La entrada publicada ayer en el blog pone claramente de manifiesto los efectos, cada más evidentes y potentes, del cambio climático:
http://emiliocarrillobenito.blogspot.com/2021/07/explicacion-para-escepticos-tan-breve.html
Tales efectos son un exponente más –¡hay tantos!- del abismo por el
que una humanidad se precipita inevitablemente cuando da la espalda a la Vida y a lo transcendente y se aferra al egocentrismo y antropocentrismo materialistas.
Pero aunque la sociedad parezca ignorarlo, Dios no ha muerto. Es más,
la Esencia divina radica en la naturaleza íntima de cada ser humano. Y la Madre
Tierra nos lo recuerda constantemente desde una biodiversidad a la que se dedicó
la entrada del pasado viernes:
http://emiliocarrillobenito.blogspot.com/2021/07/vida-biodiversidad-salud-y-consciencia.html
Las fotos que siguen, recién tomadas en Canarias por mi buen amigo Luis Hipólito Hernández, muestran como cada amanecer
anuncia, con serenidad, belleza y contundencia, esa nueva humanidad que ya está
aquí y ahora latiendo en el corazón de tantos hombres y mujeres y brillando en
nuestras almas.
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