¿Para qué está el dinero?
Tras ver el vídeo de la charla en Valencia:
o leer el artículo que publiqué en el número 7
de la revista de la Red
Sostenible y Creativa:
http://emiliocarrillobenito.blogspot.com.es/2013/10/la-economia-de-los-dones-ecodon.html
muchos amig@s del blog me preguntan: ¿para qué está el dinero?.
muchos amig@s del blog me preguntan: ¿para qué está el dinero?.
Pues, sencillamente, porque es un instrumento preciso
en el actual momento evolutivo de la
Humanidad.
Cuando esta avance en su evolución
consciencial, el dinero, como tantas otras cosas del viejo mundo, dejará de
existir, ya no será necesario.
La economía será entonces algo tan distinto de
la actual que ni siquiera será llamada economía. En palabras de hoy, será una
Economía de los Dones (ECODON) en la que cada cual se dedicará a ejercitar sus
dones y talentos, compartiendo con los demás los frutos de tal puesta en
práctica cualesquiera que ellos sean: una canción, una maquina o un avance
tecnológico; una pintura, una actividad de bricolaje o la capacidad para
agrupar a un equipo en pro de algo; un producto de manufactura, una obra de
artesanía o el resultado del cuidado y cultivo sostenible de la tierra;
etcétera.
Todos estos frutos serán puestos en común
dentro de la comunidad en la que cada cual viva y serán repartidos entre sus
miembros según las necesidades de cada uno, no según sus capacidades, pues
todos los dones y talentos tienen igual importancia y trascendencia y no hay
jerarquía entre ellos. Y entre las comunidades se compartirán e intercambiarán
con generosidad los frutos de los dones que en cada una se obtengan, dando de
lo que sobra y recibiendo aquello de lo que falte.
Hasta que esto sea así y mientras dure la
transición hacia ese Nuevo Mundo, el dinero seguirá siendo utilizado por los
seres humanos, bien, como ocurre todavía, como único instrumento de cambio,
bien conviviendo con otras formas de intercambio no basadas en su uso, que irán
paulatinamente proliferando.
Cinco principios básicos
Centrados en el momento presente donde el
dinero es la base de la economía, lo relevante es tener en cuenta cinco
principios fundamentales:
1º. No hay que confundir valor y precio: las
cosas realmente valiosas de la vida no pueden ser medidas en euros, ni compradas,
ni vendidas.
2º. Las cosas que tienen precio no son tan
necesarias como los hábitos sociales y los paradigmas y pautas economicistas
han hecho creer. La orientación hacia una Vida Sencilla permite percatarse de que
para vivir se necesitan muchas menos cosas ponderables en euros de lo que
podíamos imaginar cuando manteníamos un estilo de vida basado en el consumismo
y un ritmo de vida en el que derrochábamos nuestra energía para actividades
carentes de sentido.
3º. El dinero, como todo lo que el ser humano
enfoca y toca, es energía. Y no es una energía escasa, sino abundante. Hay que
eliminar la concepción del dinero como un bien u objeto material y escaso y
percibir que se trata de una energía abundante.
4º. Como cualquier otra energía, el dinero
fluye –entre y sale- en nuestra vida cotidiana en la forma y cuantía ajustadas
a nuestro propio proceso consciencial y sus requerimientos. Es nuestro estado
consciencial el que atrae a nuestra vida la cuantía de dinero pertinente para
desarrollar las experiencias que en ese estado nos corresponden vivir. Así de
simple.
5º. Y como cualquier otra energía, el dinero
–sea poco o mucho- se expande cuando se comparte, no cuando se enfoca desde el
deseo de acumulación y retención.
Una nueva relación con el dinero
¿Para qué está el dinero?. No te preocupes por
el “que” (qué hago o dejo de hacer, qué pasa o deja de pasar…) y céntrate en el
“como”, abordando y afrontando con Amor todo lo que la Vida traiga a tu vida y
te vaya poniendo por delante. De este modo, inicia una nueva relación con el dinero
desde la perspectiva de los cinco principios básicos que han sido enunciados y
desde la absoluta Confianza en que llegará a ti en la cuantía precisa para tu
momento consciencial y evolutivo.
Y si tu actividad laboral es ya la puesta en
práctica de tus dones y talentos, no tengas problemas en poner un precio al
fruto de los mismos. Eso sí, que el precio lo decida tu Corazón para obtener
unos ingresos que te permitan vivir con dignidad y, a la par, gozar del
compartir con los demás el resultado de tus dones.
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