Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2024-2025

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11/11/18

Introducción al estudio del Yoga (Enseñanzas Teosóficas: 91)


El Yoga y la Vida Una

La Vida es Una, por más que la Unicidad se manifieste en la Diversidad, nunca en el uniformismo. Toda expresión de la Vida Una no está separada de las otras expresiones de esta única Vida. Dios, el ser humano y el Universo son Uno. Es imprescindible recordarlo antes de comprender lo que es el Yoga. Todos los sufrimientos humanos tienen su origen en la ignorancia de este gran Principio. Nos creemos separados, o tememos estarlo: soledad, miedo a la muerte, celos, agresividad, la totalidad de las grandes angustias que las personas intentan evitar por todos los medios son consecuencia de la ignorancia del Principio de Unidad.
Se suele afirmar que el Yoga tiene como objetivo alcanzar la unión de lo humano con lo Divino. Esta definición es, a la par, exacta e inexacta: exacta desde el punto de vista de las apariencias; inexacta estrictamente hablando, pues nada existe que pueda separarse de lo Divino, ya que todo lo Es. Por tanto, no hay que considerar el Yoga cual medio de unión de las diferentes expresiones de la Vida a través del ser humano, sino como el modo de tomar consciencia de la Unidad subyacente a la diversidad.
La mente concreta es la herramienta que permite percibir la diversidad de la manifestación, pero inconscientemente convierte la diversidad en separatividad. Y la gente, haciendo suyas las percepciones de la mente, asume como cierta esa separatividad. Este es el quid de la cuestión: la diversidad existe, no es una ilusión y muestra la grandiosidad de la Creación; la ilusión empieza cuando la diversidad se percibe como separatividad al perder la consciencia de la esencia Una que subyace en la diversidad y anima, impulsa e integra la misma. Y el conocimiento intelectual de la Unidad subyacente de poco vale para cambiar nuestra percepción del mundo y de nosotros mismos. Ni siquiera sirve para atenuar nuestro sufrimiento. Debemos constatar la Unidad que Somos, vivir la Divinidad que constituye nuestra auténtica naturaleza, y ponerla en acción hasta que se diluya cualquier noción de separatividad. El Yoga es la transformación de un saber cerebral en el conocimiento directo que lo transformará todo, permitiendo entrar en contacto con la Unidad.
Para esto, proporciona medios y técnicas. Y es, a la vez, camino y meta, que son una única y la misma cosa: si la Unidad fuera algo que construir, podríamos admitir que la meta queda lejos. Pero dado que la Unidad está presente aquí y ahora, la meta está presente aquí y ahora. Percibir la meta como el final de algo es una perspectiva que tiene que ver con el mundo de las apariencias. Así pues, el Yoga no tiene por objeto el hacernos “salir” de nuestra personalidad, escapar del mundo de la diversidad, sino enseñarnos a percibir la Unidad en medio de algo tan sublime como es la diversidad de la Creación.

El objetivo del Yoga: transformar nuestra naturaleza progresivamente y de manera completa

En las primeras etapas del Yoga, nuestro cuerpo estará completamente tranquilo durante el tiempo que dure una postura; nuestras emociones y nuestra mente sólo estarán calmadas en el transcurso de una meditación; y tendremos la impresión de que esta percepción de lo Divino en nosotros la podremos alcanzar retirándonos del mundo exterior. Pero el objetivo del Yoga no es el de realizar esta unión durante determinadas horas del día y, a continuación, volver a caer en la ilusión, sino transformar nuestra consciencia progresivamente, pero de manera completa, para que la percepción de la Unidad, de lo Divino, sea constante. Alcanzar ciertos éxtasis durante la meditación, o por medio de otras técnicas, y luego volver a estar inquietos, llenos de angustia, no es más que una etapa del Yoga, y quedarnos ahí parados resultaría peligroso. Lo que cuenta no es el éxtasis, sino la transformación que comportará a lo largo de toda la vida, cada día, a cada instante.
El verdadero yogui no busca el éxtasis por el éxtasis. A través de este, aprende a descubrir lo Divino en todas partes, se produce una pérdida de consciencia del cuerpo y de toda la personalidad y una fusión con lo Divino en su aspecto trascendente. Pero hay otro Samadhi, superior al anterior, el Sahaja-Samadhi, durante el cual la unión con lo Divino es total y constante, incluso a través de la consciencia de los cuerpos físico, astral (emocional) y mental. Se produce entonces una identificación con lo Divino en su aspecto inmanente.
Hablemos ahora del Yoga como técnica, lo que conlleva examinar los diferentes Yogas.

Los diferentes Yogas

El ser humano es una expresión de la Unidad. Y también en él se plasma la diversidad en la que esta se manifiesta. A esta complejidad aparente se corresponde la complejidad de los distintos Yogas. En el fondo, hay un único Yoga, que aparece en formas distintas según los vehículos que la Consciencia utiliza. Por esta razón, el examen de la constitución septenaria del ser humano debe hacerse antes de cualquier estudio serio del Yoga, pues al conocer sus distintos “cuerpos” (físico denso, físico etérico, emocional o astral y mental ligado a la mente concreta, que configuran el cuaternario inferior y perecedero; y cuerpo causal, en el que se incluye el alma individual, Alma Universal y Espíritu, que conforman el Trinario Superior e imperecedero) comprenderemos mejor el papel que tiene cada uno de los Yogas; y verificaremos la interacción de las diferentes manifestaciones de la consciencia a través de cada “cuerpo”, constatando la imposibilidad de establecer compartimentos estancos y comprendiendo, así, mejor que cada Yoga incluye a todos los demás y que únicamente el punto de partida es el que puede variar. Solo con base en todo lo anterior se puede hacer mención a diferentes Yogas:
+Hatha-Yoga: Parte del control del cuerpo físico denso y también se relaciona, a través del pranayama, con el cuerpo etérico. Su propósito es tomar consciencia de lo Divino desde la calma total del cuerpo físico denso por medio de su dominio absoluto y del despertar de los Chakras, que son los puntos de comunicación entre el cuerpo físico denso y el cuerpo físico etérico.
+Bhakti-Yoga: Parte del cuerpo emocional (astral). Su propósito es tomar consciencia de lo Divino en cada uno dirigiendo todas las emociones hacia Dios. Es, por tato, la vía de la devoción, de la adoración constante, que canaliza las emociones y las purifica al eliminar todo carácter personal.
+Jnana-Yoga: Parte del nivel superior del plano mental (mente abstracta o manas superior, ligado al cuerpo causal) y su propósito es tomar consciencia de la Unidad por la vía del conocimiento, que profundizando en lo múltiple lleva a la comprensión del Uno, es decir, a la Sabiduría.
+Karma-Yoga: Está relacionado con la personalidad en su conjunto y conlleva acción. Esta se realiza en el plano físico, pero las motivaciones se sitúan en los niveles emocional y mental inferior (mente concreta o manas inferior). La vía propuesta por el Karma-Yoga es la de la consagración de todas las acciones a lo Divino y de la serena aceptación de cualquiera que sea su resultado.

Los riesgos de determinado Yogas

De los Yogas enunciados, hay dos que, aún sin querer generar ningún tipo de temor, sí se debe reseñar que comportan algún peligro:
+Hatha-Yoga: El despertar prematuro de los Chakras puede tener consecuencias dramáticas para la personalidad e, incluso, provocar la locura. No obstante, también hay que resaltar que lo que en Occidente se llama Hatha-Yoga no es más que una ínfima parte del verdadero. Por lo mismo, lo que se enseña en las clases de Yoga, en general, no representa peligro alguno.
+Jnana-Yoga: Es, igualmente, un camino lleno de riesgos. La mente es el gran creador de ilusión. Y la ilusión más grave es la de confundir la idea intelectual que nos hacemos de la Realidad con el conocimiento de dicha Realidad. Es también el último refugio del orgullo, que siempre separa.
 A lo que se acaba de resumir hay que añadir que la práctica de estos dos Yogas requiere mucho tiempo y unas determinadas condiciones de vida.
El Bhakti-Yoga y el Karma-Yoga no representan ningún peligro y pueden practicarse en cualquier condición de vida, pero están dirigidos a personas que ya tengan una “vocación”, sea por la devoción, sea por la acción.

Raja-Yoga

Existe otro Yoga que es para todos y que, en su fase de preparación y fundamentos, incluye todos los demás Yogas. Es el Raja-Yoga o Yoga Real, que apunta directamente al despertar de la consciencia en el plano del Yo Superior.
En este punto conviene recordar dos cosas:
+El estudio y práctica de la constitución septenaria del ser humano se dirige, entre otras cosas, a armonizar y equilibrar los componentes del cuaternario inferior -cuerpo físico denso, cuerpo físico etérico, ámbito emocional (astral) y aspecto mental (mente concreta)-, que configuran la personalidad con la que tantas personas se identifican. Así, se permite la expresión de la Consciencia Espiritual o Yo Superior.
+Es tan importante como transcendente despertar esta Conciencia Espiritual, pues al ser divina y, por tanto, perfecta en esencia, todas sus cualidades deben pasar del estado latente, del estado de semilla, al estado de plena expansión.
Este es el objetivo que se propone el Raja-Yoga por medio de la meditación. En sus prácticas de preparación, incluye sólo lo que es estrictamente necesario de Hatha-Yoga, Bhakti-Yoga y Jnana-Haga para que los diferentes componentes de la personalidad puedan dejar ver ese despertar progresivo de la Consciencia.
Al hilo de esto, el Raja-Yoga trabaja en todos los planos a la vez: desde el exterior, con el control de la personalidad; y desde el interior, con esa llamada a la expresión del Yo Superior por medio de la meditación. En los demás Yogas, el trabajo se logra en un campo muy concreto y, una vez alcanzada la toma de consciencia de la Unidad en ese campo, todo lo demás se daría por añadidura. En el Raja-Yoga, el aspirante debe trabajar en todos los planos de su ser desde el primer momento. Su desarrollo, su expansión, se hacen de manera conjunta y armónica desde el principio hasta el final, mientras que en los otros Yogas siempre existe un cierto riesgo de desequilibrio.

¿Qué es Yoga?

El Raja-Yoga está magistralmente expuesto por Patanjali en 196 sutras, reunidos en cuatro capítulos, del texto conocido como Yoga-Sutras, que se remonta a hace casi dos mil años, en su versión escrita, y casi dos mil quinientos, en su tradición oral. Existen muchas traducciones de estos sutras, acompañadas de comentarios para hacérnoslos accesibles. La más reciente que sepamos es la del I.K. Taimni, traducida al castellano con el titulo La ciencia del Yoga. No es un libro para principiantes, pero su lectura se aconseja encarecidamente a los que quieren profundizar en el tema.
En este texto se presentan, de modo accesible para todos, unas cuantas nociones básicas indispensables a una buena aproximación al Yoga.
¿Qué es yoga? En el segundo aforismo de los Yoga-Sutras se contesta: “la inhibición de las modificaciones de la mente”, una corta frase, aparentemente enigmática, que condensa la definición del Raja-Yaga. De esto se trata: de que cesen las turbulencias emocionales y mentales, pues, no cabe ninguna toma de consciencia de la Unidad mientras la mente esté agitada. De hecho, afirmar que el Yoga es la Realización de la Unidad o que es la inhibición de las modificaciones de la mente es básicamente lo mismo: la primera definición está relacionada con la filosofía del Yoga; la segunda, con su técnica.
Los diferentes Yogas antes enunciados tienen como meta implícitamente calmar la mente: resulta evidente con el Jnana Yoga, que trabaja directamente sobre ella; el Hatha-Yoga calma indirectamente la mente en su atención al cuerpo físico; el Bakthi-Yoga por medio del amor exclusivo que constantemente manifiesta por el objeto de su devoción; y el Karma-Yogi al pensar exclusivamente en lo Divino, a quien dedica todas sus acciones. El Raja-Yoga, por su parte, se dirige a calmar la mente por la meditación.

Sobre la meditación

El Raja-Yoga, calmando la mente mediante la meditación, despierta lo que se encuentra en nosotros más allá de la mente y supone un enorme trabajo de preparación: purificación física y ética, consagración a lo Divino y comprensión de la filosofía del Yoga por medio del estudio del yo y del Yo. Los tres cuerpos que constituyen la personalidad tienen que ver con esta preparación. No hay que descuidar ninguno de ellos. Esto no significa que no se pueda comenzar a practicar la meditación antes de haber llegado al dominio total de la personalidad. Al contrario: la meditación, incluso torpe, incluso tentativa, nos ayuda a tomar consciencia del trabajo a hacer.
Si nos percatamos de que no podemos meditar porque no sabemos quedarnos perfectamente inmóviles más allá de cinco minutos, nos daremos cuenta de todo lo que tenemos que hacer con el cuerpo físico y tal vez nos motivaremos para practicar algunas posturas y algunos ejercicios de respiración. También comprenderemos que estamos inundados por nuestras emociones, que aparecen cuando intentamos llegar al silencio interior. Y, por supuesto, los pensamientos empezarán a desfilar en un flujo ininterrumpido. Para calmar los diferentes elementos de la personalidad es importante darse cuenta de su agitación. Nuestros ensayos de meditación nos permitirán pues descubrimos tal como somos. Esto no debería desanimarnos para nada. No se puede construir nada sólido basado en ilusiones.
Cuando se indica que el Raja-Yoga aquieta la mente la meditación, no significa que vaya a ser solamente durante la meditación porque, en tal caso, esta no culminaría en una unificación, sino en una nueva fragmentación de nuestra vida. La quietud que se alcanza en la meditación se transmite a todas las actividades y provoca una transformación de nuestra actitud. El Yoga tiene que ver con toda la vida, es decir, con todas las actividades que realizamos y las unifica paulatinamente, a la par que nos enseña a ver el hilo que las une a todas. El despertar de la consciencia durante la meditación transforma la actitud que vamos a tener a lo largo de todo el día, transforma la mirada con la que vamos a ver la totalidad de las cosas y circunstancias en medio de nuestro entorno y ocupaciones habituales. Y esta nueva actitud, más atenta, más presente en cada instante, alimenta el despertar de la Consciencia y contribuye a profundizar en la meditación propiamente dicha.
El Yoga preparatorio es accesible a todos, sin excepción. Si de verdad buscamos la Verdad, debemos ponernos en marcha. El Yoga jalona las diferentes etapas de este viaje hacia el interior de nosotros mismos. Patanjali nos explica las razones por las que debemos emprenderlo.

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Autor: Danielle Audoin, resumen del primer capítulo de su libro
Una aproximación al Yoga
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Las Enseñanzas Teosóficas se publican en este blog cada domingo, desde el
19 de febrero de 2017
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