Como derivación de las últimas entregas de Recordando lo que Es, cabe afirmar que en la Unicidad y Unidad de Dios
conviven dos dimensiones: una, subyacente e inmutable; y otra, superficial y
evolutiva. Y así puede resumirse o compendiar la Naturaleza de Dios y,
por tanto, por analogía y semejanza, de lo todo lo creado y del propio ser
humano:
DIOS
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DIMENSIÓN SUBYACENTE
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DIMENSIÓN SUPERFICIAL
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Inmanifestado
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Manifestado
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No-Nombre
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Todo lo nombrado y todo lo nombrable
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No-Ser (nada
existente)
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Ser
(Experiencia de Ser): Amor (Vida&Consciencia)
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Nada
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Todo (Espíritu
} Verbo/Alma)
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Vacío
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Vibración (Formas,
Fenómenos,…)
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Increado
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Engendrado } Creado
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Concentración
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Emanación y Expansión
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Omnipotencia (no desear ni necesitar nada)
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Inmanencia y Omnipresencia
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Transparencia
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Tao (Ordo Amoris)
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Inabarcabilidad
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Infinitud
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Instantaneidad
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Eternidad (momento
presente continuo, aquí- ahora)
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Reposo y Quietud
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Silencio y Movimiento
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Unicidad
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Diversidad en la Unidad
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Simplicidad
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Complejidad
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Inmutabilidad
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Evolución y mutabilidad (inestabilidad)
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Fluido (Distensión)
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Condensación (Tensión)
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Real (Lo que
No-Es, Es)
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Irreal (Lo
que es, no es)
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Realidad
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Sueño, “realidad”
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Aplicando a esta tabla lo que se ha venido
exponiendo, se puede decir que desde la columna de la izquierda (dimensión
subyacente) emana y se engendra, se crea, despliega y desenvuelve lo que
constituye la columna de la derecha (dimensión superficial), que, a su vez,
tiende consciencial y evolutivamente a “volver” hacia la izquierda, al
Principio Divino, al Hogar, al Padre/Madre que realmente nunca ha dejado de
ser, desplegándose ciclos de contracción y expansión situados más allá de lo
que la Humanidad
llama tiempo… Este es el Tao, el Orden Natural del Amor. Y es
Expansión-Absorción-Expansión. Y Todo es Dios: una columna y la otra, la
dimensión subyacente y la superficial; el proceso que desde la columna de la
izquierda (dimensión subyacente) genera la de la derecha (dimensión
superficial); el proceso por el que desde la de la derecha se tiende a
“regresar” a la de la izquierda; todo sin excepción ni exclusión, también el
propio Tao u Orden Natural. Y todo Acontece en la Instantaneidad ,
fuera del tiempo y el espacio. Y esto no es algo teórico o “teológico”, sino
que se trata -como bastantes seres humanos podemos atestiguar- de una
experiencia viva, íntima y Real. Una experiencia que se desarrolla en una vida
cotidiana que sentimos situada en la columna de la derecha (dimensión
superficial), pero que, teniendo siempre latente nuestro verdadero ser y
naturaleza esencial y divinal, se ve impulsada evolutiva y consciencialmente,
cada vez con más fuerza, a la de la izquierda (dimensión subyacente). Por ejemplo, muchos seres humanos perciben
hoy una inclinación creciente hacia el vaciamiento, desasimiento o desalojo
interior. Pues es señal de que, al empezar a sentir su verdadero ser, su
dimensión subyacente, percibe su Naturaleza como No-Nombre, No-Ser, Nada,
Vacío… Y, ante ello, de manera natural, emana del interior una potente y
creciente vocación y tensión hacia el vaciamiento, el desasimiento y el desalojo
interior. Y se pueden poner otros muchos ejemplos: la tendencia de bastantes
personas a desarrollar una Vida Sencilla (que se sitúa en la columna de la
derecha o dimensión superficial) es reflejo de la inclinación hacia la Simplicidad y la Transparencia (columna
de la izquierda o dimensión subyacente); la práctica cada vez más extendida del
Aquí y Ahora (derecha), de la
Instantaneidad (izquierda); la de la Libertad y ausencia de
miedos (derecha), de la
Omnipotencia (izquierda); la búsqueda de espacios de Silencio
(derecha), del Reposo (izquierda); la Meditación que cada vez más gente ejercita
(derecha), de la Quietud
(izquierda); etcétera. Y con todo ello, con este fluir consciencial desde la
dimensión superficial a la dimensión subyacente -que es lo que Pablo de Tarso
llama “imitar a Dios”-, el Amor que Somos se va liberando de todas las capas conscienciales que, en
nuestro proceso evolutivo, venían tapando su Presencia e interferían su
Frecuencia… Por esto, la afirmación completa de Pablo de Tarso es: “Háganse
imitadores de Dios y sigan andando en Amor” (Carta a los Efesios 5,1-2). Así hasta que la Frecuencia de Amor
llega a impregnar e impulsar la totalidad de las actitudes y acciones con las
que, de instante en instante, afrontamos los hechos, situaciones y
circunstancias de la vida diaria, desde los más grandes a los más pequeños.
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Una nueva entrega
de Recordando lo que
Es se publica en
este blog cada domingo.
Con esta entrada se cierra la serie Recordando lo que Es, comenzada hace ahora 81 semanas.
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