Las vacaciones nos ofrecen una oportunidad especial para, además de
salir de la rutina y desconectar de nuestros hábitos inconscientes, volver a
conectar con nuestra lucidez interior a través de identificar aquello que nos
limita.
Lo más importante no nos suele esperar en el camino de ida; nos
espera en el camino de vuelta.
Este es el caso de un chico, creativo de profesión, que se había
independizado y había decorado su casa de forma que le transmitiera paz y a la
vez le inspirase para trabajar en ella.
Se sentía contento con su vida en general, pero llegó el momento de
las vacaciones y se fue a Berlín.
Allí, además de disfrutar de la ciudad, descubrió el placer de
recorrerla en bici. Aquella mezcla de paseo y cultura, le generó nuevas y
frescas ideas para implementarlas a su vida. Por suerte, cada vez que llegaba
al hotel, las anotaba.
A dos días de su regreso, comenzó a sentir una resistencia a
volver.
Lo que podría ser una resistencia común por estar descansando y en
un lugar inspirador, en su caso no lo era. Sentía una ansiedad concreta cada
vez que pensaba en regresar.
Reflexionó sobre su estilo de vida y no encontró una justificación
definida a aquella ansiedad.
Cuando regresó, durante el trayecto, fue observando cómo,
internamente, iban apareciendo en su interior aquellos aspectos de su vida que
podrían limitar las ideas nuevas que estaba deseando implementar.
Los anotó y cuando llegó a su casa se sorprendió por dos cosas: las
ideas del viaje se esfumaron y también había olvidado los puntos de tensión que
había observado en el trayecto de regreso. Por suerte, de nuevo, los había
anotado.
Tras dos noches despertándose por la mañana en una postura diagonal
en la cama y observar, además, que le costaba trabajar y conectar con su creatividad,
decidió contactar para estudiar su caso.
Aparentemente todo estaba en orden en la vivienda, pero al pasar
las varillas para detectar una posible geopatía, se localizó una que cruzaba en
diagonal la vivienda; desde su habitación hasta su despacho. Este era el motivo
por el que al despertar por las mañanas estaba en diagonal evitando aquella
geopatía y por el que le costaba conectar a nivel creativo ya que aquella
alteración, también cruzaba por debajo de su mesa de trabajo.
Su duda era por qué aquellos síntomas no los sentía antes de
viajar.
La respuesta era sencilla:
Había normalizado en su vida vivir con tensión. Por ello, había
sido capaz de dormir en un lugar tenso y de ser creativo pese a estar en un
lugar hostil para su actividad celular ya cuando se pasa tiempo sobre una
geopatía, el sistema inmune se pone en alerta y genera tensión interna.
Tras el viaje, haberse distanciado y soltar tensión, podía
identificar con mayor sutilidad aquello que le tensionaba.
Reparamos aquella geopatía y, además de dormir y trabajar mejor,
logró identificar los aspectos de su mundo interior que acumulaban tensión en
su día a día facilitando su gestión. Gracias a aquella toma de consciencia,
creó un nuevo y mejor estilo de vida.
Cada vez que te alejes de tu rutina, allí donde vayas, trata de
sentir si te liberas de alguna tensión y observa, en tu viaje de regreso, si
logras percibir el origen de la tensión. Recuerda anotarlo todo para, una vez
estés de nuevo en casa, repasarlo todo e ir dando pasos hacia uno de los mayores
logros: regresar a ti.
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Autor: Andrés Tarazona (andres@andrestarazona.com)
Todos los jueves, desde el 7 de noviembre de 2019, Andrés comparte en este blog una serie de publicaciones centradas en
el Diseño Sentido: interiorismo y diseño consciente de viviendas, comercios y
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