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Cuando el Ser Profundo llena nuestra vida,
es como si el Ser Profundo no existiera.
Su luz muestra la realidad: Todo es Uno,
sin dicotomías ni ambivalencias.
Lo inofensivo y lo dañino dejan de existir,
nada nos ofende, nada nos turba.
Los sujetos se diluyen cuando son liberados de sus objetos,
al igual que los objetos cuando son liberados de sus sujetos;
el sujeto desaparece tras el objeto,
el objeto se desvanece con el sujeto;
el sujeto se calma en cuanto cesa el objeto,
el objeto cesa en cuando el sujeto se calma.
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Las Meditaciones emanadas de la lectura del poema Hsin Sin Ming, obra de Seng Tsan, uno de los primeros maestros chinos de Zen, se publican en el Blog de lunes a viernes (Primera entrada e introducción: martes 23 de febrero de 2010)
¡Lo Ví!.
ResponderEliminarY qué sencillo es, con lo difícil que parecía.
¡Lo he Visto!
Gracias y besos.
Mónica Uriarte.
San Salvador (El Salvador)
¡Y yo lo ví contigo!
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