Preservar la salud, desde el embarazo hasta la víspera de despedirnos de este mundo, es un regalo de vida. Agradecí su apuesta a favor de empoderamiento ciudadano, para la prevención, cuidado de la salud y ahorro del gasto público, a quien lo redactó para el rey Juan Carlos I en 2.011.
Recogidas en el BOE número 240 del 5
de octubre de 2.011, estas fueron las palabras regias enalteciendo la cultura a
favor del fomento de pedagogías preventivas y cuidado individual de la salud,
sin confiarla tanto a los servicios públicos asistenciales: “Pero no es el
dispositivo asistencial el principal condicionante de nuestro nivel de salud,
la salud se gana y se pierde en otros terrenos: antes del nacimiento pueden
producirse exposiciones a distintos factores que de forma indeleble determinen
la salud futura, y desde el nacimiento hasta la muerte se van acumulando
experiencias vitales positivas o negativas que perfilan la salud. El entorno
familiar, la educación, los bienes materiales, las desigualdades sociales y
económicas, el acceso al trabajo y su calidad, el diseño y los servicios de las
ciudades y barrios, la calidad del aire que se respira, del agua que se bebe,
de los alimentos que se comen, los animales con los que convivimos, el
ejercicio físico que se realiza, el entorno social y medioambiental de las
personas, todo ello determina la salud”.
La Constitución Española de 1978 en su
artículo 43, estableció y encomendó a los poderes públicos la organización y
tutela de la salud pública a través de medidas preventivas y cuidados
sanitarios frente a la enfermedad. Si inicialmente fue una declaración de
atención voluntaria; se reconoció derecho constitucional para todos por la Ley
14/1986. Derecho sí; no obligación que contraviene los convenios
internacionales firmados por España a favor de Derechos Humanos y la
Declaración de los Derechos del Niño redactado en la Asamblea General de
Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1.959.
Empezó como asistencia de salud
pública voluntaria. No sin lucha por parte de esos hoy ancianos y los que
marcharon abandonados al primer confinamiento, y hoy de manera anticipada por
los efectos adversos de la vacuna contra el Covid-19, pasó a ser derecho a la
salud para toda la ciudadanía.
Hoy, incluso a quienes nos educamos en
la autogestión de la salud; personas sanas y con mínimo historial médico,
tratan de infantilizarnos desde ese taca-taca sanitario, para obligarnos a
testear, preservar, mantener y reparar nuestra salud, desde el recetario
exclusivo e inequívoco de una “Autoridad Sanitaria” plenipotenciaria
bajo sospecha de propósitos alejados de preservar la salud.
El artículo 3, establece que el
sistema público, “Se oriente prioritariamente hacia la prevención y
promoción de la salud”, prevaleciendo el “Consentimiento Informado”,
recogido en la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos (2.005),
firmado por 193 países y que en uno de sus principios rectores, referido al
Derecho del Paciente dice: “Cualquier intervención médica preventiva solo
debe realizarse con el consentimiento previo, libre e informado de la persona
interesada sobre la base de información adecuada”. Al incorporar el
Principio de Precaución, la posición predeterminada para la vacuna, debe ser
recomendación y nunca compulsión ni obligación.
Según la Constitución, no es
obligatorio vacunarse. Así, quien ejerce coerción a las personas que rechazan
la vacuna del Covid-19, prevarica. Dentro de la tercera fase de panique
ciudadano, ya atemorizan, amenazando en el ámbito laboral, económico, educativo,
movilidad, confinamiento, etcétera.
Desde sus tesis y datos unívocas,
proclaman sus resoluciones autoritarias, sin reparar en que, el 5 de octubre,
el alto cargo de la OMS y Jefe de Emergencias Dr. Michael Ryan y la portavoz
Dra. Margaret Harris, aseguraban que la mortalidad por la declarada como
pandemia, “ha sido menor que la de la gripe de cualquier otro año, no
alcanzando ni el 0,14% de los infectados por SARS-2 Covid-19, y muy lejos del
3,4% estimado por la OMS en marzo”.
Tampoco en las últimas recomendaciones
de la OMS (David Nabarro) sobre confinamiento y mascarilla, a pesar de que las
medidas siguen siendo las más restrictivas y los resultados médicos los peores
del mundo, la huella de datos de la pandemia del Covid-19 en España sigue
siendo también, desde borrosa hasta abstracta, como aseguran en la revista The
Lancet Public Healt un grupo de expertos en estadística, a raíz de la denuncia
de cinco científicos españoles ante el Ministerio de Sanidad, cuando en Italia
son invitados a la Cámara de Diputados, llegando hasta a denunciar prácticas
criminales en sus hospitales.
Ya han aceptado desembarrar y lo pasan
al INI. Ahora sí, se conoce el estudio comparado de los excesos de mortalidad
en 2.020 titulado: “Informe de Vigilancia de los excesos
de mortalidad por todas las causas”, con respecto a medias históricas de
los últimos 10 años. Lo han completado, con un Sistema de Monitorización de la
Mortalidad Diaria (MoMo), con los datos del Ministerio de Justicia para el Centro
Nacional de Epidemiología del Instituto Carlos III.
Abarca desde diciembre 2.019 a final
de 2.020, y recoge la curva de mortalidad estimada, la observada y la franja de
confianza. En primavera, el exceso fue del 70%, en verano 12% y en otoño 17%.
Cuantitativamente, los gobiernos tienen razón en denominar pandemia, al
pico primaveral por el número de muertos...el resto del año por positivos
asintomáticos ¿las mismas medidas?
A pesar de los datos publicados en el
informe del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias al 23 de
octubre, mantenerse en sus mantras alarmistas para justificar medidas
restrictivo-operativas sin parangón en otro país europeo, principalmente en uso
extensivo en tiempo, lugar y persecución policial de la mascarilla, operan
abducidos con pérdida total de la ética cívica.
“En este informe se incluyen los casos
confirmados con una prueba diagnóstica positiva de infección activa (PDIA)
según se establece estrategia de detección precoz, vigilancia y control de COVID-19.
En España se han notificado un total de 1.046.132 casos confirmados de COVID-19
y 34.752 fallecidos”.
Para disponer de un todo valorable o
evaluable, habrá a quien le parezca lo suficientemente precisa y seria esta
“partitura” del neolingüismo estadístico.
Mas parece un galimatías impreciso y
encuadrable dentro del género literario de la Ingeniería
Lingüistica, a partir de la cual nos quieren
hacer creer lo que no es....lo que sin autopsias no se puede certificar.
Hasta el 2.009 Pandemia se
determinaba en función de que el exceso de muertos totales superaba por mucho la media de otros años. El
MoMo lo suprautilizaron en marzo de 2020 porque se dio un pico del 70% más de
muertes que en marzo de 2.019, contribuyendo a ello principalmente los entre 20
a 25.000 ancianos muertos antes de tiempo en residencias. A pesar de ello y
gracias a este registro, sabemos que en 2020 murieron 17.197 personas menos que
en 2019 y 26.608 menos que en 2018....¿de qué pandemia hablan?
Así, imponer medidas arbitrarias y
represivas, erosionar economías familiares ignorando estos datos, es clara
muestra... que no nos desean lo mejor.
En marzo exceso de muertos “acelerados” por el coadyuvante de la vacuna
de la gripe. Todo el año, enfermos
reales con cualquier patología, al morir los asimilaban a muertos “con” Covid. Como
cuantitativamente, estos dos conceptos, no les da para justificar las medidas
implantadas (vulneradoras de derechos fundamentales), en función de la pírrica estadística
de fatalidad, el único parámetro estadístico que las “justifica”, es el
del número de enfermos potenciales, eufemísticamente llamados contagiados asintomáticos, así
clasificados por el resultado positivo de los económicamente bien incentivados
test PCR, cuyo descubridor, el Premio Nobel de Medicina Kari Mulis, negaba su
utilidad como herramienta para diagnóstico.
Y siempre por el número de “casos” que también hoy, como con la
pandemia del Sida y la de la gripe A, no alcanzan ese calificación.... y su
agenda fracasa.
Pero siguen, porque su mayor afán es
perseguir hasta tener datada la memoria del alma de cada persona. El inventor
de la herramienta médica extractora de ADN y “explorador” vírico virtual, como
único medio útil en su estrategia de perseguir paniqueando a la ciudadanía
(como lo hicieron con el virtual virus del Sida en la década de los 80-90), es
el Dr. Drosten, asesor científico de Ángela Merkel y virólogo. Hoy denunciado
por crímenes contra la humanidad por el equipo de abogados que dirije el
germano-norteamericano Reiner Fuelmich, a partir de una “Class Action”, en su
intento de crear un segundo Nuremberg, que además incluiría al director de la
OMS y al presidente del Foro de Davos.
Desde el punto de vista sanitario, el
coadyuvante climatológico, les desbarata la estadística, en razón a que no
acaban de llegar los fríos y resfriados. Así, no saben con qué nuevo concepto
mantener un estado de alarma, que les justifica el uso continuado de la
mascarilla, a pesar de que en las urgencias ya tienen constancia hoy y para
siempre, por sus consecuencias como el mayor elemento perturbador de nuestra
salud....aunque lo niegan.
Desde el punto de vista
mediático-institucional, no saben como disimular su exagerado interés (muy por
encima que el de la vacunación) por el uso abusivo de los hisopos nasales
(acción en el esófago) y anales (acción en el intestino), con pretexto de
diagnosticar la presencia de un virus nunca aislado, cuando lo que único seguro
es que, con los test PCR nos extraen toda la información genética de nuestro
ADN para destino desconocido e interés sospechoso. Cuando lo único probable, es
que, merced a ingeniería biomédica desarrollada por científicos de la
Universidad Johns Hopkins, también con los hisopos, pueden introducirnos
diminutos microdispositivos en forma de estrella que pueden adherirse a la
mucosa intestinal y liberar drogas en el cuerpo, tal y como asegura el Dr.
David Gracias que junto al gastroenterólogo Florin M. Selaru dirigió la
investigación, que en enero de 2020 fue publicada por la revista Sciencia
Advances.
Cualitativamente, negacionista es,
quien niega el debate científico-clínico que ayudaría a desmenuzar las causas
reales del exceso de muertes en primavera. Quien niega el probable desacierto
de diagnóstico y en consecuencia de protocolos de tratamiento, sin contar con
la única evidencia de causa de muerte: autopsia. Quien oculta la razón de
prohibirlas a pesar de ser solicitadas. Quien oculta que, la inasistencia
médica adelantó la muerte de entre 20 a 25.000 ancianos desatendidos, con
síntomas exacerbados de Covid-19, relacionables con el coadyuvante de la vacuna
de la gripe estacional....y quienes ocultan que por los efectos secundarios de
las vacunas “normales”, mueren en España 970 ciudadanos al año.
Ancianos silenciados, que lo
entregaron todo para la reconstrucción nacional, y recuperación de derechos
fundamentales usurpados por el fascismo. Esta vez, un alzamiento sanitario,
taparía bocas mediáticas que ocultan el encierro de personas sanas, arrebatando
derechos fundamentales por medio de esta guerra incruenta de autoritarismo
médico-policial. Así, el pueblo español clama por segunda vez, su deuda por la
verdad ocultada....como homenaje compensatorio al horror sufrido.
Sus contradicciones, entre lo que
tratan de justificar como medidas sanitarias, dejan a descubierto que son
técnicas psicosociales generadoras de miedo y domesticación... con grave
repercusión en la salud integral. Suman y siguen porque aún somos pocos; de
saberlo esa mayoría desinformada hoy se cargaría de indignación. Llegará el día
en que seamos cada vez más los escépticos; a no dudar, de que la reacción de
los últimos en despertar, será inmisericorde con este gobierno, medios de
comunicación y resto de partidos; descargarán contra ellos la ira arrepentida
por el tiempo dormido en que nos señalaban e insultaban como negacionistas e
irresponsables… a los pocos de hoy.
En la raíz de todo este entramado, la
política servicial de una bien incentivada OMS; en el tronco, la codicia
insaciable de unos empresarios sin escrúpulos y la de unos gobernantes serviles
con las élites; en la copa, la humanidad sufriente de este programa de
exterminio para un grupo y conductismo incentivado para el resto. Pero ¿quién
mueve esa savia criminal?
No sigamos perdidos por las ramas de
la fría intemperie en la oscuridad mundana y busquémonos internamente al calor
de nuestra luz, para tener donde asirnos cuando pretendan quitarnos... hasta el
suelo donde pisamos.
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Autor: Iulen Lizaso (iulenlizaso@gmail.com)
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