Navegando por Internet sin una ruta predeterminada, he desembarcado en una web gestionada por Miguel Rix. Sus contenidos me han llamado la atención. Entre los mismos, comparto con vostr@s un texto, largo, pero intenso, en el que vierte sus reflexiones conscienciales sobre El Nuevo Orden Mundial y Tú.
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Cada vez que camino por la “matriz”, veo gentes que se mueven de forma frenética. Muchas de estas personas no saben, bien porque no quieren saberlo, bien porque nadie se lo ha contado, que
A mis treinta y ocho años, no puedo sino comparar, y me vienen a la memoria aquellos días en clase, cuando levantaba la mano y decía corrigiendo al profesor o profesora de turno: “Perdón, pero eso (pongamos el ejemplo de la conquista romana de
“¿El qué es mentira, Miguel –me respondían de forma inquisitorial-, que César no conquistó a los bárbaros?”, “No -me defendía yo-, eso es innegable, lo incierto es que fueran bárbaros…”. Aquello casi siempre acababa con la misma imagen: yo, sentado frente al director, que me reprendía por ser tan… “contestatario”, decía él.
Y siguiendo con el tema, César no fue un gran estratega, sino un genocida. Exterminó a millones de niños, mujeres y por supuesto hombres, que lucharon contra sus legiones invasoras. Más tarde, los mercaderes romanos recorrían
El pueblo romano, supongo, que no sabría nada del exterminio de los bárbaros del norte, y por supuesto, los temería: “enemigos, peligrosos, locos sin civilizar… de los que hay que protegerse” les dirían sus gobernantes para justificar esas guerras.
Pero en aquella época, sí aprendí una cosa y es que la historia, se repite en ciclos y siempre lo hace de igual manera. Cambia
Esta figura miserable, llamada Julio César, precedió a tantas otras, como: Cortés, Pizarro, Napoleón, Hitler, Franco, Stalin,... Todos ellos financiaron sus conquistas (sus genocidios) con el dinero de unos personajes oscuros, que no gustan de aparecer en los libros de historia, y que no son más que los que ponen grandes sumas de dinero en las manos adecuadas según la parte de la historia que elijamos analizar, y que generaciones más tarde, bien ellos, bien sus descendientes directos, recuperan en forma de control total de los recursos de una región determinada (sus conquistas).
Según avanzó la historia, estas regiones fueron llamándose países, y sus gobernantes, siempre (salvo en contadas ocasiones, ¡qué las hay!), fueron del agrado de estos señores que no necesitaban del reconocimiento popular, dejándolo para sus títeres que gobiernan obedeciendo las órdenes de quiénes financiaron sus ascensos, y los pusieron ahí.
Recuerdo que en el patio del instituto, yo devoraba libros como “1.984”, de Orwell; “Un mundo feliz”, de Huxley; “El Nuevo Orden Mundial” de Wells, o “La rebelión de las masas” de Ortega, y siempre que los cerraba, marcando la página indicada para poder continuar con su lectura, volvía a caminar por la matriz y sentía pavor al comprobar como esa masa de “borregos adiestrados” de los que hablaban esas historias, comenzaba a ser palpable, real, y muchos de los que me rodeaban ya actuaban como los personajes de aquellos libros: indolentes, egoístas, conformistas y con el paso de los años, con menor capacidad para la crítica y mucho menos para la rebelión.
El mundo que me pintaron como “el futuro”, no era sino una trampa de la que escapar: “Cásate, compra un piso, consigue un trabajo fijo y no protestes… …Hijo, si tú discutes con tu jefe, hay otros trescientos que harán tu trabajo sin decir ni mú”.
Seguro que todo esto te suena, ¿verdad?
Bien… Terminé el instituto, y ya no tuve que discutir con profesores acerca de la veracidad de la historia. Pero aún me quedaba lo peor, enfrentarme con esa “masa” de la que Ortega habló en sus artículos a principios del siglo XX, y pasar desapercibido, dado que yo: ni era conformista, ni era dócil, ni era manejable.
Por otro lado, y sin decantarme por la especialización, base de todo sistema maquinal, seguí “buscando” la verdad, y a cada paso que daba en la vida, comprendía que la mentira está mucho más arraigada de lo que podía haber supuesto en un principio, hasta el punto en que tras muchos años de “no creer” en las versiones oficiales, y buscar por mi cuenta, lo único que sé, es que no sé casi nada…
Pero sí sé, que alguien me ha robado información, no sólo en cuanto a quiénes mandan realmente en el mundo, o quiénes fueron asesinos, héroes, villanos, terroristas, enemigos o amigos, sino en lo más importante: no sé casi nada de mí, acerca de quién soy realmente, de dónde vengo, qué pasó con nuestra historia antes del periodo acordado como oficial (6.000 años A.C.).
¿Cómo no sale en las noticias, las traducciones de las tablillas sumerias por parte de Sitchin?, ¿cómo ningún temario oficial incluye el mapa precolombino de Piri Reis?, ¿por qué no dicen abiertamente que no hay “eslabón perdido”?, ¿por qué no se admiten como válidas todas las medicinas alternativas?, ¿quizá sea por el monopolio ejercido por la industria farmacéutica?…
En definitiva, ¿por qué la ciencia y la historia, no hacen lo que todos y todas hacemos cuando comprobamos incoherencias, que es simplemente replantear las hipótesis y volver a investigar desde cero?… ¿Por qué?
Quizá el porqué sea evidente, y haya estado ahí ante nuestros ojos durante toda la historia, y sólo hasta nuestros días, y gracias al boom de Internet, podamos decirlo con rotundidad:
Porque esa élite que mencioné antes, basa su fuerza en la ignorancia del rebaño que le nutre.
Es decir, hace mucho tiempo que nos roban información o la cambian, por la más adecuada para sus planes, hoy día, los medios de comunicación masivos, repiten todos las mismas noticias, que a su vez, vienen de las mismas agencias de prensa, que a su vez son de… ¿De quiénes crees que son los medios de comunicación masiva?.
La ignorancia de la mayor parte del planeta es su mayor logro, fruto de una ingeniería social planificada desde hace al menos dos siglos (te recomiendo que busques los inicios de la psiquiatría). La ignorancia, es en definitiva, la piedra angular en la que basan su supremacía como élite gobernante, constatada desde hace al menos dieciocho siglos, desde el apretón de manos de Clemente y Costantino (iglesia y estado), y la redacción de su primera versión oficial de la historia:
¿Tendría algo qué ver la quema de
Son preguntas que me sigo haciendo, quizá nunca deje de hacérmelas, pero a lo mejor si estos tipos
no hubieran ocultado adrede toda esta información, podría empezar con otras más importantes, como: ¿para qué he venido? ¿cómo puedo evolucionar? ¿qué es la muerte?, ¿un cambio de ciclo?…
Y si no utilizaran el miedo, ¿temeríamos a la muerte?… Y entonces, ¿quién podría someternos?.
El principal logro de esta élite en la sombra, ha sido confundir nuestra verdadera naturaleza, que nunca fue la competición, el egoísmo, la indolencia, la distinción entre lo masculino y lo femenino, la codicia, el clasismo, la jerarquización, la propiedad (todos y todas compartimos una sola casa), lo efímero (todos los seres humanos compartimos una memoria de especie, es decir, tenemos almacenadas en alguna parte de nuestro cerebro, reminiscencias de infinitas vidas en distintas épocas “C. G. Jung”)…
Bien, llegado a este punto, te preguntarás, ¿y qué?, ¿en qué me afecta a mí que sean estos quiénes mandan, o los que dice la tele: los políticos?.
Te afecta en todo, porque si no lo sabes, estos personajes crueles que juegan a ser dioses, tienen un plan, o si lo prefieres, llevan siglos intentando llegar a un modelo perfecto de gobierno (perfecto para ellos, claro está), en el que ya no tengan que seguir en la sombra porque el resto les acepte como únicos amos y benefactores, en el que nadie pueda seguir la pista a otra cosa que no sea la “historia oficial” y políticamente correcta, que a ellos les gustaría dejar como única referencia.
En ese futuro próximo, todo rebelde a su sistema de esclavitud mundial, podrá ser identificado electrónicamente y por supuesto borrado, reciclado… o ¡vaya usted a saber qué!.
Un sistema de gobierno “perfecto”, representado por una gran pirámide, en cuya base sustentando el resto del edificio, estamos tú y yo, en una u otra altura, pero siempre cerca de la base, justo encima de nosotros hay una gran “barrera” con ciertos privilegios de clase, pero con un solo objetivo: la represión de la masa. Antes de la cima piramidal, en posiciones elevadas, ya sabes quiénes se situarían, y ocupando la privilegiada cúspide estarían (¡están!) ellos, dominándonos, esclavizándonos y alimentándose de todo el resto de la población, que les lleva manteniendo y enriqueciendo durante siglos.
Curiosa coincidencia, que este mundo que todos tildamos de injusto y acabado, sea una fotocopia del sistema jerárquico de cualquier orden masónica en el mundo… ¿coincidencia?
Voy a citar una gran película, Network, de Sydney Lumet (1.976), para ilustrar este “mundo perfecto”, al que pretender llevarnos. Entre paréntesis, mis anotaciones:
“Un mundo perfecto, en el que no habrá guerras (un único ejército), no habrá hambre (la población fijada como ideal es de tan sólo quinientos millones de personas en todo el mundo), presión, ni brutalidad (después del diezmo: guerras, chemtrails, pandemias, etc… Toda la población, estaría ya perfectamente controlada)… Tan sólo habría una vasta y ecuménica compañía asociada (una sola nación, algo que ya comenzamos a conocer con
¿No te suena eso a lo que yo llamo “la matriz”?…
La matriz es la esclavitud aceptada como libertad, el mundo de robots que no se enteran o no quieren enterarse de todo esto que te estoy contando, y que hoy en día ya no es fruto de mi imaginación conspiranoide, sino de la prueba irrefutable de miles de millones de evidencias que puedes cotejar tú mismo o tú misma en internet.
Sydney Lumet dejó este aviso en forma de película en 1976, H.G. Wells, lo hizo a su modo en forma de libro en 1939, y podría seguir profundizando en la historia, pero este no es el medio, y tampoco el caso.
Yo estoy hablando de tu relación y de la mía con ese Nuevo Orden Mundial, ese sistema de auténtica locura, de enajenación mental de no sé qué grado, esa aberración para todos los que sentimos amor por los nuestros y odio a los que nos impiden realizarnos. Te estoy hablando de que ese es el futuro que han programado para ti, para mí, y para todos los nuestros. Y quiero que te impliques desde la información.
Pero ahora sí, ahora tú dirás: “bien Miguel, y ¿qué podemos hacer para detenerles?”.
En mi opinión, no es una revolución armada, todas fracasaron. Tampoco lo es de tomar la calle, que siempre ayuda, pero de un tiempo a esta parte, ¿no te has fijado en el incremento desproporcionado de las fuerzas del estado?…Para el nuevo orden mundial, su ejército para reprimir a la población interior, es la policía.
Creo que hay avances, lo quieras o no, las macro-vacunaciones anunciadas por
Pero más allá de ese número de webs, blogs, foros, etc, que crecen exponencialmente y que señalan a los verdaderos causantes de: hambre, crisis, guerras, enfermedades, explotación de GEA, desinformación, o lo que es lo mismo, lobotomización de la media poblacional, más allá de toda esa gente (mi saludo a toda la gente que lucha por sacar a la luz toda la verdad), que parece haberse dado cuenta de ese futuro inmediato al que nos quieren hacer llegar esta élite, su Nuevo Orden Mundial, más allá de todo esto, yo creo que una revolución, quitándole su primera “R”, puede llevarnos al éxito en esta pugna, que no deja de ser una lucha, por mucho que estemos hablando de Amor.
El poder basa su fuerza en la falta de voluntad de un pueblo, dicho con otras palabras, el poder sólo puede controlar al que acepta ser gobernado.
La evolución se puede ver de dos formas distintas: como individuo y como especie.
Ninguna especie evoluciona si no comienzan a hacerlo sus individuos, si no rechazan “unilateralmente” ser gobernados (ya sé, que te chocará con las parrafadas tan bien aprendidas que Darwin dejó como regalo en esa “ciencia oficial”).
El primer paso en la evolución de la especie, es tu propia evolución.
Una vez que decides gobernarte a ti mismo, o a ti misma, debes replantearte mucho de lo que llamas necesidades, has de ser capaz de posponer las menos básicas a tu voluntad, que te dice a cada paso, que el premio no es otro, que tomar tus elecciones con plena libertad.
Esto no conduce a la felicidad, ¡hay que decirlo!, pero hay una recompensa infinitamente mayor, que es el conocimiento de ese YO. Algo, que todas las religiones, todos los estados, siempre han intentado evitar por todos los medios.
Quien se gobierna a sí mismo, y no acepta autoridad ajena, tiene una ardua tarea, que es la de conciliar a su Ying con su Yang, si lo prefieres, su lado femenino con su lado masculino, o si te gusta más, su lado racional con su parte pasional. En definitiva, como decía Castaneda, su tonal con su nagual.
El premio: SER.
Aparte, comienzas a saber que además de lo bueno y de lo bello, todos los males del mundo están también dentro de ti, todo lo malo que juzgamos del resto, pervive también en nosotros, pero muchas veces comenzamos supuestas revoluciones, denuncias contra este u aquel, levantamos la voz en favor de lo que creemos justo, y resulta que en un momento de presión podríamos llegar a ser el mismísimo demonio.
Si comenzamos juicios ajenos, deberíamos empezar por nosotras o nosotros mismos… ¿Cuántas veces pasó esto?, muchas revoluciones acabaron con los tiranos, y se sustituye a un iluminado por otro y al final, siempre vuelve la dictadura: la política, la del hambre, la del miedo, o la nuestra: la de la imbecilidad.
Es decir, tras la revolución, no avanzamos nada como especie, y la culpa, la sigue teniendo el individuo, que en la lucha contra la injusticia, justifica los medios empleados por el erróneo fin de que todo cambie a mejor, sin que los “revolucionarios”, hayan cambiado ellos primero.
Y es que la historia se repite, sólo tienes que leerla utilizando fuentes distintas.
Podríamos disfrutar de un mundo sin élites, sin dinero, podríamos abastecernos con energías libres, podríamos hacer tantas y tantas cosas como especie… Pero la evolución comienza frente a tu espejo, y frente al mío, y frente al de mi compañera, o la tuya, o el tuyo…
Y la pregunta que debemos hacerle es: ¿Podremos compartir esta tierra y sus recursos?, ¿estamos preparados para reconocer nuestras diferencias y compartir nuestras vidas, nuestras energías, nuestros sueños? ¿Hemos aprendido a combinar nuestras dos realidades?
Mi respuesta es un SÍ rotundo; pero yo, ya llevo años enfrentándome a mis demonios (de hecho, no paro de hacerlo), dejándolos tras el espejo y aceptando que la única revolución válida es la mía personal, si yo limo mis bajezas, supero mis miedos, y sufro cada vez que lo hace el mundo, ya lo estoy cambiando.
La justicia triunfará cuando estemos preparados y preparadas para ello, si los asesinos que ostentan el poder siguen sin ser arrestados y encarcelados, es porque esos a los que dominan, prefieren juzgar a juzgarse ellas y ellos mismos, tan sólo para conservar esa sensación irreal llamada seguridad, y así, se permiten “pequeñas bajezas” para no afrontar el “gran paso”: intentar no volver a repetir el mismo error, sin culpar al resto de sus propios fracasos.
Hay muchas formas de salir de la matriz, muchos pueblos que se caen, y que nadie levanta, hay muchas formas de agruparse y vivir en comunidades autogestionadas, pero parece que el mundo está tras del ordenador y que sólo podemos luchar desde su pantalla, y no es así.
No vale con decir “no al Nuevo Orden Mundial”, hay que proponer alternativas, jugar a CREAR un nuevo mundo, siga o no la élite, en esa cúspide de la pirámide.
La democracia es un sistema válido, pero
Para que éste sistema capitalista autoritario y deshumanizado caiga, debemos además, no participar de ninguna forma en su juego: sacar el dinero de bancos, sea mucho o poco, negarnos a entrar en la esclavización de las diez horas de trabajo, tan sólo para pagar nuestra mísera porción de suelo, utilizar nuestra voz para denunciar a quienes ya sabemos culpables, no podemos permitirnos que la gente de a pie, siga sin enterarse que Zapatero es un “mandao”, al igual que Rajoy.
Debemos luchar simplemente negándonos a ser gobernados y gobernadas, auto-proclamándonos estados soberanos e independientes cada uno de nosotros.
Con todas sus consecuencias, ¡claro!.
Si lo hacemos de la forma correcta, es decir, tú en lo tuyo y yo en lo mío, sin trampa, ni cartón, conscientes del trato: “compartir y respetar”, no habrá iluminado que vuelva a jugar al ajedrez con nosotros, con la vida de los nuestros.
Podemos acabar con Iluminati, con estos banqueros y empresarios que ocupan la cúspide de la pirámide; ¿Pero estamos dispuestos como individuos, e individuas a COMPARTIR?…
¿Te has planteado alguna vez, en qué consiste compartir?
Hasta que tú no lo tengas clarísimo, ellos, seguirán gobernándote.
Tú, tienes que cambiar el mundo, tu mundo.
Entonces, todos y todas habremos vencido esta batalla, y el homo sapiens, habrá aprendido algo básico para evolucionar como especie: Vivir en armonía.
Esa es la única revolución, que yo veo factible: la tuya y la mía, primero sin “R” y contra nuestros propios demonios, más tarde…
Ya veremos., si hará falta ponerle ese “R” delante.
Por si quieres profundizar más acerca de los planes Illuminati, sobre el Nuevo Orden Mundial, acerca de Nicola Tesla, Schumann, las energías libres, además de leer acerca de un virus de construcción masiva y un golpe legal y global a la banca, te dejo mi novela “Chess, un jaque al Nuevo Orden Mundial”, en su formato electrónico, en la que tienes muchísima información.
http://www.somosmejoresqueellos.com/descargas.htm
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