H. P. Blavatsky fue la
primera en introducir en occidente el concepto de Mahatmas (también llamados
adeptos o Maestros). Al principio, hablaba de ellos en privado, pero después de
unos años, dos de dichos adeptos, conocidos por los pseudónimos de Kut-Humi
(K.H.) y Morya (M.), accedieron a mantener correspondencia con un par de
teósofos británicos, A.P. Sinnet y A.O. Hume. La correspondencia tuvo lugar
entre 1880 y 1885 y durante esos años, los Mahatmas fueron cada vez más
conocidos. Las cartas originales están guardadas como valiosos documentos
históricos en la
Biblioteca Británica en Londres. Se han publicado con el
título de Las Cartas de los Mahatmas.
Este libro es una fuente de información directa sobre los Mahatmas y sus
enseñanzas.
En 1930, cincuenta años
después de que empezara la correspondencia, un misterioso personaje sin cuerpo
físico contactó con Guy Ballard, antiguo estudiante de Teosofía, durante una
excursión que hizo por el monte Shasta en California. Dicho personaje se
identificó como uno de los Mahatmas teosóficos, el ocultista del siglo XVIII
conocido como el Conde de Saint Germain. Encargó a Ballard que transmitiera las
lecciones de “La Gran Ley
de la Vida ” y
así comenzó lo que fue el “movimiento YO SOY” (1)
Ballard y su mujer tuvieron
pronto multitud de seguidores gracias a su versión de las enseñanzas de Saint
Germain y crearon la
Fundación Saint Germain en 1932. El movimiento YO SOY alcanzó
su mayor actividad a finales de los años 30. Pero ésta disminuyó debido a la
muerte de Guy Ballard en 1939, junto con otras complicaciones legales
posteriores, que incluían una denuncia por parte del gobierno federal por
fraude postal. Actualmente, la organización sigue existiendo, aunque discretamente.
El movimiento de Maestros
Ascendidos empezó otra etapa en 1958, cuando Mark Prophet, antiguo estudiante
de la Fundación Saint
Germain, manifestó que el “Maestro Ascendido El Morya” le había elegido para
transmitir las enseñanzas de la Gran Fraternidad Blanca mediante una organización
llamada the Summit Lighthouse. Después de su muerte en 1973, su esposa
Elizabeth Clare Prophet asumió el liderazgo de la organización y cambió el
nombre de ésta por el de Iglesia Universal y Triunfante. En 1999, Prophet se
retiró de sus actividades de la iglesia y murió en 2009.
En la actualidad, en gran
parte como consecuencia del movimiento YO SOY y de las actividades de los
Prophet, la de los Maestros Ascendidos es una idea común en el movimiento New
Age. Dado que los Ballard y los Prophet utilizaron los nombres y los retratos
de los Mahatmas Teosóficos para sus Maestros Ascendidos, muchos asumen que son
los mismos. Sin embargo, tal como vamos a ver en este artículo, difieren en
algunos aspectos muy importantes.
¿Ascendidos o Vivientes?
Los Maestros Ascendidos,
tal como su nombre sugiere, son supuestamente Maestros que han experimentado el
milagro de la ascensión, igual que, según parece, hizo Jesús. La enseñanza
original, canalizada por Guy Ballard, era que un nuevo Maestro Ascendido no
moriría, sino que se llevaría con él su cuerpo. Esta enseñanza de la ascensión
es directamente contraria a las enseñanzas teosóficas. En una de sus cartas a
Sinnet, el Mahatma K.H. habla de esa idea de manera desdeñosa: “Sólo había una
mujer histérica que presuntamente habría presenciado la pretendida ascensión,
y... ese fenómeno nunca ha sido confirmado con otra repetición” (Barker and
Chin, 5). También H.P. Blavatsky rechaza el hecho de la ascensión, y lo
califica de “alegoría tan vieja como el mundo” (Collected Writings 8:389; ver también 4:359-60).
Se suponía que Ballard
había alcanzado el nivel de la ascensión y, después de que falleciera de una
esclerosis arterial cardíaca sin llevarse su cuerpo, su esposa Edna afirmó que
de hecho se podía ascender después que el cuerpo muriera. De esta manera, la
idea de la ascensión cambió con el tiempo, y hoy en día se considera que los Maestros
Ascendidos son espíritus desencarnados que han trascendido sus cuerpos físicos.
Este concepto es también contrario a las enseñanzas teosóficas sobre los
Mahatmas. En los comienzos de la Sociedad Teosófica , antes de que nadie en
occidente conociera nada acerca de los Maestros, Henry Steel Olcott empezó a
recibir cartas de algunos de ellos. En una primera carta, el Maestro Serapis
escribió: “Ha llegado la hora de que usted sepa quién soy. No soy un espíritu
desencarnado, hermano. Soy un hombre vivo” (Jinarajadasa [2002], 2:23).
Blavatsky verificó que eran personas vivas porque vivió con algunos de ellos
cerca del Tibet durante varios años, mientras se sometía a entrenamiento
oculto. Más tarde, Olcott y otros teósofos también conocieron a algunos
Mahatmas en su cuerpo físico, en diferentes momentos y en distintas partes del
mundo.
El hecho de que los
Mahatmas permanecen en sus cuerpos es de gran importancia. Son yogis
iluminados, parecidos en ciertos aspectos a los que tradicionalmente se conocen
en oriente. Pero hay una diferencia. Un iluminado, después de haber realizado la Verdad , ha adquirido el
poder de fundirse con el Todo en un estado de absoluto éxtasis (llamado moksha
o nirvana). Ello le impide estar en contacto con la humanidad, puesto que debe
abandonar los vehículos inferiores de consciencia. Por el contrario, los
Maestros Teosóficos, por compasión, deciden renunciar al nirvana para poder
seguir ayudándonos en nuestra lucha por realizar la Verdad : El Maestro debe estar en un cuerpo humano,
debe estar encarnado. Muchos de los que alcanzan este nivel dejan de soportar
el peso de la carne, usan solamente el “cuerpo espiritual” dejando así de estar
en contacto con este mundo y habitan solamente los reinos más elevados de
existencia (Besant, 49).
En este aspecto, los
Mahatmas son lo que los budistas Mahayana llaman bodhisattvas. Eligen mantener
el cuerpo, no debido a ningún fallo en su crecimiento, sino como acto de
sacrificio. El poseer un cuerpo físico ata a los adeptos a determinadas
limitaciones nevitables. Como dijo Blavatsky, “son hombres vivos, nacidos de la
misma manera que nosotros, y condenados a morir como cualquier mortal”
(Blavatsky [1987], 288). Al ser yogis perfectos, han aprendido a cuidar de su
cuerpo para poder vivir mucho más que los seres humanos normales. Aunque, con
el tiempo, los cuerpos deben morir.
En las cartas de los
Maestros hay varios comentarios sobre las limitaciones intrínsecas que tiene el
llevar una existencia física. Por ejemplo, el Mahatma K.H. escribió: “estaba
físicamente extenuado por un viaje de 48 horas seguidas” (Barker and Chin,
398). También dijo que se veía limitado a sus sentidos físicos y a las
funciones de su cerebro “cuando estoy sentado a la mesa, o cuando me estoy
vistiendo, leyendo o bien ocupado con otras cosas” (Barker and Chin, 257).
Sin embargo, es en el
cuerpo físico de los Maestros donde su desarrollo evolutivo es menos aparente.
Se dice que si viéramos a un adepto en el plano físico, puede ser que
percibiéramos simplemente a un buen hombre sabio y que no le reconociéramos. No
obstante, en los planos internos su naturaleza está mucho más allá de aquellos
que todavía están atrapados en la ilusión. En sus cartas, los Mahatmas
distinguen entre el “hombre interno” (el Yo espiritual del adepto que es relativamente
omnisciente y que está más allá de cualquier limitación) y el “hombre externo”,
expresión muy limitada del Yo espiritual que está funcionando a través de una
personalidad psicológica. Por esta razón K.H. escribió: “No somos Mahatmas
infalibles ni predecimos a cada momento del día” (Barker and Chin, 450). Tal
como dijo, “Un adepto, del más elevado al menos elevado, lo es únicamente
mientras ejercita sus poderes ocultos” (Barker and Chin, 257).
Así pues, esos adeptos no
son como los Maestros Ascendidos del New Age, de los que se dice que se han
convertido a imagen de Dios, en seres todopoderosos más allá de la naturaleza.
En sus enseñanzas, los Mahatmas incluso negaron que existieran seres así. K.H.
escribió: “Si tuviéramos los poderes del Dios Personal imaginario, y las leyes
universales e inmutables sólo fueran meros juguetes, por supuesto que habríamos
creado las condiciones para que este mundo se convirtiera en la Arcadia de las almas
nobles” (Barker and Chin, 474). En sus cartas, los Mahatmas hablan
constantemente de las “leyes inmutables” del universo, y de que pueden ayudar a
la humanidad sólo dentro de los límites de dichas leyes. No pueden producir por
arte de magia una Nueva Era; eso, nos guste o no, nos corresponde a nosotros.
Los partidarios de los
Maestros Ascendidos intentan justificar esas discrepancias alegando que cuando
se fundó la
Sociedad Teosófica la mayoría de los Mahatmas Teosóficos aún
eran “Maestros no ascendidos”. De esta manera se pueden separar los Maestros Ascendidos
de las limitaciones que se dice tienen todos los Mahatmas, “los más elevados y
los menos elevados”. Pero según las enseñanzas teosóficas, cuanto más elevado
es el adepto menos posibilidades hay de oír hablar de él: Cuanto más espiritual es el Adepto, menos interfiere en las cuestiones
mundanas y burdas y más se recluye para su trabajo espiritual... Por lo tanto,
los Adeptos más elevados sí ayudan a la humanidad, pero sólo espiritualmente:
por constitución, no pueden interferir en los asuntos mundanos (Blavatsky,
Collected Writings, 6:247).
Otra característica de las
enseñanzas de los Maestros Ascendidos es que principalmente se ocupan de la
“forma y aspecto” de los Maestros (su apariencia, sus nombres, su carácter,
etc.). Cuando se entiende bien el punto de vista teosófico, se ve que es muy
diferente. Blavatsky escribió: “Por lo tanto, el verdadero mahatma no es su
cuerpo físico, sino su Manas superior [la Mente espiritual] que está conectado
inseparablemente al Atma [el Yo verdadero] y a su vehículo [el Alma espiritual]”.
Y añade que quienquiera que desee “ver” a un Mahatma debe elevar su percepción
hasta los planos espirituales, porque “lo superior sólo puede percibirse con un
sentido perteneciente a lo superior.” Los planos espirituales, donde se
desvanece la separación y prevalece la unidad están muy por encima del plano
psíquico, que es el que contactan los videntes naturales. Aquellos que pueden
alcanzar el elevado estado de consciencia que trasciende todo sentido de
separatividad “verán al mahatma donde quiera que esté, pues al estar fundidos
con el sexto (Buddhi, el Alma espiritual) y el séptimo principios (Atma, el Yo
verdadero), que son ubícuos y omnipresentes, se puede afirmar que los mahatmas
están en todas partes” (Blavatsky, Collected
Writings, 6:239).
Por consiguiente, el
verdadero Mahatma se ve principalmente como un estado espiritual de
consciencia, y las formas que asume su aspecto personal son simplemente
sombras. Para estar seguros, se pueden encontrar descripciones de la forma y
aspecto de los Mahatmas en la literatura teosófica, no porque este aspecto sea
en sí importante, sino porque proporciona algo para la comprensión de nuestras
mentes limitadas. Este aspecto personal debe trascenderse, y quien quiera que
se conforme con ello está anclado en el mundo de la ilusión.
El Trabajo de los Maestros por la humanidad
Hoy en día hay miles de
personas que aseguran estar canalizando a los Maestros Ascendidos. Está claro
que esos Maestros Ascendidos tienen enfocada su atención en el plano físico,
sin hacer mucho más que comunicar con nosotros por medio de canales. Otra vez
vemos que hay una diferencia básica con las enseñanzas teosóficas. En Teosofía,
al igual que en la mayoría de tradiciones espirituales serias, este plano
físico se considera una ilusión. El Maha Chohan, uno de los adeptos más
elevados, dijo: “enseñad a la gente que la vida en la tierra, incluso la más dichosa,
no es más que una carga y una ilusión” (Jinaradasa [1988], 1:6-7). Este
concepto está relacionado con la enseñanza de Platón, cuando dijo que este
mundo no es sino una sombra de la Realidad. También se relaciona con la primera
Noble Verdad que Buddha enseñó después de su iluminación: “Todo es dukkha
(sufrimiento) en este mundo.”
Por consiguiente, tal como
Annie Besant dijo acerca de los Maestros, “una ínfima parte de su trabajo se
hace aquí”, refiriéndose al plano físico (citado en Codd [1988], 45). Esta es
una de las razones por las que viven aislados, pues la mayor parte de su
actividad tiene lugar en los planos superiores. De hecho, se basa en un
profundo conocimiento de la estructura del cosmos: Cualquiera que observe la naturaleza de la dinámica oculta verá
fácilmente que toda energía empleada en el plano espiritual o en el astral
produce mayores resultados que la misma energía empleada en el plano físico
objetivo de existencia (Blavatsky, Collected
Writings, 5:338-39).
Y ¿cuál es el trabajo de los
Maestros en esos planos superiores? Este es un tema muy complejo que sobrepasa
los límites de este artículo. Cuando le preguntaban a Blavatsky sobre el tema,
ella respondía: “No podría entenderlo, a menos que usted mismo fuera un Adepto.
Pero Ellos mantienen viva la vida espiritual de la humanidad” (Blavatsky, Collected Writings, 8:401).
Por el contrario, las
comunicaciones de los Maestros Ascendidos se ocupan profusamente de las vidas
físicas y de los deseos de sus seguidores. La literatura de los Maestros
Ascendidos está llena de promesas de milagros mágicos sobre salud, riqueza
infinita y felicidad perfecta y se dictan “decretos” para que la gente pueda
“manifestar” dichas cosas en sus vidas. Esta actitud es totalmente opuesta a la
teosófica.
Y, sin embargo, ésta es la
clase de cosas de las que se ocupan los Maestros Ascendidos. Incluso enseñan
supuestas maneras de disolver karma desagradable, cosa a la que los Mahatmas
teosóficos se oponían rotundamente. K.H. escribió: “Tengan en cuenta que la
mínima causa producida, por inconsciente que sea, y por el motivo que sea, no
puede deshacerse, ni sus efectos pueden desaparecer de su trayectoria, aunque
se juntaran millones de dioses, demonios y hombres para ello” (Barker and Chin,
77-78).
Los Maestros Ascendidos se
presentan como padres cósmicos que cuidarán de los problemas de sus seguidores.
Por el contrario, el Mahatma M. Dijo: “Somos líderes, y no niñeros” (Eek, 605).
Los adeptos son fuerzas impersonales y universales y responden sólo a aquellos
que se desarrollan en dicha dirección: Aunque
toda la humanidad está presente en la visión mental de los mahatmas, no se
puede esperar que se fijen en cada uno de los seres humanos, a menos que alguno
de ellos, por sus actos especiales, atraiga su atención particular sobre sí. Su
ocupación especial es el interés de la humanidad como un todo, pues están
identifi cados con el Alma Universal que está presente en la Humanidad y aquél que
llame su atención lo debe hacer a través de esa Alma que todo lo impregna
(Blavatsky, Collected Writings,
6:240).
Los Mahatmas no comunican
indistintamente con la gente que no es capaz de darse cuenta de la ilusión del
yo personal, o con los que se dejan dominar por deseos, miedos y ambiciones: Trabajan en este plano a través de dos
clases de agentes: los directos y los indirectos. Cualquier persona sincera y
altruista que trabaje en la línea del trabajo del Maestro puede recibir su
inspiración aún sin saberlo. Sus agentes directos son sus discípulos aceptados,
que trabajan de manera consciente con los Maestros (Codd, [2000], 9).
Su influencia siempre está
a la disposición de aquellos que actúan con altruismo y compasión, incluso sin
ser conscientes de ello. Tal como K.H. le escribió a Annie Besant: “en
ocasiones favorables, lanzamos influencias elevadas que alcanzan a varias
personas de distintas maneras” (Jinarajadasa [1988], 1…123-24). Por lo tanto,
cualquier acto filantrópico que realicemos puede que forme parte del trabajo
del Maestro. Sin embargo, sólo los discípulos aceptados tienen una relación
consciente y personal con ellos. Las cualidades morales y espirituales
necesarias para ser un discípulo aceptado son muy profundas y muy exigentes, y
muy pocos humanos tienen el nivel de madurez espiritual para conseguirlo. (Para
una descripción de dichas cualidades, ver A los pies del Maestro y Luz en el
Sendero).
¿Quiénes son los Maestros Ascendidos?
Entonces, ¿quienes son esos
Maestros Ascendidos que comunican con miles de canales en el mundo? No podemos
estar seguros. Pero para entenderlo es necesario darse cuenta de que los planos
internos están habitados por toda clase de entidades (elementales, formas de
pensamiento, personas fallecidas, personas vivas cuyos cuerpos están dormidos,
etc.). Muchas de esas entidades se divierten haciéndose pasar por Maestros,
santos u otras figuras históricas importantes. (Para leer más sobre este tema,
consultar El Plano Astral y el
panfleto titulado Dificultades de la
clarividencia, ambos escritos por Charles W. Leadbeater).
Incluso a comienzos de la Sociedad Teosófica ,
médiums y gente receptiva empezaron a canalizar mensajes de falsos Mahatmas.
Por ejemplo, después que una persona receptiva llamada Oxley declarara que K.H.
le había “visitado dos veces ‘en forma astral’ y... que había tenido una
conversación con el Sr. Oxley”, el Mahatma tuvo que pedirle a su discípulo
Djual Kool que escribiera al Sr. Sinnett diciéndole lo siguiente: “A quien vio
el Sr. Oxley, y con quien conversó en el momento mencionado no era Koot Hoomi”
(Barker and Chin, 253).
En otra ocasión, había un
medium que afirmaba estar en contacto con personajes como Jesús, Juan Bautista,
Hermes y Elías. En una carta que escribió al Sr. Sinnett hablando de esta clase
de comunicación psíquica, K.H. escribió: “Misterio, dirá usted, misterio.
Ignorancia es la respuesta; la creación de aquello en lo que creemos y queremos
ver” (Barker and Chin, 109).
Debemos tener en cuenta que
ese “Mundo Psíquico de percepciones suprasensoriales y de visiones engañosas,
el mundo de Mediums... es el mundo de la Gran Ilusión ”
(Blavatsky, [1992], 75-76). En ese reino, diferentes entidades pueden asumir
cualquier forma según lo que hallan en la mente del vidente. Se necesitan
profundos poderes de clarividencia, un entreno largo y una madurez espiritual
fuerte para que dichas entidades no nos engañen, porque:
El más leve cumplimiento de
un deseo ahí [en el plano psíquico] toma cuerpo y forma. Esa forma de
pensamiento puede ser animada por un espíritu de la Naturaleza... y
entonces aparecer como un ángel de luz que nos cuenta exactamente lo que
queremos oír. CWL [i.e., Leadbeater] siempre nos avisó para que estuviéramos
alerta de cualquier visión o de cualquier voz que pudieran halagarnos. (Codd, [1988],
66). Para corroborarlo, Blavatsky cuenta un sugerente hecho histórico. En 1889,
escribe: Hace catorce años, antes de que
se fundara la
Sociedad Teosófica , todas las charlas [de mediums] trataban
de “Espíritus”... y a nadie se le ocurrió ni por casualidad hablar de
“Adeptos”, “Mahatmas” o “Maestros” vivientes... actualmente, todo esto ha
cambiado. Desafortunadamente, los teósofos fuimos los primeros en hablar sobre
estos temas... y ahora el nombre es de uso común... No hay casi ningún medium
que no haya afirmado haberlos visto. Cualquier Sociedad embaucadora y falaz hoy
en día asegura, con fines comerciales, que está guiada y dirigida por
“Maestros” que a menudo parecen estar mucho más elevados que los nuestros!
(Blavatsky [1987], 301-302).
(1) Nota del editor del
blog:
Hay mucha información en la red acerca de las locuras, pretensiones políticas, excesos de todo tipo y ridiculeces megalómanas de Guy Ballard y su esposa y la secta por ellos montada. Como botón de muestra, puede consultarse este enlace:
Es muy aconsejable investigar el contexto histórico y la biografía de las personas que están detrás de las fuentes que usamos como referentes en el camino espiritual. Tal indagación constituye, de hecho, una de las bases para el desarrollo del discernimiento. Este y el sentido común son dos de las grandes cualidades de las que hablan con profusión numerosos textos sagrados.Hay mucha información en la red acerca de las locuras, pretensiones políticas, excesos de todo tipo y ridiculeces megalómanas de Guy Ballard y su esposa y la secta por ellos montada. Como botón de muestra, puede consultarse este enlace:
La errónea y equívoca expresión "Maestros Ascendidos" se ha generalizado de la mano de la New Age, que, apartándose precisamente del discernimiento y el sentido común, ha tergiversado y falseado la auténtica entidad y el verdadero papel de los Mahatmas.
===========================================
Autor: Pablo D. Sender
Fuente: Revista Sophia, nº 268
===========================================
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.