Agenda completa de actividades presenciales y online de Emilio Carrillo para el Curso 2024-2025

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5/3/10

Tengo un problema, ¿qué hago?

El Gran Maestro y el Guardián se dividían la administración de un Monasterio Zen. Cierto día, el Guardián murió y fue preciso sustituirlo. El Gran Maestro reunió a todos los discípulos para escoger el sustituto:

-Voy a plantearles un “problema”-, dijo el Gran Maestro. -Aquél que lo resuelva primero, será el nuevo Guardián del Templo-.

Acto seguido, colocó un banquito en el centro de la sala con un valiosísimo florero de porcelana encima y, dentro de éste, una preciosa rosa roja.

-Este es el “problema”-, afirmo el Gran Maestro señalando lo que acababa de situar en medio del salón. -¡Resuélvanlo!-.

Los discípulos contemplaron perplejos el “problema”. ¿Qué representaba aquello?; ¿qué hacer?; ¿cuál sería el enigma?.

Pasaron horas sin que nadie atinase a hacer ni proponer nada, salvo seguir contemplando el “problema” y estrujando la mente. Finalmente, uno de los discípulos se adelantó, miró al Maestro y a los compañeros, caminó resueltamente hasta el banquito y lo derribó con una patada, saltando por los suelos la rosa y el florero hecho añicos.

-¡Al fin alguien lo hizo!. ¡Empezaba a dudar de la formación que les hemos dado en todos estos años!-, exclamó el Gran Maestro. -Usted es el nuevo Guardián-.

Al ver la cara de pasmo de los reunidos, el Gran Maestro explicó:

-Fui bien claro: les dije que estaban ante un “problema”. Su compañero ha acabado con él del modo que hay que acabar con los “problemas”: ¡dándoles un fuerte puntapié!-.

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Tengo un problema, ¿qué hago?. Me lo explicas y te escucho con atención, te transmito toda mi energía y Amor y te sugiero que, a partir de ahora, dejes de hablar sobre el problema y que lo quites de en medio cuanto antes.

No importa cuán fascinante sea -lo valioso que sea el jarrón o lo hermosa que sea la rosa- y cuanto te tenga enganchad@ de una y mil formas: es un problema y ha de ser eliminado.

Un problema es un problema. Puede ser un florero de porcelana muy caro, un amor que quedó vació o un camino que ya no conduce a ningún lado, aunque insistes en recorrerlo porque es lo más cómodo. Pero sólo existe una manera de afrontar un problema: adquirir consciencia que lo es para, inmediatamente, eliminarlo. No trates de encajarlo en tu vida, no le des más y más vueltas. Al fin y al cabo, no es otra cosa que un problema.

Hazlo a un lado y continúa disfrutando de todo lo maravilloso que hay en la vida. No huyas del problema, ni lo enmascares, ni lo disimules, ni lo acomodes, ni te refugies en el sufrimiento victimista,… acaba con él. ¡Dale un fuerte puntapié lleno de Amor a ti mismo, para poder así amar al prójimo y a cuanto te rodea!.

1 comentario:

  1. Parece complicado, pero, efectivamente, es sencillo.
    Molt gracies.
    Eva

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