Buena parte del futuro de la humanidad se juega en ese batir al chuletón, en ese cuestionamiento de la macroindustria cárnica. No es que el chuletón de Sánchez sea emulable y superable, es que para comer todos, para ser respetuosos con el reino animal, será inexcusable intentarlo. El chuletón de Sánchez necesita gran cantidad de agua y extensión de pastos con los que se podría dar de comer a muchas bocas. Es, además, culinariamente de fácil superación. Habrían de ser sólo algunas comilonas más, la sostenibilidad alimentaria ya no da para tamañas bacanales.
Al chuletón de Sánchez se le acaban el fatuo fuego y las brasas, no tiene largo recorrido. Habrá de ir mermando hasta reducirse a la nada si un día queremos sentarnos todos en la gran mesa de la humanidad. Con todos los respetos, Sr. Sánchez: por su volumen y tamaño, por el sufrimiento animal que comporta, por su altísimo consumo de recursos naturales, por su contaminación..., su chuletón es un lujo no acorde con el presente y sus valores que poco a poco habremos de ir sacando de nuestros platos.
Nadie puede negar al ministro Garzón valentía en sus muy contestadas declaraciones sobre la necesidad de reducir el consumo de la carne. El debate público suscitado a partir de las mismas está resultando positivo, por más que hace ya mucho tiempo que se debía haber abordado desde instancias políticas. Las organizaciones ecologistas ya lo venían demandando y la polémica les ha brindado ahora la oportunidad de dar a conocer el básico credo de que esa reducción es fundamental para afrontar la emergencia climática y el reto demográfico. Han hecho además importante pedagogía sobre la necesidad de apostar por políticas públicas que favorezcan la ganadería extensiva y agroecológica en detrimento de la ganadería intensiva o industrial.
En esa línea "Greenpeace" alerta del aumento de la crianza industrial de ganado, cuya demanda resta campos para la alimentación humana. Por su parte "Ecologistas en Acción" revelan que la cría intensiva de reses comienza a acelerar la despoblación en varias zonas de España. Algunos medios de comunicación también se hacen eco del peligro de sumar más terreno a la ganadería. Ahondando en el detalle "El Público" señala que esta actividad "se come" más de dos tercios de la tierra de cultivo en Europa.
Las causas que recién afloran, que recién cosechan su porción de pioneros valedores tienen largo recorrido por delante, sin embargo no gozamos de todo el mañana para ir ganando corazones. La amenaza del clima supera lamentablemente a la de todos los virus reunidos. El chuletón de Sánchez nos da por lo tanto oportunidad a naturistas, vegetarianos, animalistas… de hacer progresar unos cabales postulados que quisiéramos más del conjunto de la ciudadanía. La propia OMS alerta ya de los riesgos para la salud que comporta la ingesta excesiva de carne. La dieta fundamentada en vegetales libera por lo demás a los animales de la explotación, el maltrato y la muerte. Pero también, tal como explica el Partido animalista, “hará más limpio el aire que respiras, más pura el agua que bebes”.
Afirman expertos como Fernando Valladares, director del grupo de Ecología y Cambio Global del CSIC, que con el cambio climático vendrán cosas igual de incómodas o más en cuanto a movilidad, vuelos… No se demonicen por lo tanto cada una de esas incomodidades que habremos de afrontar para cuidar de la Tierra, nuestra Madre compartida. Nuestra propia evolución humana, nuestro propio futuro demandan menguar las brasas del chuletón, señor presidente. No descarte que un día, ya no lejano, debamos apagarlas por entero.
Invitar a adherirnos a una dieta vegetariana poco tiene de radical y sin embargo mucho de salud, ética y corresponsabilidad planetaria.
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