El aquí-ahora
es el único sitio donde la vida existe. Deja a un lado la creencia en el tiempo,
céntrate en el momento presente y recuerda que cuenta con dos dimensiones:
+La dimensión superficial:
conformada por todos los contenidos del momento presente que cambian y mutan de
instante en instante.
+La dimensión
subyacente: configurada por aquello que de momento en momento nunca varía y se
mantiene siempre presente de manera inalterable y constante.
Los componentes de la
primera son fáciles de detectar. Se trata de las múltiples facetas y
manifestaciones del aquí-ahora que percibes a través de tus sentidos corpóreo-mentales
y que, por medio de estos, puedes constatar que cambian de instante en instante:
los sonidos, silencios y ruidos que se producen y suceden en el lugar donde te
encuentras; las luces y las sombras; la respiración, los latidos del corazón,
tu postura corporal, tus gestos…; las circunstancias personales y del entorno;
la gente que te rodea (sus palabras, movimientos…) y la mosca que vuela en la
habitación; las situaciones, lugares y paisajes; los estados de ánimo; la
temperatura y la climatología; los olores y lo que el tacto toca; los
pensamientos que transitan por la mente; los sentimientos y emociones;
etcétera. Todo esto varía de momento en momento... Sin embargo, al unísono, en
el aquí-ahora y en su devenir de instante en instante, hay algo que nunca varia
y siempre permanece inmutable, aunque, paradójicamente, a la mente le suele
pasar desapercibido. ¿En qué consiste? Pues en el hecho cierto e indudable de
que vives, de que existes, de que eres. Esta es la dimensión subyacente del
momento presente: tu propia vida, tu propia existencia, el hecho de que estás
vivo y vivo sigues de momento en momento… Por ejemplo, supón que quedas con
unos amigos en cualquier bar para compartir un rato. Desde que entras en el
local hasta que, concluido el encuentro, lo abandonas, multitud de cosas habrán
ido cambiando de instante en instante: las conversaciones, las risas, los
gesticulaciones de cada uno, la ingestión de la bebida y la masticación de la
comida, el sonido ambiental, las personas que entran y salen del lugar y un
amplio etcétera. Todo esto constituye la dimensión superficial del momento
presente. Pero, en paralelo, hay algo que no varía, que se mantiene inalterable
desde que llegas al bar hasta que sales de él y en todos y cada uno de los
momentos intermedios. ¿Qué es? Tú vida, el hecho de que estás vivo, tu
existencia: vivías y existías cuando entraste en el local, en cada momento del
encuentro con tus amigos y cuando, al terminar el mismo, lo abandonas. Esta es
la dimensión honda e inmutable del momento presente que subyace por debajo de
todas las formas cambiantes: tu existencia, el hecho de que vives y eres... vivir, existir. ser.
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Una nueva entrega
de Recordando lo que
Es se publica en
este blog cada domingo.
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