tomar consciencia de lo Divino desde la calma
total del cuerpo físico denso por medio de su dominio absoluto y del despertar
de los Chakras, que son los puntos de comunicación entre el cuerpo físico denso
y el cuerpo físico etérico.
+Bhakti-Yoga: Parte del cuerpo
emocional (astral). Su propósito es tomar consciencia de lo Divino en cada uno
dirigiendo todas las emociones hacia Dios. Es, por tato, la vía de la devoción,
de la adoración constante, que canaliza las emociones y las purifica al
eliminar todo carácter personal.
+Jnana-Yoga: Parte del nivel
superior del plano mental (mente abstracta o manas superior, ligado al cuerpo
causal) y su propósito es tomar consciencia de la Unidad por la vía del
conocimiento, que profundizando en lo múltiple lleva a la comprensión del Uno,
es decir, a la Sabiduría.
+Karma-Yoga: Está relacionado con
la personalidad en su conjunto y conlleva acción. Esta se realiza en el plano
físico, pero las motivaciones se sitúan en los niveles emocional y mental
inferior (mente concreta o manas inferior). La vía propuesta por el Karma-Yoga
es la de la consagración de todas las acciones a lo Divino y de la serena
aceptación de cualquiera que sea su resultado.
Los riesgos de determinado Yogas
De los
Yogas enunciados, hay dos que, aún sin querer generar ningún tipo de temor, sí
se debe reseñar que comportan algún peligro:
+Hatha-Yoga: El despertar prematuro
de los Chakras puede tener consecuencias dramáticas para la personalidad e,
incluso, provocar la locura. No obstante, también hay que resaltar que lo que
en Occidente se llama Hatha-Yoga no es más que una ínfima parte del verdadero.
Por lo mismo, lo que se enseña en las clases de Yoga, en general, no representa
peligro alguno.
+Jnana-Yoga: Es, igualmente, un
camino lleno de riesgos. La mente es el gran creador de ilusión. Y la ilusión
más grave es la de confundir la idea intelectual que nos hacemos de la Realidad
con el conocimiento de dicha Realidad. Es también el último refugio del
orgullo, que siempre separa.
A lo que se acaba de resumir hay que añadir
que la práctica de estos dos Yogas requiere mucho tiempo y unas determinadas
condiciones de vida.
El
Bhakti-Yoga y el Karma-Yoga no representan ningún peligro y pueden practicarse
en cualquier condición de vida, pero están dirigidos a personas que ya tengan
una “vocación”, sea por la devoción, sea por la acción.
Raja-Yoga
Existe otro
Yoga que es para todos y que, en su fase de preparación y fundamentos, incluye todos
los demás Yogas. Es el Raja-Yoga o Yoga Real, que apunta directamente al
despertar de la consciencia en el plano del Yo Superior.
En este
punto conviene recordar dos cosas:
+El estudio y práctica de la
constitución septenaria del ser humano se dirige, entre otras cosas, a
armonizar y equilibrar los componentes del cuaternario inferior -cuerpo físico
denso, cuerpo físico etérico, ámbito emocional (astral) y aspecto mental (mente
concreta)-, que configuran la personalidad con la que tantas personas se
identifican. Así, se permite la expresión de la Consciencia Espiritual o Yo
Superior.
+Es tan importante como
transcendente despertar esta Conciencia Espiritual, pues al ser divina y, por tanto,
perfecta en esencia, todas sus cualidades deben pasar del estado latente, del
estado de semilla, al estado de plena expansión.
Este es el
objetivo que se propone el Raja-Yoga por medio de la meditación. En sus
prácticas de preparación, incluye sólo lo que es estrictamente necesario de
Hatha-Yoga, Bhakti-Yoga y Jnana-Haga para que los diferentes componentes de la
personalidad puedan dejar ver ese despertar progresivo de la Consciencia.
Al hilo de
esto, el Raja-Yoga trabaja en todos los planos a la vez: desde el exterior, con
el control de la personalidad; y desde el interior, con esa llamada a la
expresión del Yo Superior por medio de la meditación. En los demás Yogas, el
trabajo se logra en un campo muy concreto y, una vez alcanzada la toma de consciencia
de la Unidad en ese campo, todo lo demás se daría por añadidura. En el
Raja-Yoga, el aspirante debe trabajar en todos los planos de su ser desde el
primer momento. Su desarrollo, su expansión, se hacen de manera conjunta y
armónica desde el principio hasta el final, mientras que en los otros Yogas
siempre existe un cierto riesgo de desequilibrio.
¿Qué es Yoga?
El
Raja-Yoga está magistralmente expuesto por Patanjali en 196 sutras, reunidos en
cuatro capítulos, del texto conocido como Yoga-Sutras,
que se remonta a hace casi dos mil años, en su versión escrita, y casi dos mil
quinientos, en su tradición oral. Existen muchas traducciones de estos sutras,
acompañadas de comentarios para hacérnoslos accesibles. La más reciente que
sepamos es la del I.K. Taimni, traducida al castellano con el titulo La ciencia del Yoga. No es un libro para
principiantes, pero su lectura se aconseja encarecidamente a los que quieren
profundizar en el tema.
En este
texto se presentan, de modo accesible para todos, unas cuantas nociones básicas
indispensables a una buena aproximación al Yoga.
¿Qué es
yoga? En el segundo aforismo de los Yoga-Sutras se contesta: “la inhibición de
las modificaciones de la mente”, una corta frase, aparentemente enigmática, que
condensa la definición del Raja-Yaga. De esto se trata: de que cesen las
turbulencias emocionales y mentales, pues, no cabe ninguna toma de consciencia
de la Unidad mientras la mente esté agitada. De hecho, afirmar que el Yoga es
la Realización de la Unidad o que es la inhibición de las modificaciones de la
mente es básicamente lo mismo: la primera definición está relacionada con la
filosofía del Yoga; la segunda, con su técnica.
Los diferentes
Yogas antes enunciados tienen como meta implícitamente calmar la mente: resulta
evidente con el Jnana Yoga, que trabaja directamente sobre ella; el Hatha-Yoga
calma indirectamente la mente en su atención al cuerpo físico; el Bakthi-Yoga por
medio del amor exclusivo que constantemente manifiesta por el objeto de su
devoción; y el Karma-Yogi al pensar exclusivamente en lo Divino, a quien dedica
todas sus acciones. El Raja-Yoga, por su parte, se dirige a calmar la mente por
la meditación.
Sobre la meditación
El Raja-Yoga,
calmando la mente mediante la meditación, despierta lo que se encuentra en
nosotros más allá de la mente y supone un enorme trabajo de preparación:
purificación física y ética, consagración a lo Divino y comprensión de la
filosofía del Yoga por medio del estudio del yo y del Yo. Los tres cuerpos que
constituyen la personalidad tienen que ver con esta preparación. No hay que
descuidar ninguno de ellos. Esto no significa que no se pueda comenzar a
practicar la meditación antes de haber llegado al dominio total de la
personalidad. Al contrario: la meditación, incluso torpe, incluso tentativa,
nos ayuda a tomar consciencia del trabajo a hacer.
Si nos
percatamos de que no podemos meditar porque no sabemos quedarnos perfectamente
inmóviles más allá de cinco minutos, nos daremos cuenta de todo lo que tenemos
que hacer con el cuerpo físico y tal vez nos motivaremos para practicar algunas
posturas y algunos ejercicios de respiración. También comprenderemos que
estamos inundados por nuestras emociones, que aparecen cuando intentamos llegar
al silencio interior. Y, por supuesto, los pensamientos empezarán a desfilar en
un flujo ininterrumpido. Para calmar los diferentes elementos de la
personalidad es importante darse cuenta de su agitación. Nuestros ensayos de
meditación nos permitirán pues descubrimos tal como somos. Esto no debería
desanimarnos para nada. No se puede construir nada sólido basado en ilusiones.
Cuando se indica
que el Raja-Yoga aquieta la mente la meditación, no significa que vaya a ser solamente
durante la meditación porque, en tal caso, esta no culminaría en una
unificación, sino en una nueva fragmentación de nuestra vida. La quietud que se
alcanza en la meditación se transmite a todas las actividades y provoca una
transformación de nuestra actitud. El Yoga tiene que ver con toda la vida, es
decir, con todas las actividades que realizamos y las unifica paulatinamente, a
la par que nos enseña a ver el hilo que las une a todas. El despertar de la consciencia
durante la meditación transforma la actitud que vamos a tener a lo largo de
todo el día, transforma la mirada con la que vamos a ver la totalidad de las
cosas y circunstancias en medio de nuestro entorno y ocupaciones habituales. Y
esta nueva actitud, más atenta, más presente en cada instante, alimenta el
despertar de la Consciencia y contribuye a profundizar en la meditación
propiamente dicha.
El Yoga preparatorio es
accesible a todos, sin excepción. Si de verdad buscamos la Verdad, debemos
ponernos en marcha. El Yoga jalona las diferentes etapas de este viaje hacia el
interior de nosotros mismos. Patanjali nos explica las razones por las que
debemos emprenderlo.
==================================================
Autor: Danielle Audoin, resumen del primer capítulo de su libro
Una aproximación al Yoga
Una aproximación al Yoga
==================================================
Las Enseñanzas Teosóficas se publican en este blog cada domingo, desde el
19 de febrero de 2017
==================================================
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.