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El objeto es objeto por el sujeto;
el sujeto es sujeto por el objeto.
El Ser que Somos no conoce fragmentaciones;
la mente es la que divide, fabricando dualidades.
Sujeto y objeto no existen
en la unidad de nuestro Yo Verdadero;
Sin embargo, son imprescindibles
para que se justifique nuestro pequeño yo, el ego.
En el Ser, nada son.
Fuera de Él, adquieren apariencia de realidad,
engatusan a los sentidos físicos
y agotan con vaivenes a la mente.
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Las Meditaciones emanadas de la lectura del poema Hsin Sin Ming, obra de Seng Tsan, uno de los primeros maestros chinos de Zen, se publican en el Blog de lunes a viernes (Primera entrada e introducción: martes 23 de febrero de 2010)
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