Cuando la tristeza invade el cuerpo y el alma,
hay que vivirla a fondo.
No se puede huir de ella
por querer estar bien.
Sentirla en silencio,
como una experiencia humana,
aunque sepamos que somos luz y amor
Nada humano nos puede asustar.
Tenemos derecho a sentir.
No somos ángeles.
Somos espíritus encarnados en cuerpo,
con mente y emociones;
y, a la vez, espíritus divinos.
Vivir es manejar, gestionar todo eso.
No finjamos ni con nosotros mismos.
Somos lo que somos y como somos.
No hay prisa por ser "mejores",
como nos apunta nuestra mente.
Ya somos, en nuestro ser profundo,
Amor y Paz.
La Vida nos traerá las experiencias que nos convienen
para llegar a SER.
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Autora: Concha Redondo (concharedondo@gmail.com)
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