El juego de la Vida.
Juntar, reconstruir, levantar la mirada, apuntar al cielo. Continuar andando.
Lloro, tristeza; sonrío, alegría; respiro, momentos. Siento y experimento. Me
asombro, desvelo que hay tras la sombra, mi sombra. Aprendo, revelo y comprendo.
Llega la Paz y un nuevo nivel se presenta. Me reinvento. Nuevas circunstancias
aparecen, otros actores, escenarios varios, recuerdos y cambios. Todo en
constante cambio. La Impermanencia. ¡Qué maravillosa oportunidad! Lo
Inmanifestado se manifiesta para dar otro giro al espiral. ¿Cuántos más
vendrán? Ahora, no me preocupo, pues al conocerme, me ocupo. Y disfruto.
Gracias Dios, Padre-Madre por la sabiduría que me es dada: el conocimiento del
poder que tengo al reconocerme hijo y heredero. Mis hermanos de a poco se
suman, cada uno a su tiempo y ritmo. El Momento, de a poco se aproxima, la
oportunidad tan esperada. No te distraigas con ruidos externos, las trampas y
las tentaciones. Los engaños de los falsos profetas. Lobos disfrazados de
corderos. Todo es perfecto, todo está en su lugar. Las “pruebas” se te irán
presentando, pruebas de gran valía pues ya nada se mantendrá oculto. Son las
llaves que deberás recoger para entrar en el Reino de los Cielos. La gran
noticia: no estás solo ni abandonado. Al lado de tus huellas van las mías y las
de muchos. Estás puliendo el diamante que eres, tan simple como necesario. La
Gran Revelación está cerca. Estás invitado al banquete. Toma mi mano, calma tus
miedos y caminaremos juntos sobre las aguas que nos llevarán de regreso a la
Dimensión de la Luz, la Dimensión del Padre. Ya es tiempo.
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Autor: Diego
Alcalde (alcalde.diego@hotmail.com)
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