Entre las diversas vibraciones que conforman la calidez y calidad de un hogar, la vibración y uso consciente de la palabra es una de las energías que, junto a la inercia real de los actos, mayor grado de implicación e influencia tienen.
A través de las palabras, su tono y su intención, emitimos
emociones, sentimientos y, sin poder evitarlo, también nuestro nivel de
consciencia.
La atención a la vibración de la palabra es algo que debe
nacer desde nuestro interior. No obstante, hay aspectos en nuestra vivienda o
en nuestra empresa que pueden ayudar a que la energía y consciencia que emitan,
tengan mayor solidez.
Uno de los complementos que más ayudan a lograr que las
palabras se mantengan durante más tiempo en el entorno y se integren en él, son
las alfombras.
La energía vital que fluye por nuestra vivienda o nuestra
oficina -sea en mayor o menor armonía- siempre está fluyendo, no es estática.
Cuando el suelo está muy despejado, es muy brillante o claro o cuando las
ventanas y las puertas están enfrentadas, la energía circula con mayor rapidez
y las palabras, en ese ambiente, pueden llegar a tener poca fuerza, suelen
quedar diluidas. Las alfombras, en este caso, permiten que la energía se
ralentice en la zona de la conversación -puede ser en la zona del salón, bajo
la mesa del comedor o bajo la mesa de trabajo- de manera que queden más tiempo
en dicha zona y no solo ayude a las personas a integrarlas mejor, sino que
permite que, de una manera más suave y consciente, se integren en la energía
del lugar.
Otro elemento importante para esta función son las
cortinas.
Un simple visillo es suficiente para recoger y contener la
energía de una buena conversación y evitar, junto con la mirada, que las
palabras se diluyan en la distracción del ambiente externo.
Junto a la suavidad y sostén de las alfombras y el abrazo
de las cortinas, la calidad de la iluminación es otro de los factores clave
para afianzar una conversación.
Si la conversación es mental, creativa, técnica u
organizativa, la luz blanca y uniforme ayuda a la claridad mental y a la
transparencia.
Si la conversación es más sentida y emocional, la luz
indirecta, cálida o neutra y regulable, es la que más facilita la fluidez del
calor interior.
Por último, si la posición de todos los interlocutores
permite la visibilidad de la puerta de entrada a la estancia, la concentración
será mayor.
Si no dispones de alguno de estos elementos en el lugar que
inicies una conversación importante, tienes siempre a tu disposición estos
mismos en tu interior.
Sentir tus pies bien firmes sobre el suelo (o uno de ellos
en el caso de que cruces las piernas) generará un efecto parecido a la
alfombra. Mantener la mirada serena, relajada y centrada hacia quien o quienes
dirgeres tus palabras o de quien o quienes las recibes, creará el abrazo de la
cortina. Si careces de buena iluminación externa, tu iluminación interior
subirá cuanto más amor incluyas en tu palabra o en tu escucha. Si no logras ver
la puerta de entrada desde tu posición, trata de obtener una buena posición
sobre el respaldo de tu asiento y trata de mantener la conciencia de su
soporte.
En el caso de que siguiendo estos consejos, la conversación
derive a una vibración poco agradable, tras ella, puedes airear el lugar
abriendo la puerta, retirando las cortinas, subiendo el nivel de iluminación
del lugar y aspirando la alfombra.
Si no había a tu alrededor alguno de estos elementos y te
has centrado en tus recursos internos, tras una conversación desagradable todo
vuelve a la luz con una sencilla palabra: perdón...
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Autor: Andrés
Tarazona (andres@andrestarazona.com)
Todos los jueves, desde el 7 de noviembre de 2019, Andrés comparte
en este blog una serie de publicaciones centradas en
el Diseño Sentido: interiorismo y diseño consciente de viviendas, comercios
y empresas que mejoran la calidad de vida.
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