Si el educar a tus hijos no
te deja tiempo para vivirlos, cuando sean adultos simplemente no estarás en su
vida.
Si no eres amigo de tus
hijos durante su infancia... cuando el te quiere incluir en sus juegos y tú
estás muy ocupado llevándolo a academias y clases particulares… o evadiéndote
porque trabajas mucho… o… o… mil cosas antes que jugar con él o escuchar
"sus tonterías"... ¿por qué va a tener él que incluirte cuando tú
quieres, si cuando él te necesitaba como colega no te tuvo? Asumiendo desde
bien pequeñito que tu padre es "un padre"... o tu madre "una
madre"… y… ejem… "los adultos sabemos muy bien como funciona la
vida"... Incongruencias propias de "los adultos"... Pues si
sabemos como funciona, ¿cómo es que nos quejamos tanto de la vida?... !?!... Por
ejemplo, te ríes la primera vez que dicen “¡mierda!” y cuando lo dicen teniendo
más edad les reprimes... Vamos a ver, que ese nuevo ser ¡no es nada tuyo! Es un
compañero de vida... ¿Cómo quieres entrar en su círculo de amistades y que te
tenga como un colega si, cuando con 6 o 7 años se han dirigido a ti
diciendo..."vamos tía" o "guay tío", te has molestado y le
has dicho “¡yo soy tu madre o padre, no una tía!?
Son tan bonitos de
observar...
Cada niño es un exponente
del nuevo ser humano... con nuevas "prestaciones"... Desde aquí yo me
pregunto, ¿quiénes somos nosotros para formarlos? Es como pretender que un
modelo de coche más antiguo instruya a un modelo más moderno. Por ejemplo, un
coche con Bluetooth, ¿podría ser instruido por uno que no lo tenga? Puede que
de esta forma nunca desarrolle esta función. Si el modelo antiguo no lo tiene y
enfrascado en la instrucción no observa detenidamente al nuevo, sería más que
posible que ni siquiera identificará esta capacidad, o aun identifocándola, no
la desarrollara por estar muy ocupado aprendiendo esas funciones "tan
útiles" para vivir en una sociedad de la que curiosamente todo el mundo
opina que está mal. Y así, de esta forma, se centrará en hacer repetir lo que
él sabe... y repetir algo que no funciona o, como poco, no es útil... Si no
hacemos las cosas de forma diferente, ¿cómo queremos que cambien las cosas?
Por ejemplo, cuántas
personas ven injusticias y abusos en los comportamientos de los políticos y
responsables del gobierno... Nos quejamos de esto, pero si como ciudadano puedo
forzar algo...o puedo manipular cifras... o añadir "cuento" con el
fin de obtener algo, lo hago. En resumidas cuentas, bajo la idea de "el
que no corre vuela", el mismísimo ciudadano de a pie repite el
comportamiento que tanto crítica de los políticos... Y lo más a tener en cuenta
es que hay recién llegados "niños" que se van quedando con la
copla... Y luego nos sorprendemos de que sean ellos los pícaros con nosotros...
En esta estructura mencionada es "el más listo" el que triunfa. Si no
hay mas que ver como se estimulan los niños para leer: se apuntan los libros en
un cuadro, a veces a la vista de todos los compañeros, para ir anotando los que
cada uno lee...y mientras mas mejor dando igual el ritmo y circunstancia de
cada uno. Pues bien, esto fomenta la COMPETENCIA ; y cuando se compite aparecen unas
figuras que se llaman RIVALES. La percepción de rivales me hace sentirme EN
GUERRA, convirtiendo la vida en una LUCHA... Esto me estimula a ser más que tú.
Puedo estar haciendo algo que no me gusta, pero si lo hago mejor que tu... ya
me sirve… uff... ¿Realmente esto nos/los acerca a lo que somos/son!? ¿Medirnos
a razón de evaluaciones externas donde se deja nuestra visión de nosotros
mismos? Y ¿para qué sirve esto realmente?...
Para mantenernos corriendo… Pero... ¿hacia dónde?
Observo muchos
comportamientos con niños que, si se lo hicieran o lo vivieran muchos adultos,
serían vividos e interpretados como una enorme falta de respeto. ¡Les faltamos al
respeto solo por ser niños!
En una ocasión fuimos a
tomar un café dos matrimonios con sus hijos y nosotros con los nuestros a un
Parador Nacional. También venía una amiga con su hijo. Entramos en aquel salón
tan grande y bien decorado con aires de distinción, seriedad y formalidad. Nos
sentamos en una mesa y el camarero, correctamente uniformado, se acercó y
disponiéndose a tomar nota nos dijo:
- Buenas tardes, ¿qué desean tomar?
Cada uno dijo lo que le
apetecía, incluido los niños. Pero uno de ellos no se decidía, lo que hizo
invertir un poco de más tiempo al camarero atendiendo a este niño en cuestión.
Y frente las opciones que la madre le sugería, el niño, con seriedad y respeto,
dijo:" La verdad es que todavía no lo he decidido". Y así el camarero
se fue con la comanda y ya está, ningún problema (pensamos)... cuando se decida
se lo dice al camarero y ya está.... Minutos más tarde, el camarero vino con la
comanda y ocurrió que al traerla el niño aprovechó y dirigiéndose con educación
directamente al camarero dijo: "ya se lo que quiero"... Y ¿sabéis
cual fue la reacción del camarero?... Le dijo en tono y actitud burlesca: "¡pues
ahora no te lo traigo!". Por supuesto de "broma", pero el niño
(y yo, la verdad) no entendía esa broma... que dejaba ver el fastidio del
camarero por tener que dar dos viajes...
Yo me pregunto... ¿Se le
hubiera ocurrido tener la misma reacción si esto hubiera sucedido con un
adulto? ¿Os imagináis que lleguéis a un Parador y que tú pidas tu consumición
más tarde que los demás y el camarero os respondiera con estas formas?... ¿Por
qué el que sea un niño nos hace creer a los adultos con la licencia de
faltarles al respeto? Un niño no es un inútil, un ignorante, un salvaje que si
lo dejas de la mano de Dios es un demonio. ¿Por qué tenemos que presuponer que
si los dejamos hacer lo que quieran son unos tal o cual? ¿Por qué? ¡Muchos adultos
no saben ni quienes son! ¿Cómo van a saber quiénes son sus hijos? Y si no
conoces a esa criatura que temporalmente es un niño, ¿cómo sabes tú y quién eres
tú para decirle e imponerle lo que le conviene?... Nuestros hijos nos enseñan a
recuperar quien somos. Ellos son futuros "adultos"... y "los
adultos" seguimos siendo niños...
Si de pequeño resuelvo mis
frustraciones con rabietas...o me las reprimen a tortazos, resolveré las
situaciones estresantes a golpes y "armando espectáculos". Si veo a
mi ejemplo a seguir (madre, padre, profesor, adultos, mandatarios, etcétera)
que cuando pierde la paciencia reacciona de una manera... aprenderá esta
forma...
Si cuando la madre coge a
su niño de dos añitos estando en un parque y cuando el niño muestra su negativa
a la decisión de irse mediante el llanto la madre le dice (mas bien le grita): "¡nos
vamos y punto. Y NO LLORES QUE TE PEGO Y TE ARRANCO TO LOS PELOS QUE TIENES EN
TU CABEZA. EH!” (esto se lo repitió mientras forcejeaba para sentarlo en el
cochecito)… Muy bien… Ese niño entiende que la amenaza es una respuesta y
opción para cuando quiera algo. Y esto se asentará en su subconsciente, de modo
que cuando sea adulto amenazará con una agresión física cuando quiera algo
(pudiendo llegar a la agresión misma) porque todo el mundo conoce esa frase tan
"..." que dice así: "más vale una torta a tiempo". Y la de
"por una manotada en el culo nadie se ha muerto"… Siento que si
contemplamos esta opción luego no podemos ofendernos por ser nosotros con quien
nuestros hijos aplican lo aprendido...
Vivirlos y disfrutarlos
desde humildad del observador... Para mí, ser madre es la oportunidad más
grande de ejercer la observación a través del arte de la no interferencia. Es
una enorme oportunidad de ser testigo de un milagro tras otro...
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Autora: Sisi Bocanegra (sisibocanegra@gmail.com)
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