Para
vislumbrar lo que significa Ser y percibir la experiencia del Yo Soy sirven dos
sencillas prácticas:
a) Observar el lapso
existente entre dos pensamientos: Concéntrate y procura que haya un instante,
uno sólo, por pequeño que sea, entre dos pensamientos de los que bullen constantemente
en tu cabeza. Cada uno de ellos es un objeto mental. El lapso que
conscientemente dejas entre ellos es la presencia del Ser, tu verdadero yo… Los
pensamientos van y vienen, incluso cuando duermes. En el lapso en el que los
interrumpes radica la consciencia: estar muy despierto sin nombrar o
interpretar el momento. Simplemente, quietud en alerta. Una quietud que está
presente, igualmente, en el movimiento, en la acción. Para el Yo Soy, la
quietud es movimiento y el movimiento es quietud… Y los seres humanos están en
condiciones de lograr que la consciencia que perciben durante el referido lapso
sea no sólo un corto instante entre dos pensamientos, sino que florezca e
impregne la vida entera, el día a día, de modo que el Yo Soy tome las riendas,
en lugar del ego, y la mente esté al servicio de uno mismo, no al revés. En
realidad todo consiste en ser consciente de que vivo, existo, soy... y de que mi ser y existencia es tanto la dimensión subyacente del aquí-ahora (inmutable,
inalterable) como el espacio en el que surge y se despliega la forma del
momento presente (todas los hechos y situaciones que acontecen de instante en instante y mutan y varían sin cesar). Y con esta toma permanente de consciencia
se produce la conexión entre el Yo Soy –interior, eterno y situado más
allá de la mente- y el mundo y circunstancias del entorno -exterior, efímero-, quedando el coche (el yo físico, mental y emocional) bajo el mando consciente del Conductor (Yo Soy)… La nueva visión que esta toma de
consciencia aporta es extraordinaria. Yo Soy; y todo es y se desenvuelve porque
Yo soy. Si Yo no fuera, nada sería. Yo Soy es la razón de cuanto existe. Y mi
Yo Soy es idéntico al Yo Soy del otro y sólo se explica y se sostiene en la Unidad del Ser Uno.
b) Dejar de discutir
con lo que es: La percepción del Yo Soy sitúa el estado de consciencia más allá
del correspondiente a la consciencia de los objetos y transforma el no
inconsciente y de-mente a la vida en su sí consciente y cuerdo; plasma en el aquí-ahora una nueva interacción con la vida que conlleva un rotundo sí a la misma, que no es sólo mental, sino interiormente sentido. Esta nueva interacción
radica en abandonar toda oposición o resistencia contra el momento presente y
la forma y contenidos con los que aparece. La práctica que ello conlleva es
fácil de exponer: deja de nombrar, etiquetar y clasificar todo lo que te rodea
y a ti mismo; cesa de interpretar y enjuiciar cada cosa del mundo de los
objetos, cada persona con la que te relacionas, cada acontecimiento, cada acción propia o ajena, cada pensamiento… Se trata de dejar
de discutir con lo que es. Es una práctica elemental: es lo que hacen las montañas, los árboles y plantas, los animales, la Tierra, el Sol y todas las estrellas... Y es una práctica espiritual: hace que
aflore el Ser, el Yo Soy. Consigues la alineación interior con el momento
presente y confías en la vida; y aceptas su forma, sus contenidos cualesquiera
que sean, de manera abierta y amorosa. Ya no polemizas con lo que es y que no
puede ser de otra manera que como ya es. Lo cual no supone ni resignación ni
inacción. Al contrario: es una aceptación profunda que emana naturalmente de la confianza en la vida; y hace la acción mucho más eficiente, pues se actúa
alineado con la existencia, no desde la oposición del ego, que se instala en esta resistencia como manera de posicionarse y fortalecerse. Al no poner a otras
personas en la prisión mental de los juicios, tampoco te metes en ella a ti mismo. Y al no
juzgar, sientes y generas una paz que se convierte en bendición para cada
persona que encuentras… Comprobarás que esta práctica, ejercitada de modo
continuo en el aquí-ahora, proporciona una gran sensación de libertad. No en
balde, dejas de estar atrapado en la pequeña historia del ego. Ya no hay piloto
automático: el Yo Soy toma el mando.
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Una nueva entrega
de Recordando lo que
Es se publica en
este blog cada domingo.
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