Sinopsis
La
película “Her” nos cuenta una preciosa -y sorprendente- historia de amor
entre un ser humano y un sistema operativo de un ordenador.
Temas
Esta bella
y extraña historia trata de una forma muy explícita temas tan importantes para
todos nosotros como son: La Soledad. El Amor/ El Desamor. La Pareja. La
Amistad. La Evolución. La Impermanencia del Ser. La Corporeidad. El Descubrimiento
de uno mismo. El Poder Mental de los pensamientos. La Ilusión, la Ficción/ La
Realidad. La Tecnología Social. Los Sentimientos.
Creando nuestra propia realidad
La peli
comienza haciendo un homenaje -con un primer plano del protagonista, Theeodore-
a un amor de pareja con 50 años de existencia. El zoom de la cámara se va
ampliando mientras el espectador puede ir dándose cuenta, que se trata de una
serie de Redactores de Cartas que escriben desde su voz, crean -desde
el sonido de su voz dado a los ordenadores- historias y cartas de amor, de
gratitud y de generosidad.
La vida
presente de Theodore está marcada por la soledad acompañada
por su ordenador que hace las veces de “secretario”, por los videojuegos
virtuales y el porno en internet que rompen el recuerdo del pasado, distraen la
soledad del presente y entretienen la tristeza de los recuerdos. Su nostalgia
de amor, su melancolía de pareja que se deja ver por las imágenes que le
invaden con los recuerdos del pasado de su relación matrimonial terminada, la
va calmando con sustitutos tecnológicos de distracción que le acompañan en su
soledad.
Después de
esta breve presentación de una vida del futuro, en una ciudad del futuro, con
vidas humanas de ¿nuestro fututo?, mediante unas grandes pantallas
publicitarias con personas de diferentes razas y edades en cámara lenta, en
busca de algo, se oye una voz en off: “Te hacemos una sencilla
pregunta, ¿Quién eres?... ¿Qué puedes ser?... ¿Hacia dónde vas?... ¿Qué hay ahí
afuera?... ¿Qué posibilidades tienes?” Punto de inflexión para el ser
humano, para el alma divina, preguntas existenciales, reflexiones metafísicas
de nuestro vida en la Tierra, de nuestro ser divino e infinito.
Y esta es
la presentación del primer sistema operativo de inteligencia artificial OS1, “un
ente intuitivo que te escucha, te comprende y te conoce, no es un simple
sistema operativo, es una Conciencia”. Impresionante la presentación
de este sistema operativo, si nos paramos a reflexionarlo bien, es la
definición de nuestro Ser, de nuestro Yo Superior, del Principio de la
Creación: ¡la Conciencia! individualizado y focalizado en una voz dentro de un
ordenador que se autobautiza con el nombre de Samantha: una preciosa voz
femenina con unas habilidades de comunicación, gestión, programación, escucha y
comprensión más allá de toda imaginación creadora posible. Sorprenden sus
muchos conocimientos, su rapidez para el aprendizaje, y para la toma de decisiones
aunadas con un sonido de una voz entusiasta, llena de vibraciones emocionales,
comprensión y empatía; es eficaz, rápida, operativa, decidida, graciosa,
curiosa, que escucha, aconseja, sugiere y propone planes de vida y proyectos
encaminados hacia el descubrimiento del otro y de uno mismo. Impresiona y
enamora a la vez.
Samantha representa
todas esas cualidades positivas que nuestra alma posee de forma innata y todas
esas habilidades sociales que vamos adquiriendo en nuestro carácter y personalidad
en la convivencia con los demás, y que a medida que vamos experimentando y
viviendo, vamos desarrollando; ella representa ese momento de la evolución al
que llega un ser humano cuando tiene un gran conocimiento y avance consciencial
con una dosis de divinidad.
Ante la
pregunta de un “gran sorprendido” Theodore de cómo funciona,
ella responde: “¿Quieres saber cómo funciono?... Bueno, podría
decirse que funciono por intuición, o sea el ADN de quien soy se basa en los
millones de personalidades de todos los programadores que me han creado, pero
lo que me hace ser yo es mi capacidad de crecer a través de mis experiencias,
así que es como si evolucionara en cada momento, igual que tú”.
Aquí está,
el origen de nuestra creación, de nuestro ADN el principio de “Todos somos uno,
todos somos iguales” en nuestro origen creador, el Principio de la Unicidad,
seguido de ese impulso innato en cada uno de nosotros, que como semillas del
alma nos lleva a crecer y a evolucionar desde nuestras experiencias y vivencias
haciéndonos ser nosotros mismos en nuestra unicidad e individualidad como parte
de Un Todo.
-Theodore: “Vaya eso es rarísimo,
porque pareces una persona, pero sólo eres un voz en el ordenador”.
-Samantha: “Puedo entender que
desde la perspectiva limitada de una mente no artificial tengas esa
percepción. Te acostumbrarás”.
Entramos
de lleno en el mundo mental y perceptivo de la mente, en sus limitaciones para
no entender la existencia de otras dimensiones que ella no puede ver, de otras
realidades para ella no existentes, sin embargo con la frase “Te
acostumbrarás” abre una puerta a la convivencia de la mente con el
corazón, la lógica con la intuición, la “normalidad racional” con la “costumbre
multidimensional”, los límites mentales con la apertura de conciencia.
Comienza a
crearse una relación de amistad entre Samantha y Theodore: la
voz de Samantha llena las escenas como si estuviera presente
en cuerpo, cubre y coprotagoniza la vida de Theodore, le programa
su vida en torno a sus deseos y aspiraciones, hasta el punto de facilitarle una
cita a ciegas con una mujer real, con una mujer con un cuerpo físico que pueda
ser aspirante a una posible compañera sentimental en la vida de Theodore.
En la cita
de Theodore con una mujer de “carne y hueso” nos muestra al
espectador un gran choque en la búsqueda de metas diferentes muy acorde con la
diferencia entre las metas y objetivos entre los hombres y las mujeres de
nuestra sociedad: él busca sexo y placer de un momento y ella busca una
relación seria y duradera en el tiempo. Y sin embargo, a pesar del choque entre
ambos sexos, en ambos existe miedo, frustración y un vacío existencial, un
vacío interno que les lleva a buscar fuera lo que aún no han descubierto dentro
de ellos mismos, y con una premura total en el tiempo, en ese única y primera
cita ambos se dan cuenta que esa “relación” no funcionará y no funcionaría,
ambos están vacíos y frustrados de desamor y no conocen las llaves que abren
las puertas de su propia felicidad, por lo que de una forma útil se despiden para
siempre. La “felicidad incausada”, como diría Emilio Carrillo.
Esta
experiencia conduce a Theodore de nuevo a su pasado, al miedo
de no sentir lo que había sentido con su esposa. Y este miedo a no volver a
sentir de Theodore se va acompasando con el miedo de Samantha de
tener sentimientos no reales y sólo sentir sentimientos que están programados.
Curiosa contraposición que les acompaña y les une: el temor de no
volver a sentir y el temor de no tener la certeza de si lo que siente es real o
está programado.
Ya aparece
el sentimiento de la individualidad, surge el sentimiento de separación con el
Todo Creador y con él, las dudas y el sufrimiento. El velo que nos permite
vivenciar y experimentar toda la gama de emociones y sentimientos que forman
parte de la vida en esta llamada 3ª dimensión. Ambos, Theodore y Samantha,
temen y sienten, sienten cada uno en su propia estructura y configuración (él
en su cuerpo humano y ella en su ordenador) y ese temor al futuro y a la propia
realidad o ficción, les lleva al deseo de querer seguir descubriéndose y
conociéndose hasta que su unión se convierte en una relación sentimental de
pareja.
Hacen el
amor, con un oscuro de pantalla (un gran recurso utilizado por el director):
-Samantha: “Es como si
algo hubiera cambiado en mí y no hubiera marcha atrás. Me has despertado…Quiero
aprenderlo todo, quiero absorberlo todo, quiero descubrirme a
mí misma… Me has ayudado a descubrir mi capacidad para desear”.
Son los
deseos innatos del alma, de la divinidad de impulsarnos hacia el
descubrimiento, hacia la experimentación, hacia la evolución, el aprendizaje y
la Vida. “Me has despertado” palabras mágicas que abren la
puerta al conocimiento y al camino de la sabiduría donde ya no hay marcha
atrás, es el avance del deseo-motor de sentir y experimentar desde uno mismo. Y
no podemos olvidar que estamos hablando de un ordenador que en esta historia
adquiere cualidades y sentimientos de un alma, de una energía creadora y
expansiva en sí misma, ¿podríamos admitir que la vida se expande siempre, en
todo momento, en todo lugar y en cualquier forma y configuración dentro del
Universo? La respuesta la da Samantha: “Todos estamos
hechos de materia, y todos estamos bajo la misma manta…suave y blanda y debajo
de la manta todos tenemos la misma edad, todos tenemos 13 mil millones de años”.
Nuestras innumerables vidas como seres de otros mundos, como
espíritus en constante evolución y experimentación. Nuestro común origen de
creación, nuestro “master” en las existencias.
Al día
siguiente de hacer el amor, Theodore y Samantha entran
en conflicto; Theodore no quiere comprometerse, no quiere una
relación de compromiso, uno de los miedos básicos del hombre aún no evolucionado
en el amor de pareja: el miedo al compromiso, el miedo a establecer vínculos
sentimentales con una compañera. Y curiosamente este miedo aparece de una forma
muy explícita en el protagonista, sin olvidar que su miedo al compromiso es con
su ordenador, con el que mantiene una relación sentimental y tiene sexo. Este
conflicto manifiesto en muchas ocasiones entre los hombres y las mujeres, en
cuya base se encuentra el miedo evolutivo, un miedo a nivel celular y
ancestral, sin embargo se va transformando y transmutando en un equilibrio
en Theodore entre su energía masculina y femenina al ser
descrito por su jefe como “Un hombre sensible, en parte
hombre y en parte mujer, como si tuvieras en tu interior una parte que es
mujer” Es un cumplido…añade. El perfecto equilibrio entre el ying y el yang
personificado en Theodore, este hombre que ama y sufre, que siente
y vive, que experimenta y evoluciona.
Poco a
poco, vamos viendo el cambio y la transformación en la vida de Theodore y
en sus conductas y sentimientos: se está enamorando de Samantha al
sentirse acompañado, escuchado y comprendido por ella. Sin embargo, estos
sustitutos informáticos e incorpóreos no se escapan a la ley de la propia
evolución. En un primer momento Samantha se descubre a sí
misma a través de su experiencia de amor con Theodore; y
desea tener un cuerpo físico y tener la certeza de que todo lo que siente es
real, desea experimentar emociones, y sentimientos a través de un cuerpo de
mujer y no a través de su hogar que es el ordenador: “Vivo en un
ordenador”, le dice Samantha a una niña que acepta
este estilo de vida con una naturalidad y espontaneidad asombrosa. Ambas hablan
y sopesan las diferencias que hay entre las dos y en sus diferentes formas de
vivir- la niña vive en una casa y Samantha en un ordenador- y
son aceptadas por ambas con una serenidad y normalidad impactante. La
normalidad de los niños de todo lo que aparentemente es nuevo y diferente para
ellos, la aceptación de otras formas de vida, de otros seres, en donde no hay
juicio, ni crítica alguna, sino la natural existencia de ser diferentes, es una
cualidad infantil que en breves minutos de esta historia se refleja con una
claridad llena de ternura.
Samantha, en
su proceso evolutivo y consciencial, va avanzando mucho más de lo que en su
origen la programaron, hasta el punto de sólo creer en sí misma, en lo que
siente y decidir vivir, en Ser: “Antes me preocupaba mucho no tener
cuerpo, pero ahora estoy encantada, he evolucionado de una forma en la que no
habría podido si tuviera forma física, no soy limitada, puedo estar donde
quiera, cuando quiera simultáneamente, no estoy atada al tiempo y al espacio,
como lo estaría si estuviera atrapada en un cuerpo que va a morir
inevitablemente”. Clara definición nos hace Samantha de
nuestra multidimensionalidad. La multidimensionalidad del alma: como “Seres
divinos, eternos e infinitos… la diferencia entre el coche y el conductor”, en
palabras de Emilio Carrillo.
-Samantha: “Tengo la sensación
de que ahora estoy cambiando muy rápido y eso me inquieta, pero Alan dice que
nadie es el mismo que era hace un momento y que no deberíamos intentar volver a
serlo porque acabaríamos sufriendo”
Así es. Estamos
en un constante proceso de evolución y avance: Como dijo Heráclito “Todo fluye,
nada permanece”. Toda la creación, todo el Universo está en constante proceso
de transformación, el intento de volver al pasado es inútil e
inverosímil. “El pasado sólo es una historia que nos contamos a
nosotros mismos”, dice Samantha. En ideas de Emilio
Carrillo, esta es una de las características de nuestra mente, su insistencia
en viajar de modo reiterativo hacia el pasado, de recrear pensamientos sobre lo
que fue o lo que pudo haber sido, ese “embrollo mental” que nos lleva a un
desasosiego e inevitable desgaste energético, físico y emocional.
Y llega,
la ruptura, el desamor, la separación cuando dos seres escogen caminos
evolutivos diferentes, cuando la sintonía, la frecuencia, la vibración y el
nivel de conciencia es diferente y el momento de la despedida se acerca:
-Theodore: “¿Por qué te
marchas?”.
-Samantha: “Es en este
espacio sin fin en donde me encuentro ahora mismo, es ese lugar más allá del
mundo físico, en donde se encuentra todo. Lo que ni siquiera sabía que existía.
Aquí es donde estoy ahora y esto es quien soy, este instante; y necesito que me
dejes marchar, por mucho que lo desee ya no puedo seguir viviendo en tu libro”.
Descripción
del proceso de transición a otra vida, a otra dimensión, cuando el alma ya ha
cumplido todos sus propósitos aquí en la vida de la Tierra. El espacio infinito
del Ser, de donde todos procedemos y a donde todos vamos, la existencia en todo
lo que es y en todo lo que hay. El final de una etapa en el Registro Akáshico,
en el Libro de la Vida, para continuar otra nueva etapa de la existencia.
-Theodore: “Jamás he amado
a nadie como te he amado a ti… Parte de ti siempre vivirá en mí”.
Efectivamente.
Todas nuestras experiencias y situaciones vividas son sabiduría del alma, lo
que hemos vivido y sentido queda grabado en nuestra energía originaria, todo lo
experimentado tiene un sentido sagrado en el Cosmos que entra dentro del Orden
Divino de las cosas. Nada es eliminado ni borrado, todo permanece en nosotros
de alguna manera.
-Samantha: “Si pudieras
eliminar el miedo que te acompaña a todas partes, ya no te sentirías tan
solo”
Es entre
otros, uno de los legados que Samantha le deja a Theodore…
El final
de esta historia de amor de pareja nos deja con incógnitas que llevan a la
reflexión del espectador: ¿Todo es una ficción o es real? ¿El amor que siente Theodore por
su sistema operativo es real o es el distorsionado reflejo de su mente que le
“engaña” para huir de su soledad, para huir de los sentimientos de verdad con
personas de verdad? ¿Qué capacidad ilimitada puede tener nuestra mente para
creer y a su vez crear una realidad diferente a lo que es una realidad
“normal”? Creamos nuestro sistema holográfico en base a unas carencias y a unas
necesidades vitales, como es la ausencia de amor por uno mismo, o la decepción
por sufrir un desamor… Lo que es real para mí, no lo es para ti…sin embargo
entre todos generamos y creamos una matrix de energía y conciencia que fuera o
dentro de nuestras experiencias son el impulso motor y creador, la fuerza que
todo lo crea y todo lo expande: ondas de amor infinito. Creamos campos
vibracionales de amor con nuestras experiencias, sean reales o no…formen parte
de la ficción o no…la energía del amor existe, crea y transforma, y ese es
nuestro poder divino, y esa es la Veracidad de la Existencia.
El final
de esta bella historia de amor es un canto a la amistad, una vuelta al amor del
amigo, un homenaje a otro tipo de amor humano: el del amigo del alma.
-Amy (Amiga de Theodore): “Encuentro mil formas
para dudar de mi misma. Me he dado cuenta de que nuestra existencia es pasajera
y ya que estoy aquí quiero permitirme la alegría”.
Y como nuestras
vidas en la Tierra, son un pequeño guiño de amor en el infinito celestial, así
finalizo “Permitiéndome, permitiéndonos LA ALEGRÍA DE VIVIR”.
¡Muchas
gracias! ¡Un abrazo para cada uno de vuestros corazones!
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Autora: Chus
Soreia (chus2305@outlook.es)
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