La ciencia, la religión y
la filosofía comparten,
tal como escribió el teósofo y científico I. K. Taimni (El Hombre, Dios y el Universo), una misma meta: poner de manifiesto la Realidad y la una única
Verdad final que está en la base y la esencia de la existencia y el universo. Sin
embargo, andan tradicionalmente enfrentadas entre sí y despliegan una modalidad
de trabajo en compartimientos estancos que actúa en detrimento de las tres y
les impide alcanzar la consumación de sus esfuerzos en sus respectivos
dominios. Lo cierto es que los empeños de la ciencia, la religión, la filosofía
son realmente complementarios. Y el desarrollo de un acercamiento integral es
inherente a la verdadera naturaleza de las cosas. En este contexto, la espiritualidad y la
ciencia no se oponen entre sí, ni configuran ámbitos confrontados. Es la mente,
con sus dualidades, la que se empeña en concebirlas en clave de conflicto y
separación. Pero, realmente, son como la letra y la música de una misma canción
que armónicamente nos revela que nada está vedado o escondido y que basta con
mirar para poder “ver”. Una misma luz interior es la que impulsa tanto la
búsqueda intelectual de la ciencia como la búsqueda mística del Espíritu. Y el
discernimiento espiritual aporta un amplio conjunto de saberes con claras y
directas implicaciones científicas, del mismo modo que el conocimiento científico
posibilita la mejor y más ajustada comprensión de lo espiritual. De hecho,
gracias a las aportaciones científicas más avanzadas y vanguardistas en
terrenos como la física y la astrofísica, se multiplican día a día las
evidencias de esta íntima conexión entre espiritualidad y ciencia, entre lo
trascendente y lo inmanente, entre consciencia y ciencia, que se están dando la
mano para aportar una nueva visión de la vida, el mundo y las cosas que va más
allá de lo que se puede percibir por medio de los sentidos corpóreo-mentales y
conforman una especie de Física de la
Deidad , que compagina y compatibiliza los conocimientos
científicos y los saberes espirituales para ahondar en el discernimiento de
temas tales como Dios y su Naturaleza o el origen, la esencia y los contenidos
de la Vida , la Creación y el Cosmos… Entre
los muchos exponentes de este acercamiento entre la espiritualidad y la ciencia,
pueden subrayarse cuatro grandes ejes reflexivos:
+la división tradicional entre lo interno y lo externo
no se corresponde con lo real;
+la realidad exterior depende de la realidad interior
(lo observado, del observador) y esta, a su vez, es influida por la realidad
exterior;
+es necesario replantearse y redefinir lo que se
entiende y comprende por real; y
+todo es suma de partes y forma parte de una suma
superior, aunque cada parte es a su vez el todo, pues todo pertenece a una misma
unidad.
Las próximas entregas de Recordando
lo que Es se detendrán en estos cuatro ejes reflexivos.
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Una nueva entrega
de Recordando lo que
Es se publica en
este blog cada domingo.
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